Una tandilense es socia de un proyecto científico sobre fertilidad que conquista Silicon Valley
Se trata de la bioquímica María Agustina Azpiroz, doctora en Ciencias Médicas y especialista en Inmunología de la Reproducción. Junto a Gabriela Gutiérrez, descubrieron un vínculo entre ciertos problemas intestinales y los casos graves de infertilidad en mujeres. Desarrollaron un test no invasivo y un tratamiento con dietas, vitaminas y probióticos, que demostró una efectividad del 75 por ciento. Lanzaron la empresa Microgénesis Corporation para conquistar Estados Unidos.
La bioquímica tandilense María Agustina Azpiroz formar parte de un equipo de investigadores que realizó descubrimientos revolucionarios en materia de infertilidad. El proyecto, que lleva adelante junto a la investigadora Gabriela Gutiérrez, logró despertar el interés de IndieBio, en Silicon Valley, la principal incubadora del mundo.
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El portal Mundo News reflejó los pasos de esta investigación que promete excelentes resultados para revertir el avance de la infertilidad, que contó con el apoyo del Conicet. Después de años de estudios, las científicas descubrieron el vínculo entre la infertilidad severa de mujeres -que han visto fracasar una y otra vez distintos tratamientos de reproducción asistida- y ciertos problemas intestinales.
Además, hallaron una forma para realizar la evaluación con métodos no invasivos, a través de un sencillo hisopado que se puede hacer la propia mujer que desea ser madre y no puede. Sumado a eso, avanzaron en un tratamiento en base a suplementos dietarios y probióticos personalizados que arrojaron una efectividad contundente, ya que el 75 por ciento de las mujeres cuyos cuadros de infertilidad parecían irremediables logró su sueño de maternidad.
Hasta Silicon Valley
Tras años de estudio, este descubrimiento despertó la atención de una incubadora de empresas de Silicon Valley, en San Francisco, Estados Unidos. Allí consiguieron que les dieran lugar en un concurso que ya tenía el cupo cerrado para que el proyecto Microgénesis consiga financiamiento para insertarse en Estados Unidos, el principal “mercado” el mundo en materia de fertilización asistida.
Así, en la actualidad la empresa Microgénesis ya cuenta con su casa matriz en Estados Unidos y cuenta con sedes en Argentina y España. Además, las científicas comenzaron con un tercer socio y ya consiguieron tres inversores importantes para solventar el emprendimiento el que también forman parte un equipo de investigación y desarrollo argentino y otros dos operativos en España y Estados Unidos.
Ahora, están en la búsqueda de más inversores que se interesen en este revolucionario proyecto en materia de salud reproductiva que aspira a extenderse por el mundo.
En ese camino, gestionaron fondos ante el Banco Mundial, a través del Conicet, para conformar la segunda empresa de base tecnológica que es Microgénesis, que trabajará para aplicar la prevención de enfermedades inflamatorias.
Durante 2019, participaron de una incubadora de empresas argentinas –Grid Exponential- constituyeron la empresa en España y en plena pandemia tuvieron la oportunidad de realizar el programa de aceleración con la principal incubadora de biotecnología del mundo, que se llama IndieBio y tiene sede en Silicon Valley. Fueron seleccionadas entre 2 mil empresas, de las cuales quedaron 20 y 11 llegaron a San Francisco.
En ese proceso, Microgénesis quedó primera por el puntaje que les otorgaron a partir de los avances que consiguieron durante el programa y se convirtieron en los favoritos para lanzarse ante la sociedad de inversores del mundo. En noviembre, la firma se transformó en una corporación con sede en Estados Unidos y se encuentra en la etapa de “fundraising”, es decir que busca fondos para lanzarse en el mundo.
Científicas que trascienden
Gabriela Gutiérrez (51) es investigadora independiente del Conicet, con un doctorado en la UBA y un posgrado en Alemania. Su especialidad es la Inmunología aplicada a la fertilidad. En 2007, se empezó a desempeñar en una empresa a la que llegó con un subsidio del Conicet. Ese centro de fertilidad le permitió conformar y dirigir el Departamento de Investigación y Desarrollo.
