Artesano denunció discriminación laboral y competencia desleal en la Defensoría del Pueblo
Walter Javier Boulanger aseguró que está impedido de seguir trabajando en el Mercado Artesanal de Tandil por diferencias planteadas por él en ese espacio. “Son 33 puesteros de los cuales debe haber cinco artesanos”, sostuvo y cuestionó que el Estado no regule la actividad para evitar la competencia desleal. Pide que lo dejen trabajar porque “los espacios para el artesano escasean”.
Un artesano realizó una denuncia en la Defensoría del Pueblo de la Provincia, por lo que considera una situación de “discriminación laboral” debido a que no le permiten continuar trabajando en el Mercado Artesanal de Tandil por diferencias planteadas en torno a la “competencia desleal” que se genera con aquellos que son manualistas o revendedores de productos.
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En la denuncia, manifestó que “está impedido de seguir trabajando en la asociación civil del mercado artesanal de Tandil, a causa de diferencias planteadas por él en ese espacio, vinculadas a la actividad de manualistas y revendedores, ya que refiere que no puede competir con los mismos porque su forma de trabajo, costos, y valor agregado son mayores”.
Los conflictos entre artesanos, manualistas, revendedores y vendedores de usados se replica en muchas ferias a lo largo y ancho de la provincia, donde se han realizado diversos reclamos de competencia desleal.
Espacios que escasean
Boulanger explicó que en este momento está esperando alguna respuesta a su denuncia en la Defensoría pero aseguró que los reclamos los inició hace mucho tiempo atrás.
“Ahora lo intensifiqué un poco porque no tengo dónde comercializar mi trabajo, entonces me estoy asesorando sobre mis derechos y viendo lo que viene hablándose sobre el tema de la artesanía”, señaló en diálogo con El Eco de Tandil.
Contó que trabajaba en el Mercado Artesanal pero “a raíz de que faltaban las fiscalizaciones y había muchas diferencias laborales entre las personas que hacen comercio ahí adentro decidí tomarme un período de un año como la asociación civil permite. Cuando estaba en fecha de volver me dijeron que no me iban a permitir regresar. Yo no quiero conflictos con ellos pero el Estado tiene que regular”.
En tanto, consideró que al no haber regulación, los espacios para que trabajen los artesanos se vienen perdiendo. “Por ejemplo, en Semana Santa fue comercial, hubo emprendimientos, micro empresas, un costo altísimo de canon. Vinieron muy pocos artesanos de afuera, mayormente eran microemprendedores. Esas son pérdidas de espacios y derechos laborales, y realmente hoy en Tandil los lugares para el artesano escasean”.
“Yo vengo denunciando el armado, el tercerizado, la reventa de productos, y al no haber un área de Cultura que es la que certifica, todos los años aparece el mismo dilema porque están todos ganando su dinero pero el artesano trabaja todo a mano con mínimas herramientas, y las competencias desleales son de armado, tercerizado. En el Mercado artesanal son 33 puesteros de los cuales debe haber cinco artesanos”, manifestó.
Sin regulación
En tanto, lamentó que “en casi todas las ferias pasa lo mismo, el problema es que no hay regulación. En estos últimos 8 años hubo una fiscalización en 2010, que la pedí, que vinieron del Matra (Mercado Nacional de Artesanías de la Argentina), y una en 2016 que vinieron de Mar del Plata”.
“Lo que se pide a través de la Defensoría del Pueblo es una regulación. Yo lo que menos quiero es que la gente se quede sin trabajo, lo que pido es que no me quiten el mío”, recalcó.
Y admitió que bajo estas condiciones no desea volver al Mercado Artesanal y que prefiere que le permitan “trabajar en otro lugar, de otra forma, hay un montón de espacios turísticos lindos, agradables como para no tener que andar chocándome con personas que se quieren ganar el mango, y no les importa cómo. Yo quiero un espacio donde pueda trabajar”.
Por otra parte, planteó que lo que sucede cuando intenta trabajar en la peatonal u otros lugares públicos, lo toman como vendedor ambulante y en consecuencia lo sacan.
“Yo tengo un carnet, tengo las fiscalizaciones, tengo lo me acredita que soy artesano, pero el inspector no sabe, no le interesa, no le importa. Lo que decide es que hay una ley que dice que las personas no pueden trabajar en los lugares públicos”, señaló.
Le ocurrió por ejemplo que no le permitieron trabajar en el Parque Independencia porque tiene la concesión 1823 y lo consideran como vendedor ambulante.
“Para Navidad del anteaño pasado me sacaron de la peatonal, me hicieron infracción y me quisieron retirar la mercadería”, indicó.
Boulanger se dedica al reciclado de latas, con lo cual diseña animales, figuras humanas, entre otros, por lo cual es considerado un artesano urbano.
“De la feria de la Plaza Independencia me fui cuando incorporaron manualistas, vi que no se podía convivir porque somos distintos, me fui a La Movediza, y de ahí me desplazaron, mayormente las ferias son de manualistas con algún artesano, al no haber una preselección de mercadería no se venden artesanías”, aseguró.
Un reclamo de larga data
En abril de 2015, Walter Boulanger hizo uso de la Banca XXI, para reclamar la aplicación de las leyes que protegen la actividad de los artesanos y las artesanías en la provincia de Buenos Aires, al tiempo que criticó la falta de fiscalización en la feria de Semana Santa.
El artesano, que en ese momento trabajaba en el Mercado Artesanal, reclamó que se realicen las inspecciones que permitan competir legalmente con los manualistas que arman, realizan piezas con maquinaria o copian modelos.
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