El ruralista declaró y ratificó a la policía lo sufrido en el atraco en su campo
Desde hace un tiempo a esta parte la localidad de Gardey ha sido elegida por los delincuentes para perpetrar distintos y resonantes hechos, que obligan a sus habitantes a pedir una mayor protección policial, que hasta el momento no se vislumbra.
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Haciendo un repaso de los casos que preocuparon y preocupan hay que mencionar lo sufrido el año pasado por Silvia Pose, Pamela Pose y María Luisa Martínez, cuando recibieron la visita de tres delincuentes, quienes golpearon a las mujeres mientras le exigían la entrega de 100 mil pesos, fracturándole la mandíbula a una de ellas.
Luego fue la familia Ruiz la que tuvo la desagradable presencia de malvivientes los que se quedaron con alhajas y dinero, que tenían en su campo denominado “El Principio”, ubicado en el camino que une Gardey con María Ignacia.
Más tarde ocurrió otro atraco en el domicilio de la familia Giménez en pleno corazón del pueblo, a escasos metros de la plaza principal. A plena luz del día Leticia Alvarez abrió la puerta de su hogar creyendo que le traían repuestos para su marido, que es productor agropecuario, y terminó siendo un robo donde la víctima recibió golpes y quedó atada de pies y manos dentro del baño de la casa.
Todo lo acontecido en pocos meses generó que el pueblo exija a las autoridades una mayor presencia de policías, en contraposición con el único hombre que hay en el puesto de vigilancia. El reclamo llegó hasta el Municipio, pero las soluciones aún no se han encontrado.
Odisea
El Eco de Tandil se trasladó hasta el campo denominado “La Victoria” donde ocurrió el violento nuevo robo. Eduardo Loureiro (55) junto a su hermana Susana (58) fueron las víctimas en esta ocasión.
Según lo recabado y ratificado ante la policía, eran tres delincuentes con sus caras cubiertas los que estaban esperando entre el maizal al productor agropecuario. Al llegar fue amenazado por estos sujetos quienes lo apuntaron con armas.
Acto seguido se dirigieron hasta el casco de la estancia, donde solo se encontraba la hermana, donde se alzaron con dinero en pesos, monto que no fue precisado, dos cuchillos de plata antiguos, los celulares y una camioneta Ford F 100 en la que escaparon.
Según se detalla en la investigación todo duró como más de una hora, lapso en el que el trato no fue bueno, siendo golpeados los hermanos y torturados con agua caliente.
En lo expresado se indica que los malvivientes estaban armados, dos con revólver y uno con una especie de escopeta. Tenían sus rostros cubiertos y cuando llegó Loureiro a su campo no divisó ningún tipo de vehículo sobre la ruta.
Reclamo
Nuevamente la localidad de Gardey volverá a pedir por mayor seguridad, teniendo en cuenta lo acontecido el fin de semana. Este Diario recorrió las calles del pueblo y pudo entablar diálogo con algunos vecinos.
Esther expresó que “nadie nos controla, y así como le pasó a Loureiro le puede pasar a cualquiera. Desde hace un tiempo, vienen roban, se van y la seguridad que pedimos no aparece”.
Mario, que estaba disfrutando de la tarde bajo las plantas cerca de la vieja estación de tren, aseveró “el pueblo está creciendo y nos están vigilando. Saben que la seguridad acá es escasa, es lo primero que descubren los chorros. El problema estará cuando alguien maté a un ladrón o se produzca al revés. Ahí el Intendente, que cada vez que vamos nos recibe, se dará cuenta de lo que le decimos cuando se piden más policías. Con lo que hay no alcanza”.
Lo publicado es una muestra del pensamiento de los vecinos de Gardey, a quienes les preocupan los hechos violentos que se han registrado desde la mitad del año pasado a la actualidad. El mayor deseo es que el puesto de vigilancia se transforme en un destacamento, o que se patrulle mucho más y no solo una vez de consumado algún violento robo.
Sin avances
Respecto al último grave suceso, aún no hay avances en la investigación como para dar con los tres autores de este violento robo, en donde para que le dieran el dinero que pedían torturaron a las víctimas hasta lograr el objetivo.
El hecho está caratulado como “robo calificado y privación ilegítima de la libertad”, con la intervención de la UFI 16 a cargo del doctor Marcos Egusquiza. Mientras el productor agropecuario espera que encuentren a los responsables, el pueblo aguarda con ansias contar con mayor seguridad.
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