Estuvo cinco años en ese lugar, con un convenio con del organismo estatal, desarrollando la propiedad intelectual de su primer emprendimiento: un test orientado a descubrir problemas inflamatorios en mujeres que fallan en todos los procedimientos de fertilidad asistida. Eso le permitió trabajar con más de 3.000 mujeres y formar, en 2015, Inmunogénesis, la primera Empresa de Base Tecnológica (EBT), cuya propiedad intelectual es del Conicet. A partir de ahí, durante los últimos tres años, con todo lo aprendido estuvieron tratando de reemplazar los tratamientos clásicos por suplementos dietarios y probióticos. Y trabajar sobre modificaciones en los estilos de vida y dietas.
“Esa disfuncionalidad intestinal, que es una consecuencia del impacto del ambiente sobre microrganismos claves que previenen enfermedades, producen un desbalance en las vías metabólicas e inflamatorias que van disminuyendo el potencial reproductivo de una mujer, a lo largo del tiempo. Lo que nosotros hacemos es detectar, si esto es así, cuáles son los microorganismos que faltan y en qué grado de avance de ese problema inmunometabólico están, para repararlo y devolverle el potencial reproductivo de acuerdo a la edad que tengan esas mujeres”, le explicó a Mundo News.
Agregó que “nuestra hipótesis es que en todas las causas inflamatorias que fuimos descubriendo en mujeres de pobre pronóstico en materia de fertilidad tienen una primera manifestación clínica de un problema inflamatorio. Y este problema inflamatorio es consecuencia de un mal funcionamiento del intestino. Y ese mal funcionamiento del intestino, a su vez, es consecuencia de la pérdida de diversidad de los microorganismos de la flora intestinal. Esos microorganismos funcionales se van perdiendo con el tiempo por diferentes causas, principalmente ambientales y culturales. Y eso hace que hayan aumentado de un 2 a un 10 por ciento los casos de infertilidad en el mundo en los últimos 50 años”.
En tanto, las socias Gabriela Gutiérrez y Agustina Azpiroz, microbióloga y quien era estudiante del doctorado de la científica, están dedicadas a desarrollar la segunda propiedad intelectual para un test no invasivo que detecte los problemas inflamatorios antes del fracaso de los tratamientos de fertilización. Ese estudio permitirá reemplazar otro más invasivo, que es la biopsia del endometrio, por un hisopado que podrá realizarse la mujer para procesarlo en laboratorio.
Además, reemplazaron los medicamentos que controlan la inflamación por suplementos dietarios y vitaminas y probióticos personalizados, de acuerdo a la huella microbioma funcional que afecta a la fertilidad y que las científicas miden con un test.
A priori, ya estudiaron más de 400 casos, con muy mal pronóstico para la fertilidad, con una tasa de éxito del 75 por ciento después de los estudios y la intervención de las investigadoras. “Es decir, tenemos una muy buena tasa para casos de pronósticos muy malos”, resaltó la directora del proyecto.
Una apuesta ambiciosa
En la actualidad, el grupo está reclutando un equipo norteamericano y ya contrataron a tres personas. Además, están conformando la empresa y armando la estrategia comercial, regulatoria y de propiedad intelectual para salir al mercado. “Es una ronda que está entre los 3 y los 5 millones de dólares, que es lo que necesitás allá para salir al mercado. Eso equivale al 35 por ciento del capital accionario. De eso se trata esa búsqueda de inversores que aporten capital accionario para la empresa. Tenés que buscar un partner que te ayude y que te sume valor”, expuso Gabriela Gutiérrez en la nota con Mundo News.
Mientras tanto, gestionan ante el Conicet para que cuando se reúna el directorio les firme la licencia de Microgénesis para tener la propiedad intelectual. A cambio de esa cesión de derechos, el organismo recibe regalías que son un porcentaje de las ventas netas. Como ya ocurrió con Inmunogénesis, la primera de las empresas que creó la científica.
En paralelo, siguen avanzando en Estados Unidos, donde presentaron una patente provisoria, con el objetivo de salir al mercado este mismo año. También hicieron encuentros virtuales con una comunidad digital de mujeres que buscan un bebé y algunos Instagram Live con fundaciones de mujeres que podrían financiar los desarrollos. Y 410 norteamericanas contestaron la encuesta, por lo cual seleccionaron a 40 para poder hacer los test.