Necrológicas
ENRIQUE APOLINARIO OSTINELLI
El pasado 7 de junio, a los 71 años, falleció el respetado vecino Enrique Apolinario Ostinelli.
Nació en Tandil el 3 de julio de 1944 y era hijo de Juana Labaca de Ostinelli (f) y Apolinario Ostinelli (f).
Realizó sus estudios primarios en la Escuela 2, en tanto que cursó el secundario en la Escuela Técnica 2 “Felipe Senillosa”.
Compartió su infancia y adolescencia con sus primos Sara, Cora, Jorge (“Cacho”-F), sus tíos, sus amigos inseparables del barrio y del fútbol.
Jugó al fútbol en el Club Talleres, en Santamarina y en Independiente.
Siempre estuvo vinculado al rubro metalúrgico y se desempeñó en diversas empresas en Buenos Aires y en Tandil, hasta llegar a tener su negocio Aceros Ostinelli.
Se casó con Blanca Inés Urquiaga. Tuvo dos hijos: Ana Inés y Martín Enrique (Trincha), y dos nietas Juana Ostinelli y Sofía Asla, con las que fue muy feliz.
Luego ya de jubilado, pasaba sus horas disfrutando largas charlas de café con amigos entre chistes y polémicas, leyendo todos los diarios locales y nacionales que hubiese.
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Dedicatoria
“Papi, Gordo, Quique: nos queda tu sonrisa dormida en nuestro recuerdo, el corazón nos dice que nunca te vamos a olvidar, siempre vas a estar en nuestras mentes y en nuestra vida.
Anécdotas graciosas, momentos hermosos compartidos con nosotros y con tus queridas nietitas como vos les decías; ellas guardan en sus corazoncitos recuerdos de su abuelito Quique, como ellas te dicen.
Papi, la vida nos va a volver a unir. Que descanses en paz. Te amamos hoy y siempre.
Tus hijos Ana y Martín”.
MATILDE CAROLINA ESCOBAR CANZIANI
El pasado 4 de junio dejó de existir la señorita Matilde Carolina Escobar Canziani, quien contaba con 99 años.
Era una vecina antigua del paraje Los Mimbres, muy querida y respetada por todos quienes la conocían, y su partida dejó mucha tristeza en oda su familia.
En su juventud era una mujer trabajadora que ayudaba a sus padres en el tambo, en tanto que cuidaba a sus hermanos. Cuando ella se enfermaba, alguno de ellos siempre estaba a su lado para ofrecerle su apoyo.
Matilde Carolina era una mujer muy solidaria y que era reconocida por su carácter alegre.
Trabajaba en su casa criando sus aves, haciendo la comida para todos sus hermanos… Cuando faltaron sus padres fue el sostén para todos y siguió luchando para lograr un poco de bienes.
La salud y los años la deterioraron para sus trabajos y sacrificios, hasta caer enferma para siempre.
Fue cuidada con todo el cariño que se merecía hasta que el Señor la llamó a sus brazos.
Dedicatoria
“Quedó dolor y tristeza entre sus hermanos, que tanto la cuidábamos. Pero ella está en nuestro corazón y siempre la damos gracias por el buen ejemplo que nos dejó.
Te recordaremos siempre, tus hermanos Elida P., Isolina y Eduardo Escobar; sus sobrinos Néstor Fabián y Cristian, Mariana y Marta Correa de García.
Te tenemos el corazón para siempre, que descanses en paz.
Damos gracias a la familia Mujica que nos dio su cariño y gran apoyo en nuestro gran dolor”.
CARLOS ALBERTO MAY
El 19 de junio pasado se apagó al vida de Carlos Alberto May, quien tenía 79 años.
Había nacido en Tandil, el 6 de junio de 1937.
Contrajo enlace con María Teresa Cruz, de cuya unión nacieron Sonia y Javier. La familia se agrandó con la llegada de su yerno Jorge Restelli y con el correr del tiempo de sus nietos Agustín y Guadalupe.
Sus grandes pasiones eran el básquet y la pesca, así como su trabajo de plomero y gasista, en el que se desempeñó durante 50 años.
