La Escuela 56 se inunda cada vez que llueve y su comunidad exige respuestas
Luego de tanto tiempo de esperar la ansiada obra del techo nuevo que impediría que el agua ingresara dentro de la Escuela 56 -situada en Movediza y Lavalle- la comunidad educativa se encontró con que llueve más que antes y ayer debieron suspender las clases.
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Además, los chicos no retornarán a la institución por el momento ya que las paredes, piso y techo están húmedos y las aulas llenas de agua. A su vez, temen por la seguridad de los alumnos y el personal porque salta el disyuntor. La comunidad educativa hizo pública la situación para exigir respuestas al Consejo Escolar.
Carmen Ruiz, la directora de la institución, explicó que hacía mucho tiempo que tenían el problema de que ingresaba agua a la escuela cuando llovía y a raíz de eso venían solicitando la reparación del techo hasta que finalmente lograron que se destinara dinero del Fondo de Financiamiento Educativo para la obra, lo cual fue recibido con mucha alegría e ilusión por la comunidad.
Pero la alegría duró poco, porque la obra ya se finalizó, se hizo todo el techo nuevo y las aulas se llueven más que antes.
La directora contó que ayer se presentó el zinguero que trabajó para la empresa y les dijo que “lo que se llovía eran las babetas que habían colocado, que hay que sellarlas, y desde Consejo Escolar me informan que cuando mejore el tiempo van a sellarlas”.
Un peligro
Ruiz cuestionó el hecho de que la obra supuestamente ya estaba concluida o “por lo menos la primera parte, porque era una obra importante en la que había que reparar después los cielorrasos arruinados por el agua, había muchas cosas que hacer, pero me hablaron de una obra global y terminamos con el techo nuevo que aún que se llueve”.
“Ya por nota se había informado al Consejo Escolar que ante la primera lluvia, que no había sido tan fuerte, después de que pusieron el techo nuevo, se había llovido en sectores, pero no tanto como esta última lluvia”, manifestó.
En consecuencia, ayer debieron suspender las clases y admitió que “estamos analizando si vamos a continuar con la suspensión porque hoy (por ayer) saltó el disyuntor, fue el que cortó la corriente al momento de mayor lluvia caída. Es un peligro realmente, ha habido alguna fuga eléctrica que hizo que el disyuntor se cortara, gracias a Dios. Eso es lo que más nos detiene, porque las paredes siguen húmedas, el techo también, es un problema”.
Sin respuestas
“Con el Consejo Escolar hemos tenido desde reuniones al inicio de las obras, hasta comunicaciones vía telefónica con los consejeros, con el que más he hablado es con Cristian Cisneros, que uno ve su buena disposición, pero al momento sólo me atendió vía telefónica porque me dijo que estaba en otras obras que también habían tenido problemas”, lamentó.
Asimismo, criticó que “le dicen al proveedor que venga y hable con nosotros y la verdad es que ya ni me atiende el teléfono, ninguno de los dos proveedores de Consejo Escolar, que no sé si son de Consejo Escolar o del Municipio, porque la obra en sí es con fondo de coparticipación educativa del Municipio”.
Dinero del Fondo de Financiamiento Educativo también fue destinado para la obra del piso del SUM pero si bien ambas obras se iniciaron durante el receso escolar, todavía no han sido colocadas las baldosas en el piso, por lo cual los chicos no pueden utilizar el salón de usos múltiples.
“Durante las semanas de receso de invierno trabajaron dentro de la escuela, y posteriormente trabajaron los albañiles con los alumnos adentro, la obra del piso se volvió a parar desde hace casi tres semanas”, indicó.
“No hay buena voluntad”
Pero consideró que “no hay tampoco buena voluntad porque por ejemplo el señor José Avalos, que es el responsable de la obra del piso, ya no responde mis llamados. Le avisé al consejero escolar Díaz Cisneros y me dijo que es una cuestión del Municipio, pero yo me debo remitir a infraestructura de Consejo Escolar, porque nosotros dependemos de ellos, más allá de que la obra la financia el Municipio”.
