Carta de lectores
No dejemos que la ficción nos confunda
Señor Director:
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Insuficiencia renal, la necesidad de transplante, desesperación, compra de órganos y un transplante efectuado por un cirujano plástico, sumados a excelentes actores, crean una gran ficción. Pero no dejemos que la misma nos confunda.
Los medios audiovisuales ganaron cada vez más relevancia como fuente de información y educación y, las películas generan un gran impacto psicológico y suelen convertirse en formadoras de verdades. Por eso, aquellas relacionadas con la donación y el transplante de órganos pueden influir positiva o negativamente. Dos claros ejemplos son “Todo sobre mi madre”, donde el mensaje de Pedro Almodóvar fue sí a la donación y, Coma, donde Michael Crichton planteó descarnadamente la posibilidad de la compra de órganos.
Sin embargo, el efecto depende de la sociedad en la que la ficción es difundida. España e Italia son países con las tasas de donación de órganos más alta del mundo (más de 40 donantes por cada millón de habitantes al año), mientras que en nuestro país con mucha dificultad hemos sido capaces de sostener entre 10 y 15 por millón.
El complejo proceso del transplante necesita que se cumpla una serie de etapas para su concreción y, más, cuando se piensa en hacerlo con un donante vivo. La sola selección de un potencial donante vivo, desde la valoración de su compatibilidad con el supuesto receptor hasta la concreción del procedimiento que permita obtener un órgano utilizable, son prácticas imposibles de efectuar sin el adecuado equipo ni la adecuada complejidad institucional.
Los que formamos parte del personal de la salud que los realiza y, por lo tanto, somos responsables de los pacientes que se encuentran en una lista de espera, debemos cuidar de todo aquello que pueda impactar negativamente en cualquier etapa de este complejo proceso. Esto tiene una sola consecuencia: incrementar la mortalidad en lista de espera. Es decir, reducirá las posibilidades de cumplir con la única posibilidad concreta de esos pacientes para mejorar o extender su vida.
En nuestro país la Ley N° 24193 de transplante de órganos y tejido establece claramente deberes, derechos y castigos para los profesionales de la salud y las instituciones habilitadas para la realización de transplantes como el que plantea la película. Además de establecer penas para cada una de las partes que incurrieran en el delito de obtener un órgano y trasplantarlo existiendo lucro. La ley evita que existan protagonistas que tomen las sucesivas y equivocas conductas como las que detalla esta historia.
Nuestra responsabilidad es que el transplante de órganos siga siendo el mayor acto de altruismo.
Por eso, es nuestra obligación pedirle a la sociedad que, al ver esta ficción, sepa que para poder satisfacer la demanda de órganos, deben ayudar a mejorar la tasa de donación con muerte encefálica. Las distintas sociedades del mundo confían en la comunidad médica de transplante, en especial, cuando interviene un donante vivo. En pro de sostener estas responsabilidades médicas, la Argentina cuenta con el Instituto Nacional Unico Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), dependiente del Ministerio de Salud, y responsable de hacer cumplir esta ley; y de una sociedad científica, la Sociedad Argentina de transplante, que nuclea a los especialistas del transplante.
Nuestro profundo deseo es que Animal sirva para que la gente sepa –y qué mejor momento que la semana de la donación de órganos–, que estos protagonistas no existen, y que debemos tomar conciencia de la necesidad e importancia de donar.
Pedimos a todos los espectadores que al salir del cine lo hagan con la convicción de que en la Argentina, normas legales, éticas y morales (que todavía existen), no permiten, ni permitirán que esta ficción se vuelva realidad. Seamos todos donantes, cada día, cada semana, cada año.
Profesor doctor Gabriel E. Gondolesi, MAAC, FACS.
Médico cirujano de transplante, jefe de transplante hepático, intestinal y reno-pancreático del Hospital Universitario Fundación Favaloro.
Vocal por Latino-América de la Sociedad Mundial de transplante (TTS).
Participante y firmante del Documento de la Pontificia Académica de la Ciencia en Contra del Tráfico de Personas y Venta de Organos por Argentina.
Investigador en Salud del Conicet.
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Día del medioambiente
Señor Director:
El 5 de junio, un día, como cada uno de los días, para celebrar la naturaleza de la que somos parte y reflexionar sobre los usos de los ecosistemas y nuestra responsabilidad como sociedad de cuidar la vida, presente y futura.
Tandil, hermosa, fértil, bella, valles entre sierras antiquísimas, biodiversidad que se revela a quien esté dispuesto a verla, agua que guardan y entregan las sierras mansamente… Sin embargo la falta de cuidado ambiental y el ritmo de la codicia la están transformando vertiginosamente. Muchos problemas presentes y aún más, la amenaza de la multiplicación de problemas por una gestión inadecuada desafían a los tandilenses a tomar conciencia y actuar por un efectivo ordenamiento ambiental.
En este 5 de junio, Día Internacional del Ambiente, nos manifestamos por un Tandil generoso y equitativo en las generaciones actuales y con las generaciones futuras. Por un Tandil con Sierras sin canteras ni construcciones; con tren, un transporte con enormes beneficios ambientales, sociales y productivos; con una gestión de residuos basada en reducir, reutilizar, reciclar, con separación en origen y reconocimiento a los trabajadores. Por un Tandil con energías renovables, que recupere el sentido pionero y comunitario de la Usina Popular, que no pretendía ser un negocio en sí, sino un servicio prestado para bienestar de la población e impulso al aparato productivo de Tandil.
Por un Tandil con acceso justo al hábitat y trabajo decente y sustentable para todos.
Un Tandil que evite nuevos pasivos ambientales y convierta a los existentes en proyectos que compensen a la comunidad y a la ciudad de todos por las pérdidas de patrimonio tandilense.
Por un Tandil que respete al ambiente, la historia del trabajo y el patrimonio cultural, entre muchas otras cosas, conservado los adoquinados, reparándolos en vez de taparlos con asfalto e impermeabilizar la ciudad. Un Tandil que cuide y mejore el arbolado urbano.
Por un Tandil que evite que la especulación inmobiliaria avance sobre las Sierras o que destruya los valores de barrios históricos e imponga sus intereses particulares en las decisiones que determinan la ciudad de todos.
Un Tandil que cuide las cuencas hídricas, evitando la contaminación de aguas superficiales y subterráneas y previniendo inundaciones en vez de favorecerlas con la transformación de la cubierta vegetal y la construcción en las laderas. La gestión adecuada es la mejor obra, más necesaria y efectiva que hacer costosas obras de infraestructura, que además, cuando llegan, pueden ser apenas un parche.
Un Tandil que deje de mirar para otro lado ante los efectos de un modelo agropecuario sostenido por la utilización de venenos, la contaminación de suelo, agua, aire y seres vivos, comenzando una transición a otras formas como la agroecología extensiva e intensiva. No sólo es necesario preservar las pequeñas Sierras de Tandilia, sino sus valles y arroyos, hoy un mar de soja y glifosato.
Necesitamos pensar y actuar en defensa de la vida. La riqueza que se busca o se ostenta a costa de la naturaleza es fugaz, egoísta e incomparable con el valor de convivir en una ciudad más justa, solidaria y respetuosa de la vida y el bien común.
Asamblea en Defensa de las Sierras de Tandil
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