Pidieron nueve años de prisión para un pastor acusado de abusar sexualmente de su nieta
La victima –que actualmente tiene 18 años- es una nieta de la pareja del acusado y para el representante del Ministerio Público el caso se encuadra en la figura de “Abuso sexual gravemente ultrajante reiterado -dos hechos- en concurso real, y corrupción de menores en concurso ideal con los anteriores”.
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De acuerdo a la acusación, la menor fue abusada “en múltiples oportunidades” –mediante besos en la boca- por el acusado desde sus 14 años, hechos que ocurrían tanto en la cocina como en la habitación matrimonialde la vivienda del imputado.
Sucedía en momentos en que la pareja del acusado y otros familiares cumplían sus compromisos laborales y estaban fuera del domicilio, habitualmente en horas del mediodía.
Pero en noviembre de 2009, la menor fue trasladada a la habitación y encerrada. El hombre –según la imputación- la acostó sobre la cama y la desnudó, sometiéndola a tocamientos impúdicos y demás abusos.
Un acontecimiento similar ocurrió el 15 de abril de 2011 en una habitación lindera a la casa donde vive el acusado, que también es de su propiedad.
Según la acusación, el hombre amenazaba a la adolescente con que “si contaba lo ocurrido él iría preso, que la iba hacer pasar vergüenza delante de los pastores de la Iglesia, que le iba hacer mal a su abuela o que le pasaría a su familia con el auto por encima”.
Además, para lograr sus pretensiones sexuales le manifestaba que era fea, que nunca iba a tener amigos porque era fea y que los tocamientos lo eran para que su cuerpo crezca”.
Al mencionar los fundamentos de la acusación, el fiscal valoró el testimonio prestado por la víctima bajo el sistema de Cámara Gesell, ocasión en la indicó que siempre conoció al acusado como el marido de su abuela como su abuelo, aunque hace poco se enteró que en realidad no era su abuelo.
“Se propasó”
Añadió que continuamente iba a la casa de su abuela a comer y a orar, en tanto que más adelante hizo referencia a que el hombre “se propasó con ella", pese a que en un primer momento entendía que los besos que recibía eran de cariño.
Tras relatar los primeros hechos de explícita connotación sexual, la menor dijo que comenzó a no poder dormir y querer matarse.
En un momento la menor indicó que era llevada a la habitación bajo el pretexto de un pedido de ayuda para hacer la cama, aunque en realidad sucedían acciones que fueron pormenorizadamente expuestas durante el desarrollo de la causa.
Agregó que su madre desconocía los hechos y que al verla mal la hizo tratar con la psicóloga del centro de salud barrial, ya que no podía dormir.
Los dichos de la menor se vieron fortalecidos por el peritaje psicológico que señaló que el relato “fue construido con palabras propias, descartándose una contaminación del mismo por parte de terceros; que no existen indicadores de fabulación, que comprende el alcance y significación de la diligencia judicial, que surgen indicadores de inestabilidad emocional, con emergencia de angustia al momento del relato, el cual se corresponde con su contenido”.
El fiscal, además, rechazó el descargo del imputado –que alegó impotencia- ya que dos médicos que lo atendían indicaron que no la han comprobado, pese a una intervención quirúrgica a la que fue sometido y sus patologías.
Destacó también el “énfasis puesto por el nombrado luego de denunciado el hecho, para requerir un certificado que sí lo indique”.
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