“Damos la pelea”, el mensaje que envío el intendente a todos los tandilenses
El intendente Miguel Lunghi compartió a través de sus redes sociales un comunicado en el que destacó que “nunca creímos que sería fácil” pero que aún así “acá estamos, dando pelea“.
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Remarcó que confía en el sistema de salud local como así también en todos los profesionales y señaló que “no hay lugar para el pesimismo“.
El mensaje
Nunca creímos que sería fácil. Y acá estamos. Dando la pelea. Cada día, en cada testeo, en cada trabajador de la salud, en cada vecino, con la actitud vital que demanda la pandemia: convicción, compromiso, confianza en nuestras fuerzas, responsabilidad para el cuidado del uno y el cuidado del otro.
Nunca pensábamos que sería breve, teniendo en cuenta lo que ocurrió, por ejemplo, en Europa y cómo siguen dando la batalla. Pero desde el principio tuvimos claro que los enfermos no son números, que los comercios no son un balance contable, que los emprendedores no son una fuerza viva de ayer y una agonía de hoy. Siempre, en la forma y en el fondo estamos hablando de seres humanos, de sueños, de vecinos, de mujeres y hombres que comparten nuestras calles y nuestras angustias y nuestras esperanzas. Pensar estrategias, escuchar, reinventar proyectos, acompañar nuevos rumbos, atrevernos a cambiar la realidad, aunque la realidad nos golpee tan duramente, son parte de mis desvelos.
Confío en nuestro sistema de salud pública, en todos y cada uno de sus integrantes, de igual modo que valoro el trabajo del sistema privado; y en medio de la complejidad de la hora resalto aun más la potencia de nuestra comunidad, nuestro Tandil, que se planta y da batalla. Con debate, con ideas diferentes, con tensiones propias del momento extremo que nos toca vivir, pero juntos en la importante y con un objetivo en común: salir adelante.
Ayer nos conmovimos con uno de los tantos ejemplos de la lucha por la vida y el trabajo admirable de quienes la sostuvieron. Es la historia de una señora de 73 años, enferma de coronavirus, que estuvo 31 días intubada en la Terapia Intensiva del Hospital Ramón Santamarina, con patologías previas y todas las ganas de vivir. Fue tratada con plasma, profesionalismo y mucho amor y desde ayer habita una sala común del Hospital. Estas son las pequeñas batallas que nos emocionan y que se ganan en el minuto a minuto. Cada enfermo recuperado, cada comercio recuperado, cada empresa que vuelve a abrir sus puertas conciliando el protocolo sanitario con la necesidad de trabajar y producir, son pequeños combates de una pelea larga que todavía nos demandará mucho tiempo, palmo a palmo y codo a codo.
Está claro que podemos hacerlo. Confío en todos ustedes y les agradezco la confianza. Cada tiempo, cada época del mundo, tuvo sus dramas, sus pestes, sus mortales angustias, sus pérdidas dolorosas. A nosotros nos tocó lo que nos tocó. No vale quejarse. Estamos construyendo como sociedad un equilibrio imprescindible, aunque difícil, entre la prioridad que es la salud y el desarrollo de las actividades, la producción y el trabajo. Ese puente delicado pero necesario es el que vamos tendiendo y transitando cada día y está hecho de una palabra esencial: el compromiso de todos. Por lo mismo, vamos a remontar el barrilete color esperanza. No hay lugar para el pesimismo. Si el optimismo es la fe que conduce a un logro, bienvenida sea esa energía para seguir celebrando la vida hasta que el coronavirus sea un mal recuerdo definitivamente derrotado.