Pasión por los botines
Romina Núñez, tandilense de 26 años, comienza su camino profesional en el fútbol femenino en el equipo de la UAI Urquiza y se brindó a una charla con La Vidriera en la que habló entre otras cosas, de su actualidad deportiva, intereses personales y proyectos a futuro.
Hija de una familia numerosa, la joven que nació en el barrio 25 de Mayo hizo la primaria en la escuela 59 y la secundaria en el EEMN 4. Amiguera desde muy chiquita recuerda un retazo de su infancia: “Tengo muchos amigos, venían a buscarme para jugar en la plaza de la vuelta de casa. Actualmente también sociabilizo mucho y una amiga que me dio el fútbol hace 14 años es Marina Palma con la sigo manteniendo la amistad. Todos los días nos mandamos mensajes”.
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-¿Cómo nació tu interés por el fútbol?
-Por mi papá. Jugaba en el agrario y yo lo acompañaba con mamá y mis hermanos todos los domingos. Me llamaba mucho la atención, siempre entraba a la cancha con él, pateábamos un ratito antes de que empezaran los partidos. Creo que de ahí nació este amor que tengo por la redonda.
-Contanos de tu llegada al Club Juventud Unida.
-Fue a través de Mauricio Sequeira, él ya tenía armado un proyecto de fútbol 11 donde se hizo un amistoso de la Juve Stadium contra la selección de Mar del Plata, después siguieron los contactos y fuimos invitadas a participar en la liga de esa ciudad a la que viajábamos todos los fines de semana. Desde ese momento jugué siempre para Juventud.
-¿Venís de familia deportista?
-Mi papá y uno de mis hermanos siempre jugaban al fútbol, después aparecí yo. Somos los únicos tres que sentimos amor por la pelota.
“Luchamos por nuestros derechos”
-¿Qué aporta el fútbol femenino a este deporte?
-Estamos en una lucha constante con este tema, siempre se dijo que es un deporte de “hombres”, todos los días luchamos y creo que logramos un avance en los derechos y algunas “mejoras” en la condición de vida, pero claramente todavía falta.
-La situación de las mujeres son iguales a las de los varones en cuanto a condiciones de trabajo?
-No, claramente no. Ellos tienen más poder, el fútbol femenino está muy por debajo del masculino. Ellos pueden vivir tranquilamente porque cobran un sueldo de millones. Nosotras además del sueldo tenemos que salir a trabajar para que nos alcance para todo el mes.
-¿A quién admirás dentro del fútbol femenino y masculino a nivel nacional e internacional?
-Me gusta mucho Florencia Bonsegundo y Mariana Larroquette, son jugadoras que te quedarías mirando todo el día como juegan. Después a quien siempre miré y es mi preferido: Juan Román Riquelme.
-¿Qué les dio a las jugadoras la profesionalización?
-A cada una las ganas de seguir luchando por nuestros derechos, nos dio el lugar para salir y decir “acá estamos, podemos. No es verdad que el fútbol es sólo un deporte masculino”. Nos dio un plus para mostrarnos y reclamar lo que corresponde.
Frustraciones, sueños y proyectos
-¿Existe mucha competencia entre las chicas?
-Sí, pero es sana, hablo de lo que veía en Juventud y lo que ahora veo en la UAI Urquiza, cada una se preocupa por mejorar día a día, por ganarse el puesto, porque el DT vea que está bien y en condiciones de jugar. Todas tratamos de estar bien para dar lo mejor cuando toca salir a la cancha.
-¿Qué nos contás de la solidaridad?
-Existe. En cuanto a lo futbolístico, muchas veces en los partidos o entrenamientos por la adrenalina, por el hecho de hacer las cosas bien o simplemente por querer patear o definir no ves a la que está sola al lado tuyo, pero eso pasa siempre. Fuera de la cancha, son todas excelentes personas y muy solidarias.
-¿Cuidás tu salud?
-Sí, soy una persona que come muy sano, mucha fruta, ensaladas, nada de frito, las milanesas me las hago al horno. Me cuido muchísimo en ese sentido.
-¿Y tu físico?
-Nunca me costó; es decir, nunca tuve kilos de más, siempre me mantuve igual; más aún, comiendo saludable.
-¿Cómo estás pasando la cuarentena?
-Bien, entrenando. Me vine para Tandil. Sinceramente extrañaba a mi familia, hacía dos meses que no los veía y con este tema del virus se extrañan aún más y los miedos te invaden. En Buenos Aires no se estaban haciendo las cosas bien. La gente no toma conciencia. Por suerte ahora estoy acompañada y se hace un poco más fácil todo.
-Contanos un día en tu vida.
-Me levanto llegando al mediodía, almuerzo y luego comienzo el entrenamiento. Después de merendar hago cosas como para pasar el rato. Me anoté en un curso de inglés, juego a la play, me pongo a pintar que me gusta mucho, a veces hago manualidades con cosas que encuentro. Y así se van pasando estos días.
-¿Cuáles son tus expectativas deportivas?
-¡Eran muy pero muy positivas! Dio la casualidad que cuando ya estaba habilitada para jugar apareció el virus y nos tocó encerrarnos. Sentí una tristeza enorme, estuve casi dos meses sin poder jugar. Pero bueno, eso te hace más fuerte para la hora de volver. Será como una revancha…, pero puntualmente lo que espero primero es debutar en la UAI y después volver a vestir la camiseta de la Selección Juvenil Argentina.