Inés Alessi lleva sus saltos y su ilusión a Chile
La joven tandilense viajó a Santiago para representar a la Argentina en el Americas Jumping Championship
Inés Alessi ya está en Santiago de Chile, donde durante esta semana representará a la Argentina en el certamen internacional de equitación denominado Americas Jumping Championship. La joven amazona tandilense, de 14 años, competirá con los mejores representantes del continente en la categoría Children.
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“El lunes (por hoy) se hace una prueba con los caballos con los veterinarios, después hay un entrenamiento y el martes arranca la competencia, que termina el domingo. Voy a competir en la prueba de 1,20 metros, junto con otros nueve chicos de mi categoría que representan a Argentina. Hay jinetes de Córdoba, San Juan, Buenos Aires, Concordia y un chico de Juárez, con los que nos llevamos muy bien porque nos vemos en todos los concursos”, cuenta Inés, que cursa el segundo año de secundaria en el Colegio Sagrada Familia.
Más allá de haber pasado buena parte de su tiempo en el campo, la pasión de Inés por los caballos y la equitación comenzó a los 5 años. Cada vez que su madre la llevaba al jardín, su mirada al costado de la ruta no podía apartarse de La Paloma, el campo de Equinoterapia y Equitación. Y allí comenzó a montar, luego mudó sus prácticas a La Soñada, y hace dos años, buscando un perfil más competitivo, se trasladó a Olavarría, al Campo Hípico Las Sierras.
“Entreno en Olavarría cuatro veces por semana. Viajamos junto a María Sarasola, y para hacerlo menos pesado para nuestros padres nos dividimos el traslado de acuerdo a los días. Salgo del colegio y me voy para allá los lunes, martes y viernes, y también voy los sábados”.
A pesar de su corta edad, Inés ya tiene experiencia en competencias nacionales. Participó de torneos en Buenos Aires, Córdoba, Rosario, y el año último, se consagró campeona en el Federal de San Juan, en 1,10 metros. “Me gusta subirme al caballo y relajarme. Me olvido de todo. Pero también es cierto que es un deporte que necesita concentración porque tiene sus peligros. El miedo a montar lo perdí de chica, en el campo, pero no puedo negar que algunas veces, en las competencias una se asusta un poco. Me he pegado algunos golpes, pero nada grave, apenas una fractura en la mano y al poco tiempo ya me rompía el yeso para poder agarrar las riendas. Los caballos son altos, fuertes, y la dificultad de los recorridos es cada vez mayor. Cuando empecé a ir a Olavarría saltaba 80cm, y ya estoy en 1,20m, que es la máxima altura para mi categoría. Y ahora de vez en cuando nos habilitan para probar en 1,30m”, cuenta.
“Hay diferentes tipos obstáculos en las pruebas. A veces son verticales, a veces paralelas. Hay líneas en las que hay que acortar o hacer determinados galopes, hay corrales cortos y largos. Y la forma en que se hacen los recorridos también varían, porque algunos se hacen corriendo desde el inicio hasta el final, y otros es mitad del circuito rápido y el resto todo lento. Por lo general, los últimos días de la competencia se hace una primera competencia, en la que se trata de hacer un recorrido limpio, sin faltas, y después se pasa a la segunda ronda donde se eligen determinadas vallas del recorrido y hay que hacerlos en el menor tiempo posible. Los recorridos por lo general son de alrededor de un minuto, aunque depende del número de obstáculos”.
Inés también habla de sus caballos, su debilidad: “El año pasado fui al Sudamericano con un caballo que se llama Black Louse, y esta vez voy a competir con una yegua, Chout du Nouit, que es un amor, nos llevamos muy bien.
Durante la semana lo cuida “Tato” en Olavarría, y ahora viajó con el caballo a Chile una semana antes”.
“Me gustaría estar en los Juegos Olímpicos de la Juventud, o poder saltar las pruebas grandes, que son de 1,60 y llegar a ganar algún gran premio”, proyecta Inés, que hace muchos sacrificios para poder cumplir con sus prácticas. Sale del colegio y se sube al auto para hacer los 130 kilómetros hasta Olavarría, mientras estudia o almuerza algo a las apuradas, y vuelve cerca de las 6 de la tarde, para estudiar “Me va bien en la escuela, nunca me llevé ninguna materia. Pero lo peor es no poder ver a mis amigos”, asegura.