No fue culpa de Moli
Hace algún tiempo la Federación Argentina de Box, según una nota publicada por un periodista de boxeo, tuvo la intención de prohibir que Fabio ?La Mole? Moli se enfrentara con cualquier peso pesado de nuestro país. La razón de esta medida se fundamentaba en que una vez retirado Marcelo Domínguez, el resto de los boxeadores del peso máximo no solamente eran incapaces de ganarle al cordobés, sino que además se exponían a un serio peligro por las pesadas manos de este campeón de casi 120 kilos.
El viernes pasado, la programación en el Club Defensores de Luján dio un mentís a esta prohibición. Manuel Alberto Pucheta que tiene un record favorable y de gran éxito a primera vista -sus rivales fueron cuidadosamente elegidos- enfrentó a ?La Mole? en Tucumán en un combate en el que estaba en juego la corona argentina de los completos.
Luego de unas fintas vino el mazazo del campeón, Pucheta se fue al piso seriamente conmovido y el segundo tiró la toalla entrando detrás de ella presuroso al ring. La desazón del público se transformó en escándalo. Sobre la humanidad de Pucheta aún sobre la lona, semidormido, empezaron a caer sillas, abucheos y algunos otros objetos que los desmadrados asistentes arrojaron con singular puntería también sobre el referí. Es que el despropósito fue en Tucumán, donde Moli es un boxeador más. Si hubiera sido en Córdoba hubiera bajado del ring en andas y nadie se habría preocupado por Pucheta. Pero todavía no estaba todo dicho. Cuando se dio a conocer la decisión del árbitro, los ánimos ya bastante calmados volvieron a inflamarse. Moli ganaba por descalificación -invasión del ring- adujo el árbitro, cuando sus parciales entendían que había ganado por nocaut técnico. El quid de la cuestión es simple: si el árbitro empezó la cuenta antes de que cayera la toalla y entró el segundo, está en toda su razón. Pero si la toalla cayó antes de empezar a contar, entonces era nocaut técnico.
Finalmente la paz pareció renacer en el estadio cuando subió al ring la portentosa Alejandra Marina Oliveras, apodada ?Locomotora? y campeona del mundo. Su rival, María del Carmen Montiel era una masita de fácil digestión en los papeles; una pelea ganada y once perdidas. Pero? siempre, en algún lugar, está la horma del zapato de cualquier boxeador y, esta veterana en mirar cómo les levantan la manos a sus rivales superó ampliamente a la ?Locomotora? -que más bien parecía la legendaria y vetusta ?Porteña?- dándose el lujo de mandarla al tapiz en el tercer round. Los jurados, dieron ganadora a la campeona del mundo y allí nuevamente se desató la furia de los concurrentes. La ?ganadora? tomó el micrófono para querer explicar lo inexplicable -en una actitud extemporánea y ridícula- pero el griterío y la indignación del público no le dejaron ni abrir la boca. El promotor fue Oscar Bustos y el match-maker Gustavo Sosa. Ojalá saquen algunas buenas conclusiones para evitar que la plaza de Tucumán, que siempre ha sido leal al boxeo, no se venga abajo como ha sucedido en otras, donde las malas peleas o los malos fallos dejaron los estadios sin público.
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Perdió Ledesma
En una aventura sin justificativo alguno el tandilense Sergio ?Balín? Ledesma perdió por nocaut en el primer round frente al campeón argentino y sudamericano de los ligeros Aldo Nazareno Ríos, un boxeador que hizo buena campaña en rings extranjeros y tuvo oportunidad de medirse, sin suerte, con Rickie Hatton. Ríos es probablemente uno de los mejores técnicos que ha andado por los rings en los últimos tiempos. Ledesma desde enero de 2007 ha realizado ocho combates, ganó dos y perdió los seis restantes, tres por nocaut.
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