Pasa por el diván Germán Romero
-Quién hubiese dicho: de actor under a famoso con la publicidad de “Moscardelli” de Lotería de la Provincia
-Ja ja ja, es verdad, en las calle es ‘Moscardelli de aquí, Moscardelli de allá’ y pienso 'tantos años, 23, peleándola con la actuación y 15 de tanta lucha en Capital, incluso hasta pensar en soltar la profesión, ¿y ahora me llega este reconocimiento?'. Y sí, llegó, en el momento justo, a los 45 y me agarra bien parado, no me hace marear. En el desorden de mi juventud no sé para qué lado hubiese rumbeado…
-O sea, no lo esperabas.
-Nunca pensé que iba a tener esta repercusión. Hice más de cien comerciales, muchos años, y es la primera vez que me pasa esto y sé, soy consciente, que esta profesión tiene subas y bajas y que tengo que aprovechar este momento porque lo que haga ahora va a tener otro tipo de repercusión.
-Todo gracias a Moscardelli.
-Le tengo un reconocimiento eterno. Jamás voy a renegar, porque si bien comí muchos años con la publicidad, él fue un trampolín hacia mi meta de ser un actor popular y al gran objetivo, mi sueño cuando me vine de Tandil: hacer cine, ¡Y ahora me llamaron para filmar una película que se estrena en enero! El director me lo dijo: 'Vos estás acá porque vimos a Moscardelli y nos gustó lo que hacés'.
-¿Será que te identifican con el protagonista?
-Moscardelli tiene mucho de mi humor. Lo disfruté porque pude meter cosas mías en esa publicidad.
-Tiene tu cara. Al final, tu cara te salvó, de nuevo: quién diría.
-Ja ja ja, sí. Yo padecí mucho mi cara. Porque ser adolescente con esta cara… ¡Te la regalo! Mi vida sexual fue muy frustrante en esa etapa, la pasé muy mal. Imaginate caminar un domingo en la vuelta al perro en Tandil, era terrible. Siempre me decía: '¿por qué tendré esta cara?'. Después en Capital funcionó como un abrepuertas -por lo llamativa-, muchas puertas, y estoy tan agradecido… ¡Al final, me hizo vivir! (risas).
-¿Será la famosa sublimación del arte?
-Y sí, fue una forma de transformar lo que en mi adolescencia había sido tremendo. Ahora me mato de risa, pero me acuerdo de una chica que miré durante la famosa vuelta al perro en la plaza de Tandil.
-¿Cómo fue?
-Veníamos caminando cinco amigos que nos hacíamos llamar 'Los Mostazas' y la piba me dijo '¡guau, qué fffeo que sos!'. ¡Sabés lo que es eso en un pibe de 16 años! Para mí fue, buah, terrible. Las pibas no me tocaban ni con un palo. Lo recuerdo como algo totalmente divertido, y está bueno: transformar algo que lo viví como terrible en una cosa divertida…
-Dijiste que en un momento dado pensaste en largar todo, ¿por qué?
-La profesión me había llevado para otro lado, todo el tiempo atrás de la moneda, pensando sólo en el casting de mañana y en realidad hay que relajarse y entender que el éxito no es ser famoso sino poder conectar con uno. El 2012 fue un año tremendo: tenía poco trabajo, me separé, encontraba placer en muy pocas cosas y entonces me retiré al campo, a encontrarme. Me relajé y Moscardelli vino solo, de un día para otro.
-Sin salir a buscarlo.
-Así es, las cosas fluyen y todo lo que uno tira de buena, vuelve. Y creo que hice suficientes cosas estos 23 años para que eso suceda.
-¿Se puede decir que sos un producto del teatro tandilense?
-¡Totalmente! En Tandil aprendí a hacer teatro, aprendí una forma de laburar, en la vieja Escuela de Teatro aprendí la profesión, me dio herramientas. Y tengo muchos amigos tandilenses, que los quiero mucho, los pienso mucho. Ciento por ciento artista tandilense.
-Mientras tanto la gente que te reconoce en la calle debe pensar que estás nadando en guita.
-Es una fantasía, me dicen 'uh, vos te debés estar llenando de plata'. No amigo, les digo, alquilo un departamento, ando en bicicleta y en colectivo, hace un año trato de comprarme un coche ¡y no llego!
-Todavía no te podés comprar el auto pero parece que le rondás cerca a la felicidad.
-Es un momento de mucha felicidad. Pero tiene que ver conmigo, porque antes de ser artista soy persona y mi persona está muy feliz y eso se traslada a la profesión.
-¿La volviste a ver a la chica de la vuelta al perro? ¿Qué dirá ahora cuando te ve famoso?
-No, no la volví a ver, ja ja. No sé qué dirá. Seguramente que soy feo, pero divertido. u
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Fuera de sesión
Mentira la verdad
Entre otras de las consecuencias del “efecto Moscardelli” en la vida profesional de Germán Romero está un rol protagónico en una miniserie impulsada por la productora Mulata Films y Felipe Pigna que se emitirá en un tiempo en Canal Encuentro y Canal 7.
“Mulata Filmes la misma productora que produce 'Mentira la verdad', un ciclo extraordinario sobre filosofía de Darío Sztajnszrajber y a mí me llamaron para algo que es un honor: un ciclo de revisionismo histórico gracias al cual pude interpretar a personajes clave de la historia argentina”, dijo, orgulloso, al término de la entrevista.
Pese a haber nacido en plena pampa húmeda, Romero no sólo tuvo que estudiar de lo lindo historia argentina sino afrontar el aprendizaje de montar a caballo para ponerse en la piel de José de San Martín. Luego fue Facundo Quiroga y Bartolomé Mitre. También militante de los ‘70 y otro de fines de los ‘80.
Y mientras aprendía y grababa fue convocado para la película “El Desafío” a estrenarse en enero.
Cuesta creer, pero todo esto se dio en menos de dos años, porque en 2012 el actor estuvo a punto de regresar a Tandil. Eran los tiempos en que, contó, se hizo una pregunta: ¿qué es lo que me hace feliz? Y se respondió sin dudar: el teatro, comprendiendo que entre castings y la búsqueda desesperada de nuevos contratos se había olvidado de ser él mismo. Mentira la verdad.
Entonces se refugió en lo que llama “el campo (en Benavídez, partido de Tigre) y a poco de apagar la radio y ya no esperar más que suene el teléfono con alguna propuesta, apareció la publicidad que lo catapultó a este presente feliz que, como contracara, no le deja tiempo para venir a su ciudad natal.
-Qué paradójico. Te ibas a volver para siempre y desde entonces ni podés pisar Tandil.
-Pero siempre tengo muchas ganas de volver, ¿sabés que desde que me llamaron ustedes no paré de decirle a todo el mundo acá del orgullo de que me entrevisten en el diario de mi ciudad? Estaba loco de alegría (la amabilidad que tuvo durante la entrevista lo corrobora) y se lo dije a todo el mundo.
Todos los días hablo de Tandil. Para mí tiene algo súper especial o no sé, seré yo que hablo con tanto amor hacia Tandil que los demás se conectan con ese amor. Para mí es la mejor ciudad del mundo. ¿Sabés cuál es mi deseo ahora?
-A ver.
-Hacer cine y una película en Tandil. Hacer en Tandil lo que hago en Capital, no detener la rueda y si entrás en un momento malo, no parar: seguir estudiando y ser una buena persona. Eso es lo más importante: ser una buena persona, conectada con la gente que te rodea. u
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