“Pensamos dejar suspendidas las clases hasta que arreglen el problema porque no vemos buena voluntad, nos dijeron que recién el lunes podrían arreglarlo”, cuestionó.
Y admitió que “sinceramente se llueve más ahora que antes de que hicieran la obra. Parece ilógico y risueño, pero nos dan ganas de llorar cuando vemos la pérdida del trabajo de los chicos, del mueble donde uno tiene todo guardado”.
Un lugar digno
Entre lágrimas, la maestra de primer grado Mónica Ciccimarra, expresó que “no puede ser que después de un arreglo prometido y supuestamente terminado la escuela esté en estas condiciones. Los alumnos merecen un lugar más digno y mejor y las docentes se los queremos dar, pero la verdad es que no nos dejan”.
Y contó que justo la lluvia afectó un mueble de su salón donde estaban guardados todos los trabajos de sus alumnos, que se perdieron en su totalidad.
“Tenemos el piso vallado y hacemos caminar a los chicos en dos baldosas. Siempre con la promesa de que la semana que viene se termina la obra, pero la comunidad educativa está harta de promesas que no se han cumplido”, sostuvo.
“No hay interés”
Osvaldo D’Annunzio, uno de los papás, expresó que “me da tanta lástima ver la escuela en estas condiciones porque yo estudié acá”.
Por su parte, Aldo Pedersen, otro de los padres, contó que cuando comenzaron con la obra del techo observaron que estaban dejando las viejas chapas, que estaban llenas de nidos de ratas, debajo de las nuevas.
“Si no era por los padres, que les dijeron que lo estaban haciendo mal, seguían así. Tuvieron que sacar el techo nuevo y el viejo, que estaba lleno de nidos de rata para poner el techo nuevamente. Las cosas no las hicieron bien, y tampoco hay interés porque cuando hablamos con el arquitecto se ofendió porque le dijimos cómo hacer las cosas”, manifestó.
En tanto, la directora agregó que “fue desgastante desde el inicio de la obra. Uno no es arquitecto y no conoce las especificidades, pero cuando ves que están colocando chapas nuevas sobre las viejas tenés que hacer algo, porque en tu casa no lo harías. Tuvimos el apoyo de papás y personal, se llamó a los arquitectos, el modo en que nos trataron no fue bueno, pero logramos que se hiciera bien la obra”.
No obstante, lamentó que “el resultado no fue el que esperábamos, porque se sigue lloviendo”.
“Fuimos tolerantes”
A su turno, Marina Ramos, una de las mamás y miembro de cooperadora, destacó que “se ha mantenido la diplomacia, fuimos tolerantes y llegamos a esta instancia de dar a conocer lo que ha pasado”.
“Nos dan a entender como que nos están haciendo un favor, cuando no es así, son fondos públicos. Creo que hemos sido muy tolerantes como comunidad, todos”, sostuvo.
Además, contaron que ayer a las 10, los padres tuvieron que acudir de urgencia a buscar a sus hijos porque se inundaba la escuela y que muchos de ellos estaban trabajando o no tienen vehículo para hacerlo, lo cual fue muy problemático. Además, las maestras debieron tener mientras tanto a los niños en un espacio reducido, que era el único en el que no había agua, hasta que los fueron a retirar.
En tanto, Pedersen recalcó que si bien es importante la inversión que realizó el Municipio (que en verdad es la Provincia que deriva los fondos a las comunas), es fundamental que lo hagan en forma “responsable, porque al final la escuela está peor que antes. Si la plata está, no cuesta nada hacer las cosas bien”.
“Según Susana González la cooperadora está para ayudar y no para decir si un trabajo está mal hecho”, fustigó.
Otra de las mamás, Micaela López, criticó que recibieron maltrato principalmente “por parte de los consejeros, hubo uno en particular cuya respuesta fue ´tienen que agradecer que les pudimos conseguir el dinero para hacer esto´ y no es así, el dinero es de todos”.
Además, recordó que cuando comenzaron la obra, con la pala rompieron la puerta de entrada y todos los vidrios, con lo cual ya “todo arrancó mal”.
En tanto, María Alvarez, una de las maestras, sostuvo que ayer su salón “era una pileta”.
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