Una treintena de vecinos exigió seguridad en una improvisada reunión con funcionarios
Un vergonzoso accionar tuvo ayer el Municipio con los vecinos de La Movediza, que viven momentos delicados tras los últimos hechos de inseguridad que se desencadenaron en la barriada.
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Haciéndose eco de la demanda de la vecindad, la comuna los había convocado a una reunión por la situación, cónclave a desarrollarse a las 18 en el CIC de La Movediza, en La Pastora y Misiones, según la cita pautada.
Puntualmente, una treintena de vecinos se apostó en la puerta de la institución a esperar a los funcionarios. Los minutos pasaron hasta que se agotó la paciencia de los concurrentes, más cuando la persona a cargo del CIC les dijo que nadie le había avisado que estuviera programada una reunión.
En el letargo de la espera, los vecinos departieron sus experiencias sobre lo que está sucediendo a este Diario, de lo que es vivir con miedo, no poder salir de noche de sus casas, despertarse por los tiroteos.
Tiempo después, un trabajador de prensa de El Eco de Tandil se comunicó con el subsecretario de Protección Ciudadana, José Denisio, para saber si se iba a realizar la reunión. Pero el funcionario le informó que se había suspendido y que no iban a poder concurrir. Lamentablemente, los vecinos no fueron avisados y al conocer esa información, muchos decidieron irse. Minutos después, el funcionario se comunicó para avisar que iba a concurrir, para no dejarlos plantados.
Los que quedaban permanecieron en la puerta del CIC, ya de noche, esperando la llegada de alguien que los atendiera. Finalmente lograron entrevistarse con el funcionario, a quien recibieron con total respeto, a pesar de la indignación que tenían por la improvisada reunión de la cual solo participaron José Denisio y la concejal Araceli De Vanna.
“Los delincuentes son
dueños del barrio”
A modo de catarsis, asediados por la inseguridad, los vecinos del barrio La Movediza relataron que están cansados de vivir entre rejas, de no poder dormir por las noches, de tener miedo de salir de sus casas y regresar y no tener nada.
David Molina, uno de los frentistas, dijo tener “la sensación de que los honestos tenemos que estar encerrados y con miedo y los delincuentes son dueños del barrio, de la calle. Uno no puede salir ni a trabajar”.
Por su lado, Carmen Alderete explicó que “si uno sale, alguien se tiene que quedar en la casa, porque te desvalijan. En una semana me entraron dos veces a mi casa. Yo estaba dentro la segunda vez que me entraron al patio, sentí un golpe fuerte y vi que uno salió por el portón como pancho por su casa”.
Esto sucede “en cualquier horario, en pleno día, y por la noche no sos digna de dormir en tu casa, porque te molestan permanentemente. Hace como tres años que nos tienen en jaque, no podemos salir al patio porque los piedrazos vuelan sobre nuestras cabezas”.
“No podemos irnos a vivir a otro lado porque no tenemos medios económicos, y lo poquito que uno tiene lo ha levantado con mucho esfuerzo”, admitió.
Sin dormir
En tanto, Liliana González aseguró que luego del conflicto que se desató la semana pasada, todo “sigue igual” porque si bien hay uno o dos patrulleros más, no les sirve porque “la policía no hace nada”.
“Tendrían que hacer algo en relación a los que son el problema. Nosotros estamos justamente en diagonal a los chicos del conflicto, y no podemos dormir una noche porque a las tres, cuatro de la mañana se agarran a los tiros, o se tiran cascotazos, o empiezan a levantarte la vereda para golpearse. Es algo constante”, manifestó.
Y lamentó tener que despertar a sus hijos a las 4 de la mañana y decirles “tírense al piso porque están a los tiros afuera”.
“No tenemos
apoyo de nadie”
Carmen Alderete cuestionó la falta de respuestas y dijo que “no tenemos apoyo de nadie, tenemos que defendernos solos. Cuando llega la época de los votos sí vienen a golpearte la puerta y ahora que nosotros necesitamos realmente, no tenemos a nadie”.
A su turno, Raúl Montoya contó que intentaron incendiarle la gomería y que trata de no dejar el local solo porque lo amenazaron con prenderlo fuego.
“Siempre son las mismas personas, siempre nos agreden, hace tres o cuatro meses que no puedo dormir, y uno se está cansando. Son mayores de edad, tienen 20, 25 años, aparecen tres o cuatro y de golpe son 20”, contó.
Y añadió que “te tiran piedrazos, no se puede vivir así. La policía no puede actuar. ¿Para qué los queremos si no pueden actuar? Que se vayan y nos defendemos solos”.
“Hace 48 años que vivo en el barrio y está así desde que se fueron criando los chicos estos, es una familia o dos los que hacen desastre en el barrio”, indicó.
Robos permanentes
Inés Cappelluti contó que “el jueves a la madrugada estaba mirando televisión, me golpearon al puerta para ver si había gente, y no atendí. Momentos después, en la casa de enfrente se metieron y robaron, es la tercera vez que les roban. Gente trabajadora, que le cuesta juntar el peso para poder alquilar, hoy (por ayer) se tuvieron que mudar, les barretearon la puerta. Alguien nos tiene que dar una solución”.
María Elena Romero vive en el barrio desde los 15 años y lamentó lo mucho que ha cambiado.
“Me han robado herramientas, garrafas, máquinas que nos ha costado mucho comprar, y con las que trabajamos, nos duele que los vecinos se muden porque les roban. Nos han robado y matado animales con hachas, caballos, chanchos”, señaló.
Además, aseguró que “salir a la noche no se puede porque te vigilan y te roban. Nosotros si salimos dejamos a alguien en la casa. Es doloroso vivir así. Necesitamos seguridad”.
Por su lado, Marisol Rastelli contó que su hermana se fue a trabajar y “le desvalijaron la casa”.
“Somos todos laburantes y cualquier cosa que te roban, te parten al medio porque nos cuesta mucho sacrificio. Ayer a la tarde (por el lunes) le robaron a un muchacho, que es el que se mudó, y a las 20 a una ferretería le entraron a robar”, explicó.
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