?Los seres humanos somos muy cambiantes?
Sobre la nueva ley, el pastor Abel Lazarec de la Iglesia Cuadrangular, indicó: ?Leí con atención el interesante artículo del diario capitalino, y aunque es muy escueto en cuanto a los detalles de dicha ley, creo que merece un debate reflexivo de la opinión pública.
Creo que los seres humanos cometimos muchos errores, (por no decir aberraciones) en nombre de Dios y también en el de la ciencia.
En primer lugar, por lo que alcanzo a ver y como en todas las cosas, se perciben detalles que son positivos, como el hecho de la obligación de llevar un control más estricto de las historias clínicas (estandarizándolas) y permitiendo a los pacientes acceder a ellas. Pero lo que no queda en claro, es cómo hará el paciente para saber si el tratamiento que le proporcionará el profesional médico que lo asiste es el adecuado y conveniente o no lo es, a fin de resistirse al mismo. En otras palabras, no creo que el paciente sepa mejor que el médico qué es lo que le conviene.
Por otra parte, los seres humanos somos muy cambiantes. Si estando sana, una persona deja constancia de que no desea recibir tratamientos paliativos ante una enfermedad terminal, pero luego que la está atravesando desea luchar por vivir, ¿cuál sería la opinión valedera? ¿Cómo se sabrá, además, que dicha decisión de terminar con la asistencia para mantenerlo con vida no fue inducida por un tercero?
El tema de la eutanasia no es nuevo, aun desde las civilizaciones griegas y romanas se legislaba y discutía este asunto. A lo largo de la historia se ha visto el tema desde el momento preciso de la decisión de dejar vivir o no a la persona que está sufriendo; pero lo que no se tiene en cuenta es que no somos dueños de nosotros mismos (creamos en Dios o no). Debemos entender que somos parte de un todo, que nuestras decisiones afectarán a los demás para bien o para mal.
Vivimos en una sociedad cada vez más egoísta e individualista. Los cristianos sabemos que el pecado original consistió en el deseo de la independencia del hombre para con su creador, esto acarreó toda clase de males que hoy padecemos y de los cuales le echamos la culpa a Dios.
La Biblia muestra a un Dios de amor, que no desea el sufrimiento de los hombres, pero permitió la muerte de su Hijo por nosotros. A diferencia de la eutanasia que etimológicamente significa ´buena muerte´, Jesús tuvo una muerte cruenta. Antes de atravesar ese momento clamó a su Padre diciendo: ´No quisiera pasar por esto, pero si es tu voluntad, lo acepto´. Esa muerte no sólo tuvo un propósito, sino que influenció a millones en todo el mundo.
Habría que diferenciar además, entre la eutanasia pasiva: la que le permite al convaleciente terminal dónde y cómo morir. Por ejemplo, alguien que tiene un cáncer terminal decide pasar sus últimas horas en su casa rodeado de sus familiares, antes que quedar entubado en un hospital en estado de inconsciencia. Y el otro tipo de eutanasia es la activa: en la que el enfermo quiere dejar su sufrimiento y desea la asistencia para terminar con su vida.
Como pastor cristiano me remito a dos argumentos: lo que Dios establece en su Palabra y las experiencias personales.
En cuanto a lo primero, sería muy extenso explicarlo, pero resumo que El es quien da la vida y el único que tiene derecho a tomarla, no es nuestra decisión sino la de El. La Biblia me muestra que aún en el sufrimiento Dios estará conmigo hasta el último aliento de vida.
En cuanto a experiencias, podría hablar de muchísima gente que conozco, aun de personas que prácticamente murieron en mis brazos, pero el testimonio más destacado lo tengo en mi propia casa. No hablo desde la postura del que no entiende o desconoce el sufrimiento. Mi padre fue desahuciado por los médicos hace cuatro años, después de múltiples infartos cerebrales y el deterioro casi total de la parte primitiva del cerebro, le determinaron sólo unos meses de vida. El amor, la dedicación y contención brindada desde la fe lograron el milagro y al día de hoy sigue estable, rodeado de sus afectos. Por otra parte, todos lo que lo amamos aprendimos muchísimo de esto: somos más sensibles al sufrimiento ajeno, más tolerantes con los problemas, más pacientes ante las situaciones adversas, en definitiva mejores personas?.
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