El escultor del monumento a Del Potro y los detalles de la obra homenaje
Cuando Juan Martín del Potro ganó el Abierto de Estados Unidos en septiembre de 2009, la ciudad lo recibió como lo que era, un héroe. En esa oportunidad, se acercó a la redacción de Tandil un escultor que traía una idea magnífica. Y eso lo reflejaba El Eco de Tandil: “El escultor local Alejo Azcue, cuya última creación conocida masivamente a nivel local fue el busto del doctor Debilio Blanco Villegas con motivo de la inauguración del Hospital de Niños, nos sorprende en esta oportunidad con la realización de una obra mucho más audaz y arriesgada que es un homenaje en vida – de seis metros de alto- a Juan Martín del Potro, la torre de Tandil”.
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Alejo nos contaba entonces que había decidido hacer la obra porque ´el pibe se lo merece y si bien es joven, es un ejemplo de valores para chicos y grandes´”.
-Puede haber quien diga que es demasiado joven como para tener esa escultura.
-Cuando Miguel Angel hizo El David, esculpió la figura de un joven, ¿qué sentido tiene esperar que Juan Martín tenga más años? El fue el encargado de que la ciudad se conociera a través del tenis, además tiene tantos valores, no se le han subido los humos a la cabeza. Es un ejemplo. Fue todo eso lo que me decidió a comenzar este trabajo.
-¿Lo conoce personalmente?
-No, obviamente para trabajar en este proyecto estoy lleno de fotos, no tuve la posibilidad de estar con él.
-Más allá del héroe joven y sus valores ¿qué otras cuestiones pretende resaltar al hacer la escultura?
-Ni más ni menos que la figura de un héroe vivo, no tengo otras pretensiones.
El día que le dieron la espalda
No ahora, sino en aquel primer intento Alejo contaba con la ayuda de dos empresas de Tandil a nivel económico y para trabajar la talla que luego se fundiría dando lugar a la escultura. Le habían dado la derecha; sin embargo, por motivos que el escultor llama “avatares económicos”, se quedó solo. Y el proyecto que había tomado estado público y en el que él se había embanderado, dando su palabra y su arte, de un día para el otro se truncó. Y, como señalábamos, se quedó solo. El y la palabra que había dado. Y como es un cultor del perfil bajo, tal vez –es una conjetura- no quiso contar la otra ¿la verdadera? historia de esas empresas que, de un día para el otro le dieron la espalda.
Sí, le refiere a La Vidriera las noches sin dormir, la angustia y desazón y la falta de respuesta cuando le preguntaban por la estatua del héroe joven. Pero después de tantos años –de alguna manera también tiene que ver
mucho con el que haya “regresado” Juan Martín- Alejo retoma la idea: “Ahora estoy trabajando con otro concepto. En esta oportunidad lo haremos en bronce y de casi seis metros y pesará seis mil kilos. Ya tengo todo resuelto, hay diez personas que no son de Tandil, entre arquitectos e ingenieros, que me dieron su total apoyo. Yo, cero pesos. No quiero nada. De Tandil a Tandil… hace un tiempo me iba a vivir a Italia –dice como si le pesara lo que cuenta.
-¿Por qué?
-Estaba cansado, un día una cosa y después otra…
-¿Está hablando del país?
-Sí. Y yo ya cumplí los sesenta, lucidez y salud espero tener hasta los ochenta y después seré un viejo decrépito y e enviarán a un geriátrico. Seguro en Italia habrá mejores que acá. Mi mujer se iba conmigo… pero decidí quedarme un tiempo más.
-¿Qué iba a hacer en Italia antes de que lo enviaran al geriátrico?
-Lo mismo que acá: escultura y pintura. Yo laburé para el Vaticano, restauré obras y es lo que hago habitualmente.
“No lo hago por resentimiento”
-El Club Independiente dijo que le haría un monumento. Debo confesar que pensé que había retomado su proyecto y lo concretaría a través de esa institución. Pero no fue así.
-¿Lo convocaron en algún momento?
-No. Pero quiero dejar en claro algo que para mí es importante: Cuando me quedé solo no tenía medios espaciales para hacer una escultura de seis metros. A mí me rompieron la muñeca. Lo que le pasó a Juan Martín me pasó a mí, porque yo iba por nada, no quería un mango sino un David como lo es Juan que nos representa en todo el mundo…
-No me puede decir que no se sintió tocado cuando los directivos del club Independiente lo ignoraron…
-Más allá de eso, tengo una mirada muy zen del mundo, de la ciudad y la vida. A veces me preguntó qué hice mal yo para que las cosas no se den como corresponde. No me resiento. En ese momento pensé y lo puse en internet: “Si el Club Independiente le quiere hacer un monumento a Juan, que lo haga con dignidad, resaltando los valores que tiene como ser humano. Yo, por mi cuenta y con la gente que me apoya lo voy a hacer en otro lado”. No es competencia de
uno contra otro. Yo estoy asesorado por ingenieros, arquitectos, tengo estudios de anatomía artística. Lo mío es bastante ostentoso desde el punto de vista de la idea. Y le cuento algo, mamá falleció hace cuatro años y antes de morir me dijo que lo hiciera, que ella me ayudaría desde donde estuviera. Eso me quedó grabado en el alma. Además Angélica, mi mujer, y mis amigos me apoyaron en todo momento.
El monumento
“Es una raqueta gigante -cuenta el escultor- el tamiz donde está el encordado, el corazón y el mango en total miden quince metros de largo. Lo que es el tamiz o entramado es un espejo de agua. En el medio -para esa medida- una pelotita de tenis mide un metro treinta de diámetro que será un globo terráqueo tallado en mármol que se va a
mover con presión hidráulica.
En el corazón de la raqueta va la figura de Juan Martín que va a medir prácticamente seis metros y en bronce. Será fundido en otro lugar, no en Tandil. Toda la vuelta de la raqueta es un paseo para que la gente pueda verlo desde diferentes ángulos.
Contra el globo terráqueo hay muchos planos a 45 grados donde van a estar los mejores partidos, se harán en bronce en
bajo relieve y después quedarán algunos lugares vacíos por los partidos que vendrán. Esos planos a 45 grados en la senda peatonal van a tirar chorros de agua contra el globo terráqueo y contarán con luces. La pose de Juan Martín será cuando saluda a su hermanita en el cielo y en la punta de los dedos habrá una mariposa. Además se hará un bajo relieve para que el no vidente pueda percibir el monumento y la historia de Juan Martín escrita en Braille. Otro dato
es que habrá una cápsula del tiempo para que la gente le escriba y se sellará. Para que cuando él tenga ochenta años las pueda leer. El o sus hijos.
-¿Dónde va a estar emplazado?
-Hay varios lugares que son privados pero estará abierto al público para que se lo puede visitar sin tener que pagar un peso. Por supuesto habrá que tener un cuidador porque pueden destruir en un momento el trabajo de seis años.
-¿Cuánto le lleva la obra terminada?
-En tres meses, pero lo que lleva más tiempo es la fundición.
-¿Los papás saben de su idea?
-El papá está al tanto de mi laburo y es un hombre excelente.
-Usted siempre ha cultivado un perfil bajo… no sale mucho a los medios.
-Es que para hacer algo hay que estar concentrado hay que meterse, sino se da como en los políticos que pasan más tiempo en los canales de televisión que trabajando en el Congreso. Se da una especie de vedetismo que no tengo, aunque observo mucho a la gente.
-¿Se imagina el monumento terminado?
-Sí. Cuando lo vea diré: cumplí
* Escrito por Ana Pérez Porcio en La Vidriera
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