En la semana mundial del Parto Respetado, el pedido hizo referencia a menos intervenciones y más cuidados
“¿Qué es para ustedes un parto respetado?”, preguntó quien lidera un grupo de preparto a las asistentes y las respuestas no estuvieron alejadas del significado real. “Hacer lo que la madre quiera”, “dejar que las cosas sigan su curso natural”, “no dejarse presionar por los médicos u otros profesionales”.
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Con el objetivo de que el nacimiento vuelva a ser considerado un proceso natural en el que la madre y el bebé sean los verdaderos protagonistas, desde el 14 hasta hoy inclusive, como ocurre desde 2004, se celebró la Semana Mundial del Parto Respetado. El lema elegido para este año es “Menos intervenciones, más cuidados”.
En estos tiempos la violencia obstétrica puede ser denunciada, como otros aspectos que considere la parturienta, ya que está amparada por las leyes 25.929 de “parto respetado” y 26.485 de “protección integral a las mujeres”.
Las licenciadas en Obstetricia Lucrecia Irastorza (M.P20148) y Celina Domínguez Florit (M.P20140) se juntaron para acompañar a las mujeres que transitan el embarazo, despejar sus dudas y hacer que su camino por esta etapa sea mas simple, disfrutable y alcanzar un alumbramiento humanizado. En los encuentros semanales que llevan con distinguible pasión, atraviesan todos los temas y etapas por las que va a pasar la mamá que concurre a esos cursos de pre-parto. La importancia de la fecha que celebra un parto respetado no resultó un asunto menor.
En la cita de esta última semana iniciaron su rutina de manera habitual, a las 20. Cada una de las 14 participantes del grupo contó sus novedades, actualizaron sobre la visita al médico y la fecha de embarazo que atraviesa. Un rato después Celina daba lugar a la conmemoración que pretende concientizar sobre distintos aspectos del momento del parto y del nacimiento.
Ante la pregunta de la coordinadora sobre cual es la concepción de cada una acerca del parto humanizado, las reflexiones estuvieron bien orientadas según la profesional. “Hacer lo que la madre quiera”, “dejar que las cosas sigan su curso natural”, “no dejarse presionar por los médicos u otros profesionales”, fueron algunos de los conceptos a los que la partera asintió. Agregó que para que cada mamá sepa lo que verdaderamente quiere y esa decisión sea respetada necesita estar informada. Escuchar a cerca de como quiere parir o tener a su hijo, ya sea por parto o por cesárea, sin olvidarse de elegir cuidando a su bebé.
La función de Celina y Lucrecia en esta ocasión estuvo avocada a brindar herramientas para que la mujer sea protagonista del trabajo de parto, ya sea en su casa o en el establecimiento médico; decida sobre el nacimiento de su hijo, eligiendo desde las posturas hasta quien la va a acompañar en el especial momento. Para eso hicieron circular un documento con los derechos, tanto de la madre como del bebé, que las asistentes leyeron en voz alta.
Lo que la mamá puede exigir
La parturienta tiene derecho a un parto que respete los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados. Como a ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pueden tener lugar durante el parto y posparto y participar activamente en las decisiones que acerca de las distintas alternativas, si es que existen. En este sentido, la futura mamá podrá elegir el lugar y la forma en la que va a transitar su trabajo de parto (deambulación, posición, analgesia o medicamentos, acompañamiento) y la vía de nacimiento. El equipo de salud y la institución deberán respetar tal decisión, en tanto no comprometa la salud de madre e hijo.
Asimismo tiene el derecho a ser considerada como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto, y a contar con información sobre la evolución de su alumbramiento, el estado de su hijo y, en general, a que se le haga partícipe de las diferentes actuaciones de los profesionales.
Además puede estar acompañada por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y posparto, cualquiera sea la vía de parto, ya sea vaginal o cesárea. Cabe destacar que esta última opción es una modalidad que siempre fue mas reacia a permitir el acompañamiento, sin embargo está comenzando a darse de a poco en algunas de las instituciones locales.