Sus seres queridos elevan una oración por el eterno descanso de su alma.
Así lo recuerdan sus nietos Agustín y Guadalupe:
“Justamente el Día del Padre pasaste a mejor vida, abuelo querido. Más que un abuelo fuiste un padre para mí, así como también para mi hermana, para tus hijos.
Diste todo lo bueno que un ser humano puede dar en esta vida: buen consejero, generoso, siempre estuviste ahí cuando se te necesitó. Siempre te voy a recordar con mucho afecto, y quedarán por siempre en mi memoria aquellas anécdotas que me contabas de tu amado básquet, que tanto jugaste en tu juventud; esos graciosos cuentos acerca del fútbol de tu amado Boca y las miles de experiencias que te tocaron vivir.
Hombre de trabajo toda la vida, desde muy joven el abuelo se desvivió por su labor, siempre en alto, recorriendo las calles de Tandil en su amado Falcon, cargado de herramientas, como lo veo en mi mente ahora, que escribo estas líneas en su recuerdo.
A pesar de todo esto, vas a vivir en nosotros para siempre, porque fuiste y serás un gran hombre, un ser maravilloso e inolvidable.
¡Gracias! Gracias por haberme enseñado miles de cosas, por ayudarme siempre en todo lo que necesité. Gracias por tu confianza, tus valores inculcados, tus saberes, tu cariño…
Seguramente estarás en estos momentos reencontrándote con todos tus viejos amigos, tus familiares ¡Bienvenido “alemán”!
Ahora estás en un mejor lugar, ya no existe el dolor, ni las penas. Cuídanos y guíanos desde arriba a todos los que te recordamos con afecto, y siempre -puedo firmarlo- vas a vivir a mi lado.
¡Hasta siempre abuelo querido!
Te quiere y te querrá por siempre tu nieto Agustín Restelli y familia”.
BLANCA JOSEFA CESTONA DE ROEN (“NEGRA”)
El pasado 14 de junio se produjo el deceso de Blanca Josefa Cestona de Roen, conocida como “Negra” por sus amistades y seres queridos.
Había nacido en la ciudad de Ayacucho y llegó a Tandil junto a sus padres y hermanos, siendo muy joven.
Se desempeñó laboralmente como ayudante de cocina en el restaurante “El Quincho” durante varios años. Luego ingresaría a trabajar de mucama en la clínica Vandor, hasta obtener su jubilación.
Formó una hermosa familia con Juan Antonio Roen, con quien tuvo cuatro hijos: María, Sandra, Ana y Paula, fruto de 38 años de matrimonio.
Supo ganarse el amor de sus hijos políticos Eduardo, Walter (f), Angel y Javier; y disfrutó de sus nietos Matías, Lucas, Marcos, Juan Manuel, Maitén y Pablo, así como de sus bisnietos Román, Geanella, Morena, Facundo, Macarena y Alma.
Dedicatoria
“Gracias Viejita por todo lo que hiciste. Fuiste una gran luchadora de la vida y ayudaste a muchas personas a cambio de ‘nada’. Siempre estarás en nuestros corazones y te vamos a extrañar un montón, ¡Viejita querida!”.
ANA DESIATE VDA. DE PAPINI
El pasado 9 de junio falleció Ana Desiate viuda de Papini, una muy querida vecina del barrio de la Estación ferroviaria.
Nacida el 30 de diciembre de 1923 en Gonzales Chaves, era hija de Nicolás Desiate y Luis Gáspari.
Siendo muy niña, su familia se trasladó a Tandil, donde se asentó. Compartió su infancia junto a sus adorados ocho hermanos. Durante la juventud conoció al amor de su vida: Pablo E. Papini (f), con quien en 1942 contrajo enlace. Fruto de ese amor nacieron Alberto y Eduardo (f).
Ana fue una ferviente acompañante de su esposo y amada madre. Su pérdida, a finales de la década del ’80 la hizo decaer. Pero igual siguió en la ruta solidaria de ayuda al prójimo. Era dadivosa, generosa, atenta, servicial y una vecina ejemplar. Siendo autodidacta, veía más allá de lo que había aprendido, lo que le daba una formación especial y una gran sabiduría interior.
