De Múnich a Ben Johnson, tragedias y escándalos que marcaron los Juegos
Johnson, ganador de los 100 m de Seúl en 9.79, que era récord del mundo, fue descalificado por dopaje (anabolizantes) y el estadounidense Carl Lewis heredó la medalla de oro, completando su colección con una victoria en salto en largo.
En Múnich, el grupo palestino Septiembre Negro entró en la Villa Olímpica asesinando a dos deportistas israelíes y tomando a nueve como rehenes. Pero al día siguiente, la policía alemana intentó atrapar a los terroristas y murieron los otros rehenes israelíes, además cinco terroristas, un agente y uno de los pilotos de los helicópteros preparados para la huida de los palestinos.
Después, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el estadounidense Avery Brundage declaró: “the Games must go on” (Los Juegos deben continuar), una frase que se ha hecho célebre.
El irlandés Lord Killanin, el siguiente presidente del COI, tuvo que hacer frente al boicot de los países africanos a los Juegos de Montreal-76 debido a una gira de la selección neozelandesa de rugby en la Sudáfrica del apartheid y el de Estados Unidos a los de Moscú-80 como consecuencia de la invasión soviética a Afganistán.
Pero si la historia olímpica no puede estar orgullosa de esas páginas, tampoco lo puede estar de uno de sus primeros Juegos, los de París en 1900. Sólo cuatro años después de los primeros Juegos de la era moderna (Atenas-1896), París casi mató el evento deportivo con una desastrosa organización, que tuvo su peor exponente en el atletismo y la natación.
Los nadadores tuvieron que competir en el río Sena y la prueba de espalda fue probablemente la más peligrosa ya que los deportistas tuvieron que competir nadando debajo o al lado de embarcaciones, debido a que sus propietarios se negaron a detener sus negocios mientras se desarrollaban los Juegos.
Los atletas, por su parte, tuvieron que competir en ocasiones en caminos embarrados, mientras que los lanzadores de disco o martillo vieron como sus instrumentos desaparecían entre los árboles, sin poder encontrarlos o recuperarlos. Entre los deportistas que flirtearon con el desastre destacan un nadador paquistaní y un maratoniano italiano.
El paquistaní, que participaba en los Juegos de Londres de 1948 en la prueba de 100 metros espalda, tras quitarse la ropa, descubrió que había olvidado ponerse el traje de baño y que no llevaba nada debajo. Tratando de salvar su honor, se lanzó rápidamente al agua para tapar sus vergüenzas y fue descalificado, pese a que en su prueba los nadadores debían comenzar desde el agua.
Por su parte, al italiano Dorando Pietri se le rompió el corazón gracias a unos poco inteligentes jueces ingleses en los Juegos de Londres de 1908. Después de haber liderado el maratón durante casi todo el recorrido, se cayó debido al cansancio a apenas 100 metros de la llegada y fue ayudado a ponerse de pie por los jueces para al final poder cruzar la meta. Sin embargo, los mismos jueces ingleses le tuvieron que descalificar tras una protesta por parte del corredor que había quedado segundo.
El último gran escándalo ocurrió en Atenas-2004, cuando los velocistas griegos Kostas Kenteris y Ekaterini Thanou fueron acusados de haber mentido al alegar haber sufrido un accidente de moto para justificar su ausencia en un control antidopaje en vísperas del inicio de los Juegos. Su exclusión de los Juegos y su rocambolesca historia provocaron un enorme escándalo, seguido por una larga pelea ante las instancias deportivas.
Ambos terminaron confesando que habían evitado tres controles sin previo aviso y la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) los suspendió durante dos años, en una sanción que finalizó en diciembre de 2006. Por último, la atleta estadounidense Marion Jones fue desposeída en 2008 de sus tres medallas de oro y dos de bronce de Sydney-2000, tras admitir que se dopó durante los Juegos, y actualmente cumple una sentencia de seis meses de prisión por perjurio sobre su uso de esteroides.
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