Marcharon para pedir justicia por el crimen de Juan Pablo Rigotti
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En medio de un silencio que solo se rompía por los interrogantes que intentaban hallar las razones frente a lo ocurrido, familiares, amigos y allegados marcharon ayer por la tarde por la Plaza Independencia en reclamo por justicia por el asesinato del tandilense Juan Pablo Rigotti en Ensenada, hace un mes.
Sin banderías políticas, unas cincuenta personas acompañaron la convocatoria en sintonía con la movilización que se realizó en esa localidad bonaerense también bajo el lema “Marcha del silencio. Justicia para Juan”, que comenzó a las 18 en la Casa de Cultura y concluyó en la plaza Belgrano, frente a la municipalidad.
En Tandil, el punto de encuentro fue la glorieta de la Plaza Independencia, donde familiares de la víctima -traductor, corrector literario y comunicador social- comenzaron a observar la llegada de más personas, entre allegados, amigos y vecinos de la ciudad.
Con algunas imágenes de Juan Pablo, a las 18.30 la columna comenzó a caminar hacia Belgrano, luego hacia Chacabuco, Pinto y finalmente hacia Rodríguez.
“Dije que una manera de acompañar la marcha de allá era que me sentara en la Glorieta con la foto de mi hijo para que sepa que estoy con él y que no lo voy a dejar nunca”, confesó entre lágrimas Marcela Pioli, la madre del joven, quien expresó su agradecimiento a todas las personas que acompañaron la marcha y pidió apoyo y que “no se olviden de Juan Pablo”.
El pedido de la familia
Sin consuelo, y aferrada a un cuadro con la imagen de su hijo que abrazó durante toda la tarde, Marcela Pioli ratificó que el objetivo que persigue la familia es evitar que el sospechoso del homicidio quede libre y que “pague por lo que hizo”.
“Me dijeron que con siete años y buena conducta sale. ¿Eso valía la vida de mi hijo? No puede ser que esto sea así”, expresó con enorme dolor y agregó que “mi hijo era un señor, toda la gente que lo conocía lo puede decir. Y ese (el acusado) era un atorrante, un asesino que entró a la casa a las 17 a matarlo”.
En su desesperado reclamo para que esto no suceda aseguró que “tienen todas las pruebas, lo mató a puñaladas”, por lo que reclamó la máxima condena.
También contó que el jueves viajará a Ensenada un abogado que contrató la familia para profundizar en detalles sobre la causa “porque ni siquiera sabemos dónde está detenido”.
Sobre el acusado dijo que llegó a Ensenada junto a cientos de familias “con fines políticos para que el intendente gane las elecciones” y que “vivía en un asentamiento ubicado a unas diez o quince cuadras”.
“Fueron unas 20 mil personas las que trajeron. El señor ganó las elecciones y después que mataron a mi hijo fue a hacerse el preocupado, pero él había traído el asesino”, lamentó.
Al revivir el episodio ocurrido el viernes 11 de marzo recordó que el atacante “entró al piso de arriba, mi hijo estaba mirando sus plantas cuando lo agarró del cuello y le empezó a pedir cosas. Como vio que no tenían nada, quiso agarrar a la chica y mi hijo la defendió y ahí fue cuando recibió la puñalada”.
El caso
El tremendo hecho de sangre ocurrió en la vivienda que habitaban el tandilense y su pareja Berenice Martínez, en el barrio Cambaceres de la localidad de Ensenada.
Horas después del crimen la policía detuvo a un hombre de 50 años que vivía a diez cuadras del domicilio de la víctima. De acuerdo al relato de los familiares de Berenice Martínez (27), pareja de Juan Pablo Rigotti (32), al diario El Día de La Plata el delincuente accedió a la propiedad después de treparse al balcón del dormitorio del primer piso, al que accedió desde la vivienda lindera.
Al escuchar ruidos, el tandilense subió a la habitación y se topó cara a cara con el intruso, quien esgrimía un cuchillo. Aparentemente no tuvo ninguna chance de oponer resistencia, ya que el agresor lo redujo colocándole el arma en el cuello. De ese modo lo hizo descender las escaleras hasta la planta baja, donde estaba Berenice Martínez.
En cuanto a los motivos de la violencia que manifestó el agresor, se especula con que Juan Pablo Rigotti pudo haberlo reconocido, teniendo en cuenta que residía a unas diez cuadras del lugar.
Otra hipótesis es que pudo haber ofrecido resistencia, entonces el ladrón le cortó el cuello y luego le asestó, al menos, otras cuatro puñaladas, una de ellas cerca del corazón.
Sin embargo, sus familiares también indicaron al diario El Día de La Plata que el victimario “tenía los ojos dados vuelta, estaba borracho y drogado”.
Tras el tremendo episodio, una ambulancia trasladó al joven herido al hospital Cestino, donde murió a las 17 en punto. En tanto, otra unidad llevó a su mujer, quien sufrió cortes en los brazos al intentar separarlos.
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