Fue parte de las campañas ministeriales cristianas evangélicas del pastor Anacondia, junto al pastor Manuel Pérez Santana.
Devota del pueblo judío y miembro de JMY (Congregación Judía Mesiánica Tandil), cumplió su sueño más preciado: conocer Tierra Santa.
Continuó la vida de esta manera hasta que la pérdida de su hijo menor la devastó. Pero aun así no cesó su fe.
“Era incondicional para su familia, amigos, vecinos e hijos del corazón. Por eso hoy siempre te recordaremos con amor”.
OSCAR VICTORIO KESSY
El 14 de junio se produjo el deceso del vecino Oscar Victorio Kessy, apodado “Coco” por sus allegados.
Había nacido el 8 de diciembre de 1938 y estaba casado con Nélida Giamberardino, con quien tenía tres hijos: Marcelo, Luis y Mariela Kessy. Luego llegaron sus nietos Micaela, Carlitos, Guillermo, Guadalupe, Karen, Manuel, Juan Pablo, Lautaro, Francisco, Leonardo y Pía; además de los bisnietos Martina, Lorenzo y Tobías.
Su partida también es lamentada por su yerno Rodolfo Romay, su nuera Mónica Ondicol y los nietos políticos Gabriela Mendizábal y Enrique Canales.
Dedicatoria
“Mi querido Viejito:
Te fuiste dejando un vacío enorme en mi corazón y en el de toda su familia.
Te disfruté muchísimo. Siempre te dije cuánto te amaba y cuán importante eras en mi vida.
Tantos recuerdos vienen a mi mente mientras escribo esta carta. Me enseñaste muchas cosas, muchísimas.
Fuiste un gran padre, un gran amigo, un gran esposo y el mejor abuelo en mi vida y en la de todos tus nietos. Me vas a hacer muchísima falta.
Lo único que alivia un poco este dolor que tengo en mi corazón es saber que hoy estás en un lugar mejor.
Me hubiese encantado tenerte muchos años más, pero sería un poco egoísta al saber que quizás sufrirías al estarlo.
Te amé y te amo más allá del amor que una nieta le tiene a su abuelo, mi amor por vos era el de una hija a su padre. Por eso yo le agradezco a Dios por haberme prestado estos 20 años a un papá y un abuelo a la vez.
Gracias por darme la oportunidad de haberlo tenido todo en este tiempo. Gracias Viejito por enseñarme a ser una mejor persona y por enseñarme todo lo que hoy soy.
Te voy a extrañar, pero sé que algún día nos vamos a volver a encontrar. Te amo con todo mi corazón.
Tu nieta Karen”.
HECTOR RAUL LAPPANO
El pasado 20 de junio falleció Héctor Raúl Lappano, cuando contaba con 77 años de edad, quien es recordado por su familia con sentidas palabras:
“Era el Gringo Héctor, nuestro Viejo, el vecino querido, el padre amado y el amigo de sus amigos. El tipo solidario que siempre miraba al otro con una sonrisa, con una bondad infinita y siempre atento a dar una mano, a ofrecerse, a estar presente.
Era un hombre de trabajo, que se fue haciendo de un círculo entrañable que lo acompañó hasta sus últimos días.
De gran fortaleza, acompañó a su compañera Hilda en los momentos en que la salud le mostró su peor cara.
Mezcla de padre y amigo, siempre positivo y colaborador ante los avatares de la vida.
Serán recordadas por siempre cantidad de anécdotas en las que participó o bien recogió a través de su trabajo de años y que lo tendrán presente como un tipo jovial y ameno.
Chau, viejo. Seguro andarás con tu taxi o camión de estrella en estrella, con tu pañuelo al cuello y la sonrisa como arma principal.
Gracias por darnos el empujón para ser felices y estar siempre dispuesto a todo.
Te vamos a extrañar siempre…. Chau Viejo, hasta cada momento.
Fabián, Mirian y tus nietos”.
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