Cansados de la inseguridad y la mugre, vecinos de Lavalle al 1700 reclaman el desalojo de Tarraubella
Vecinos de Lavalle al 1700 reclaman que desalojen las torres de Tarraubella (usurpadas hace años) por la inseguridad y mugre que hay en el barrio. “Lamentablemente vivimos como presos”, dijo una de las frentistas, cansada de los roedores, los robos, la basura y las aguas servidas que los rodean.
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María Pedersen, una de las habitantes de la cuadra, contó que “todo empezó desde que usurparon las torres de Tarraubella hace 20 años aproximadamente pero con gente extraña, rara, que se apropia de lo ajeno más de 10 años, antes no molestaban”.
La vecina, que vive en el barrio hace 35 años, fue víctima de dos robos en un mes y medio.
“Nos robaron dos veces, en diciembre y enero. Dos lavarropas nuevos de una semana”, lamentó.
Además, explicó que los vecinos vieron cuando los delincuentes ingresaban a las torres de Tarraubella con los lavarropas, y si bien llamaron a la Policía y llegó enseguida, no ingresaron por no tener orden de allanamiento.
Para entrar a la casa, rompieron rejas y portón. En diciembre se llevaron un lavarropas. Semanas después se volvió a comprar otro y el 12 de enero se los sustrajeron nuevamente.
“Ya nos robaron otras veces, somos el blanco, porque nos vamos temprano a la mañana y volvemos tarde por la noche porque tenemos un negocio. Trabajamos todo el día, no estamos nunca y ellos te controlan todos los horarios”, afirmó.
Más robos
Miriam Probicito lleva 57 años en el barrio y contó que luego de varios robos en la zona consiguieron que Defensa Civil les otorgue botones antipánico, pero sin embargo los ilícitos siguen sucediendo.
Por su lado, Ricardo Vouilloz recordó que recientemente le robaron seis ruedas de un tráiler para autos de carrera que luego pudo recuperar y estaban en ese edificio.
Azucena Varales vive hace 80 años en Lavalle al 1700 y hace poco tiempo le robaron las garrafas. “No sé ni por dónde entraron ni por dónde salieron, pero fui a prender la hornalla a la mañana y encendía, así que fui al patio y vi que la garrafa no estaba. Ahora le pusimos una cadena con candado, pero no se puede vivir así”, cuestionó.
Nancy Marino aseguró que recientemente hubo muchos robos en la zona, de garrafas, bicicletas y hasta una peluquera a la que le robaron casi todo su material de trabajo.
“No puede ser que tengamos que estar en el barrio haciendo guardia. Lamentablemente vivimos como presos. Nos están robando delante de nuestra cara y no podemos hacer nada. La impotencia es muy grande. Somos toda gente de trabajo”, recalcó.
El edificio
usurpado
Pedersen explicó que en las torres usurpadas se van unos y vienen otros y recordó que el edificio nunca se terminó y las personas que estaban pagando ya habían abonado gran parte del dinero correspondiente pero se quedaron sin nada cuando las torres fueron usurpadas.
Ricardo Vouilloz fue una de esas personas. “Yo pagué siete años y medio un departamento ahí, jamás me reconocieron nada, empezaron a construir con una furia bárbara ese edificio, pero de buenas a primeras se paró y lo vendieron”, indicó.
Además, los frentistas detallaron que “la mugre es terrible”, que hay ratones “gigantes” porque las personas que residen en las torres no sacan la basura, sino que la amontonan y como tienen muchos perros “muertos de hambre”, las rompen y desparraman todo.
A eso se suma los pozos que están hechos de forma precaria y siempre rebalsados.
Vouilloz lamentó que nadie les da respuestas y graficó que las aguas servidas están por todas partes, que están conectados al agua de forma clandestina, y que los pozos están “así nomás, ni los vacían. El otro día arreglaron la calle, pusieron engranzado, y ellos con una pala sacaron la piedra para que el agua viniera para acá porque si no se les inundaba todo”.
En tanto, Pedersen cuestionó que el Municipio les cobra en los impuestos barrido, alumbrado y limpieza, pero “no se hacen cargo de nada” y reclamaron que los funcionarios tomen la posta del reclamo.
“Yo llego tarde a la noche y no sabés qué te espera, lo que más quiero es seguridad, tenemos reja, doble puerta, alarma, así y todo nos robaron. Cascotean los techos, no dejan dormir, en menos de un mes me robaron dos veces, así que lo que más necesito es seguridad”, recalcó.
Si bien hicieron los reclamos en el Municipio en innumerable cantidad de veces, nunca les dieron respuestas. Así que piden soluciones, y consideran que la solución sería que los desalojen porque los trastornos que ocasionan son demasiados y no pueden vivir tranquilos.
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