Se acordó la condena para uno de los integrantes de la banda que vendía droga en las escuelas
Con un juicio abreviado, las partes acordaron la condena para uno de los acusados de integrar la gavilla que vendía droga a jóvenes en las afueras de los establecimientos educativos, con el aditamento que uno de los componentes de la banda resultó un interno de la unidad penal de Barker.
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El ahora sentenciado resultó Franco Enrique Rizzi, actualmente alojado en la Unidad 37 de Barker, quien fue condenado a la pena de seis años de prisión y multa de dos mil pesos como autor penalmente responsable de los delitos de “Comercialización de estupefacientes fraccionados en dosis destinadas directamente al consumidor agravado en concurso ideal con tenencia ilegítima de estupefacientes con fines de comercialización fraccionados en dosis destinadas directamente al consumidor”.
Según reza el fallo argumentado por el juez del TOC 1 Guillermo Arecha, quedó debidamente acreditado que en el lapso comprendido entre el mes de marzo de 2013 y el 6 de junio de 2014 al menos seis personas, cinco de ellos mayores de edad y un menor de edad, en forma organizada en la ciudad de Tandil, comercializaron en diversos lugares entre los que se encuentran establecimientos educativos y sus cercanías, sirviéndose en ocasiones de menores de edad y en perjuicio de estos, sustancias estupefacientes fraccionadas en dosis destinadas directamente al consumidor.
Sobre la forma en que se encontraban organizados a los fines de la comisión del ilícito descripto se describió: un primer sujeto acordaba, desde su lugar de detención la compra de sustancias estupefacientes, disponiendo que un segundo sujeto, en algunas oportunidades, retirara la encomienda que contenía dicha sustancia ilícita en la Terminal de Omnibus de Tandil, en la cual se lo consignaba a este como destinatario, y la entregara a un tercer sujeto que resultara ser el aquí juzgado (Rizzi), quien se encargaba de realizar la venta al menudeo sirviéndose, en algunas ocasiones y a tal fin, de un menor de edad.
Asimismo, respecto al dinero obtenido por tal actividad, el primero de los sujetos referidos disponía que el segundo realizara depósitos en cuentas bancarias o en entidades del rubro, y en otras ocasiones solicitaba a este y a Franco Enrique Rizzi que realizaran la entrega directamente en mano a personas domiciliadas en Tandil que previamente eran identificadas.
Por otro lado, un cuarto sujeto participaba en la comercialización de sustancias estupefacientes al menudeo junto a Rizzi, quienes además poseían otro proveedor de esas sustancias que residía en Mar del Plata.
Como oportunamente se informó a la hora de dictarse la prisión preventiva, los acusados resultaron Leandro Agustín Benítez, Franco Enrique Rizzi -el ahora juzgado- , José Ignacio Olano y José María Fernández.
La acusación y los roles
De lo que se desprendió de la investigación, José María Fernández acordaba desde su lugar de detención la compra de estupefacientes, disponiendo que José “Grandote” Olano en algunas oportunidades retirara la encomienda que contenía la sustancia ilícita en la Terminal de Omnibus, en la cual se le consignaba a este un destinatario, y la entregara a Franco Rizzi, quien se encargaba de realizar la venta al menudeo, sirviéndose en ocasiones de un menor de edad para tal fin.
Asimismo, respecto al dinero obtenido por la actividad, Fernández disponía que Olano realizara depósitos en cuentas bancarias o en entidades del rubro, y en otras ocasiones solicitaba a este y a Franco Rizzi que realizaran la entrega directamente en mano a personas que previamente eran identificadas.
Por otro lado, Leandro Agustín Benítez, alias Leo, participaba en la comercialización de la droga al menudeo junto a Rizzi, quienes además poseían otro proveedor oriundo de Mar del Plata, identificado en la causa como Rubén Eduardo Díaz.
La investigación
Como oportunamente se detalló en este Diario, la Delegación Departamental de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas logró desarticular la banda que era manejada por un preso (Fernández) desde la unidad penitenciaria de Barker.
Las detenciones se concretaron tras realizar ocho allanamientos, dos órdenes de requisa personal en Tandil y una orden de allanamiento para el pabellón 6 de la Unidad Penal Carcelaria 37 de la vecina localidad.
Las órdenes de allanamiento se realizaron en el marco de la Investigación Penal Preparatoria 01779/13 de trámite por ante la Unidad Funcional de Instrucción Temática de Estupefacientes 22, a cargo del ayudante fiscal Fabio Adrián Molinero. Las mismas fueron libradas por el juez de Garantías José Alberto Moragas, titular del Juzgado de Garantías 1 de esta ciudad.
La investigación se había realizado durante unos 15 meses, cuando personal policial tomó conocimiento de que operaba una organización destinada a la venta de droga, la cual actuaba básicamente dentro de los establecimientos educativos de primaria y en plazas situadas en inmediaciones a las escuelas, como la del Tanque y la del centro.
Luego de haber ejecutado todas las tareas inherentes a la obtención de elementos que respaldaran estas sospechas (un sinfín de escuchas telefónicas, seguimientos, filmaciones y fotografías, además de testimonios) la fiscalía de intervención solicitó al doctor Moragas las correspondientes órdenes de allanamiento para los sitios utilizados por esta banda, como así también las órdenes de requisa personal de los dos punteros principales.
Así, se interceptó a uno de los sospechosos, que entre su ropa poseía marihuana fraccionada en dosis y destinada a consumidor final, y se encontraba en compañía de un menor de edad, por lo que ambos fueron conducidos a la Oficina de Drogas Ilícitas de Tandil.
Horas más tarde, se detuvo a una segunda persona, que también poseía marihuana fraccionada entre sus pertenencias.
Posteriormente se llevaron a cabo seis allanamientos en domicilios de las calles Formosa al 200, Thomas al 300, San Lorenzo al 200, 25 de Mayo al 100, Montiel al 200 y Lavalle al 400, procediendo en estos domicilios al secuestro de marihuana, la que se encontraba dispuesta en gran medida ya fraccionada y lista para ser comercializada.
Asimismo, se logró el secuestro de elementos de producción, estiramiento, comercialización y embalaje, como también dinero en efectivo, constituyendo estos una prueba fundamental en cuanto a la infracción a la Ley de Drogas.
Al día siguiente se realizaron dos allanamientos más en Tandil y se diligenció además la orden de allanamiento para el pabellón 6 de la UPC 37.
En total, por aquellos días se secuestraron alrededor de 2 kilos y medio de marihuana, además de todos los elementos que aportan a probar los distintos pasos de una organización en cuanto a la venta: la parte de la preparación, la división de la materia, los envoltorios y las plantas en proceso de secado.
Para la realización de estas diligencias colaboró personal de la Sub DDI Tandil, de la Delegación de Reunión de Información para la Prevención del Delito Azul, de la Jefatura Departamental Tandil y de la Subdelegación de la Policía Federal de Tandil, además de la totalidad del personal de la Delegación de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas.
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