CARTA DE LECTORES
El sueño de la casa propia
Señor Director:
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Soy Victoria, tengo 34 años, trabajo formalmente hace 13. Alquilo hace 10. Tengo esperanzas de tener mi techo propio hace 4. Nunca me voy a olvidar los nervios que tenía ese sábado de abril de 2015, en el que se realizó el sorteo de viviendas del barrio Procrear en las instalaciones de la Uni. Me tocó trabajar, no pude estar presente y lo seguí online. Me imagine tantas veces la felicidad que podía llegar a sentir si salía mi bolilla… Ese día no tuve fortuna, pero vi en muchas caras, esa sensación que yo quería tener… Quede como suplente. No todo estaba perdido.
Fue pasando el tiempo, no tuve suerte de recibir el llamado que me indicara que seguía en orden para acceder a mi casita. Pero si fueron llegando noticias de los cambios que iba sufriendo el programa. Cada vez se alejaba más de la idea original, que pretendía acercar a la clase laburante la posibilidad certera de tener su casa. Los valores de las unidades aumentaron abruptamente (aun ya finalizadas), por ende los requisitos para acceder a ellas también.
El registro de suplentes también cambió, de forma muy poco clara y transparente, pasó a haber un listado único, que nunca se explicó cómo llego a formarse. Quedando aún muchas unidades disponibles, se logró un sorteo exclusivo para quienes estábamos como suplentes. Las condiciones habían cambiado tanto, que para poder anotarse en el modelo más pequeño de dos dormitorios, había que tener ingresos de 30.000 pesos.
¿Es ese un monto accesible para quien no puede tener opción a otro tipo de vivienda? Quizás juntando dos sueldos, una familia lo podía lograr o acercarse al menos. Ahora bien, una persona soltera, como es mi caso, ¿Tiene menos derecho a acceder a una vivienda? ¿Cuántos son los que en julio de 2018 podían tener un ingreso neto de ese valor? ¿Por qué actualmente pago entre alquiler, expensas y cochera, casi 10.000 pesos, pero una cuota para tener mi casa no puede superar el 25 por ciento de mi percepción mensual? (siiendo que uno por su techo, lógicamente haría un esfuerzo mucho mayor que lo que “desperdicia” en alquiler).
Mientras tanto, y viendo que se iban esfumando mis chances en el desarrollo urbanístico, en septiembre de 2017, se larga la novedad de Procrear ahorro joven, pensado para personas de entre 18 y 35 años, que no tuvieran un ahorro previo y quisieran acceder a la compra de su casa.
Y ahí fue Vicky de nuevo. Con pocas expectativas de ser beneficiaria, a decir verdad, ya que el proceso de elección de las 40000 personas que inicialmente iban a poder participar, era mediante sumatoria de puntos según “necesidad” (todas mis respuestas que sumaban chances eran “no”, a excepción de haberme anotado anteriormente en otra línea de crédito y no haber llegado a ser beneficiaria). Y la sorpresa llego los primeros días de enero de 2018, con un mail que arrancaba diciendo “Felicitaciones!”. ¡Qué emoción tan grande sentí! Fue una revolución también para mis seres queridos, porque sabían cuanto lo deseaba. Fue un año de mucho, muchísimo esfuerzo, ahorrando mes a mes hasta el último centavo, para poder cumplir con los plazos fijos que exige el programa y llegar al máximo de subsidio del estado para sumar al crédito bancario. Y fue un año difícil, con muchos cambios en el área económica, y otra vez la esperanza se empezó a esfumar.
En noviembre informaron algunas diferencias, “mejoras” en las condiciones, pero que no alcanzaron para palear la diferencia de la situación en el momento de la creación del mismo, en comparación con la actual. No solo eso, si no que llegó el momento en el que muchos fuimos terminando de depositar los 12 plazos fijos, y con toda la ansiedad que juntamos en un año, empezamos a dirigirnos a los distintos bancos participantes. Y para variar… desinformación total, falta de compromiso en algunos, destrato en otros. ¿Por qué le cuesta tanto al Estado ser organizado? Si ya se sabían los plazos, es tan difícil tener todo emprendido para que la gente que tiene todo en regla pueda arrancar con el proceso de aprobación del crédito, búsqueda de vivienda y burocracia?
No solo eso, sino que en muchas de las entidades ni siquiera tienen la herramienta para realizar una simulación aproximada del monto que cada beneficiario puede llegar a acceder. ¿Es necesario que recién el 10 de enero se hayan reunido Estado y bancos para redefinir tasas y condiciones? ¿Que la respuesta sea que “en las próximas semanas” se informara lo que ofrece cada entidad financiera? ¿y que recién se puedan comenzar los trámites el 31/03, teniendo en cuenta la situación endeble de nuestra economía?
Es momento que paren de jugar con la esperanza de la gente. El desarrollo urbanístico Procrear de Tandil, está terminado hace más de un año. Hay casi cien unidades sin adjudicar. Un montón de personas esperando tener una oportunidad, y despertándose cada día temiendo por el destino de esas propiedades. Aparecen con vidrios rotos, con señas de vandalismo, están cerradas proliferando humedad, entre tantas otras cosas. Pero claro, no hay déficit habitacional como para definir más rápido la forma de hacerlas llegar al pueblo… Y el programa Procrear ahorro joven tuvo más de un año para definir funcionamiento y buscar la forma de que el subsidio y las tasas de interés permitan llegar a algo más de un monoambiente, que se estará pagando por 30 años.
Es por eso que le pido al señor Secretario de Vivienda de la Nación y Presidente de Procrear, Ivan Kerr, y a nuestro presidente de la Nación, Mauricio Macri, que de una vez por todas se ocupen de este tema, deleguen en quien tengan que delegar, ajusten donde tengan que ajustar, pero den soluciones del tamaño que sean necesarias, para que al menos los programas que han comenzado, que se han basado en promesas y generado ilusiones, puedan concluir de una manera beneficiosa para quienes confiaron, se embarcaron y depositaron la poco esperanza que les quedaba. Tienen las herramientas. Necesitamos ver la decisión.
Maria Victoria Espinosa
DNI 31156056
Tandil, pcia de Bs As, Argentina.