El Mumbat este año sorprendió con muestras disímiles, reflexivas, atrayentes e inquietantes
Cuando apuntamos a estos sentimientos nos referimos a la sensación que produjeron algunas de las exhibiciones, como lo fue “La búsqueda de Clara Anahí” la nieta desaparecida de Isabel “Chicha” Mariani. Si bien esta muestra itinerante, surgida al tiempo de la desaparición, aún tiene como objetivo principal en quienes la crearon la búsqueda de una niña desparecida durante el proceso militar ocurrido en nuestro país, simultáneamente ampliaron la mirada crítica en torno al hecho y los distintos caminos que en particular esta muestra generó a partir de su permanencia y puesta estética. Muchas escuelas se dieron cita. Los niños conocieron parte de nuestra historia y reflexionaron por medio de la creación de mensajes que quedaron en sala. Compartiendo la experiencia de las visitas guiadas vislumbraron detalles de la vida de los padres de Clara Anahí, de su grupo de amigos y su familia, de la imprenta clandestina, los objetos personales, entre otras cosas, que los acercó y trasladó a aquella realidad diferente, construyendo memoria.
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Creaciones y expresiones
Transmitir ideas, búsquedas, compromiso, pasión fue un común denominador de los artistas que pasaron por el Mumbat. Trabajando por fuera de la ortodoxia del arte moderno al no seguir el mandato de la pureza del medio que define a la pintura, Silvio Fischbein logró atrapar al público con una instalación de objetos intervenidos que nos dispuso a la reflexión e interpretación. “Multitudes” exhibió al objeto real mostrando que el color puede ser intensamente expresivo prescindiendo por completo del acrílico, óleo, acuarela o cualquiera de las técnicas definidas por la tradición. Nos sorprendió su capacidad de creación cuando vimos en el piso del auditorio del Mumbat una alfombra multicolor hecha con diminutos bebés de cotillón. Y no sólo eso, los pequeños bebés de plástico dialogaron con hachas, cuchillos, y con escobas que barrieron vidrios estallados. Una instalación que ocupó muchas de las salas en donde pudimos observar un intercambio continúo entre obra-espectador. Relacionado a esta idea, el autor de “Yo, Matías”, Sendra, expresó que su historieta no habla sobre situaciones sino sobre emociones. Habla sobre la felicidad, el amor, el odio, la envidia, la bajeza. La muestra “Matías en las sierras” llegó al público de una manera muy particular: a través del humor el autor consiguió tratar temas como la sexualidad, la droga, la homosexualidad, como tantos otros que tienen que ver con el presente.
El despliegue de la muestra implicó más de cien dibujos originales de Fernando Sendra, objetos, instalaciones, videos y gigantografías.Los niños que en la mayoría de los casos la visitaron con sus familias o docentes fueron los privilegiados en una puesta de instalación a su escala, con la corporización en tridimensión de los personajes de las tiras y los contextos de la casa de “Yo Matías”. El mensaje implícito nos conduce a tomar la vida con humor, a naturalizar temas referidos a la actualidad, y como lo dibujó Sendra en una historieta: tengamos decidido ser chicos cuando seamos grandes.
Las diferencias…
Podemos decir que las muestras que llegaron este año al Mumbat fueron diferentes entre sí, dejándonos cada una de ellas nuevas interpretaciones, anécdotas, herramientas para imaginar y crear, así como recuerdos inolvidables.
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