La ley también ampara a la mamá a tener a su lado a su hijo durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales. Teniendo en cuenta la importancia del contacto piel con piel entre la mamá y el recién nacido, y con el objetivo de favorecer el vínculo precoz, el equipo de salud deberá fomentar desde el momento mismo del nacimiento, e independientemente de la vía del parto, el contacto del bebé con su madre y familiares directos y/o acompañantes que ella disponga.
Tiene incluso el derecho a ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y recibir apoyo para amamantar, así como asesoramiento e información sobre los cuidados de sí misma y del niño o niña. En el mismo sentido tiene que ser enterada sobre los efectos adversos del tabaco, el alcohol y las drogas sobre el hijo y ella misma.
Los derechos del recién nacido
La ley dispone principalmente que sea tratado en forma respetuosa y digna; a la vez a que a su inequívoca identificación e internación conjunta con su madre en sala.
Otro de los derechos apunta a que sus padres reciban adecuado asesoramiento e información sobre los cuidados para su crecimiento y desarrollo, así como de su plan de vacunación.
En el caso de bebés prematuros o nacidos en otras situaciones de riesgo, el padre y la madre pueden exigir recibir información comprensible, suficiente y continuada, en un ambiente adecuado, sobre el proceso o evolución de la salud de su hijo o hija, incluyendo diagnóstico, pronóstico y tratamiento.
Además cuentan con el derecho a tener acceso continuado a su hijo o hija mientras la situación clínica lo permita, así como a participar en su atención y en la toma de decisiones relacionadas con su asistencia. También a un consentimiento informado sobre cualquier práctica médica que se le realice al niño o niña, a la vez que se facilite la lactancia materna de la persona recién nacida y a recibir asesoramiento e información sobre los cuidados especiales del niño o niña.
Crecen en Provincia las denuncias
por violencia obstétrica
Malos tratos, insultos y falta de información, que se agravan en el caso de las mujeres encarceladas, son los rasgos característicos de la violencia obstétrica sufrida por miles de mujeres en la Provincia de Buenos Aires, una problemática que queda en evidencia con las denuncias que recibe la Defensoría del Pueblo bonaerense, pero que por el momento no se tradujo en sanciones ni en políticas de fondo para frenar esta situación.
En el marco de la Semana del Parto Respetado, el organismo que conduce Guido Lorenzino informó que durante 2017 recibió 112 denuncias vinculadas a la vulneración de derechos durante el embarazo y el parto; el 54 % de estas presentaciones corresponde a hechos ocurridos en hospitales públicos, mientras que el 46 % refiere al sector privado.
De acuerdo al documento, los casos más frecuentes que se denunciaron fueron la falta de información a las mujeres embarazadas; maltrato verbal y psicológico; prácticas médicas invasivas y la imposibilidad de estar acompañadas durante el parto.
La violencia obstétrica es una modalidad de violencia contra las mujeres. Según las leyes 25.929 de “parto respetado” y 26.485 de “protección integral a las mujeres”, es aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres y sucede durante el embarazo, el parto o el puerperio.
Si bien existe una ley nacional, la provincia de Buenos Aires no cuenta con legislación propia que adhiera a esa norma. Uno de los pedidos que se viene realizando desde el Organismo es, justamente, la adhesión y reglamentación de la ley, con la participación de distintos sectores tales como colegios de profesionales de la salud, ámbitos universitarios de formación, obras sociales, ONGs y la propia Defensoría.
“La violencia obstétrica aún no se considera un delito. Hay mala praxis porque ese daño si está contemplado, pero por ejemplo, una cesárea innecesaria es algo que se avala a pesar de las consecuencia múltiples que tiene”, explicaron desde la Defensoría.
A propósito de esto, advirtieron sobre la necesidad de que el ministerio de Salud de la Provincia defina un procedimiento administrativo para garantizar el cumplimiento de los derechos de la ley de parto respetado y que permita sancionar a los profesionales y efectores de salud de hospitales públicos y privados que los vulneran.
Ante este vacío institucional, la Defensoría se constituyó como organismo que recibe denuncias por violencia obstétrica. Para ello se implementó un protocolo de recepción de casos, con el fin de atender y acompañar a las víctimas y realizar el seguimiento de las quejas.
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