Un salto de calidad para nuestra ciudad
Por Rogelio A. Rotonda (*)
Sin mar y sin montañas nevadas, lo más probable es que nunca sea un destino elegido por mayorías. Ni para largas estadías.
Del aporte de privados y del soporte de públicos dependerá que esta tan buena como merecida fama se prolongue y acentúe en el tiempo.
Porque Tandil es de veras famosa, y ya no sólo por su piedra Movediza, sus tenistas o sus futbolistas.
El que la conoce habla bien de ella y el que nunca vino, ansía conocerla.
Pero vinieron, vienen y vendrán por dos o tres días. No mucho más.
Tenemos sierras, el Museo Tradicionalista, el de Bellas Artes, el Calvario, la nueva Movediza, el Centinela y su cable carril, el Lago, el Parque…
Salvo los museos, todo al aire libre. El día que llueve, sabe el turista que poco y nada puede hacer en esta ciudad. Ni guarecerse en un shopping, que al igual que Mc Donalds o Starbucks, parecen aún “no dar”…
Pero hay casino, cines, dos canchas de golf, nutrida actividad teatral, buenas ofertas gastronómicas, hoteles y cabañas para casi todos los gustos…
Esta idea recién lanzada de un centro de convenciones parece de veras buena. Un valor agregado para una ciudad distinguida. ¿Por qué negarse?
Además, el valor que por esas tierras percibirá el Municipio es muy razonable: alrededor de tres millones y medio de dólares (oficiales) por 16 hectáreas.
Sin embargo, hay quienes -con todo derecho – opinan de otro modo. Como el periodista Daniel Revol, que en más de una ocasión presentó sus puntos de vista sobre diferentes temas en estas mismas páginas. Como corresponde, se le informó que el diario iba a plantear hoy la cara y contracara del proyecto, y estuvo de acuerdo.
Siendo, como es toda Municipalidad, un elefante blanco, no parece sensato pretender que tenga una participación en el negocio. Sí, en cambio, el estricto control de todo lo que el privado se compromete a hacer.
No va a venir Juan de los Palotes a desembolsar millones a tontas y a locas . Lo hará quien estudie y analice bien todo, confiando que será buena inversión a largo plazo.
Que POR AHORA no haya vuelos y que las rutas no estén perfectas, son cuestiones que ayudarán a decidir (o a espantar) a los inversores.
La decisión de vender esas tierras a valor de mercado parece acertada; lo mismo, que el Concejo decida en qué invertir lo recaudado. Pretender reemplazar un lugar de privilegio que hoy está semivacío y hasta sucio por un centro de convenciones, un hotel de cuatro estrellas o más, y hasta un mall, es lo mínimo que merece Tandil.
Hay que pensar en grande (para achicarse siempre habrá tiempo). Además, una convención generalmente dura entre dos y cuatro días, el tiempo promedio de quienes nos visitan. Lo justo -casi para quedarse con las ganas…
Pretender comparar Tandil con otras ciudades más importantes que brindan espacios más generosos y accesos más interesantes es desviar el eje. E inclusive, de alguna manera influir negativamente en posibles inversores.
Aquí debería primar el sentido común.
¿Es un proyecto interesante para el futuro de la ciudad?: sí.
¿Le costará mucho a la Municipalidad?: sólo desprenderse de terrenos bien ubicados a cambio de buen dinero que permitirá, entre otras cosas, el reasfalto que se necesita.
¿Qué es lo peor que puede ocurrir? : que no aparezca ningún oferente.
¿Qué deberíamos hacer?: ¡esperar que aparezca¡
(*) Director de El Eco de Tandil
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