Estudiantes de Unicen que llevaron su proyecto a Silicon Valley cuentan su experiencia de viaje
Están en la última etapa de la carrera de Ingeniería en Sistemas de la Unicén y tuvieron una idea innovadora por la que fueron premiados y los llevó a la meca de la tecnología. Ludmila Baliño y Conrado Blanco, de 22 y 23 años respectivamente, son los creadores de Morfeo, un accesorio que por medio de electrodos es capaz de leer la actividad neuronal y detectar si un conductor entra en estado de sueño. Del 14 al 21 de abril, estuvieron en Silicon Valley, Estados Unidos, para adquirir herramientas que les permitan desarrollar su proyecto.
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Llegaron hasta ahí a través de Prendete, un Concurso de Ideas de Negocio Innovadoras que nació en la ciudad de Tandil en el año 2015, buscando fomentar el desarrollo de ideas innovadoras con el objeto de que sea el punto de partida de proyectos viables, escalables y futuros generadores de empleo. La iniciativa es organizada en conjunto por la Facultad de Cs. Económicas, la Facultad de Cs. Exactas, el Centro de Innovación y Creación de Empresas de la Universidad Nacional del Centro de la Prov. de Buenos. Aires (UNCPBA), el Municipio de Tandil, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), la Cámara de Empresas del Polo Informático de Tandil (Cepit), la Agencia de Desarrollo Territorial, Grupo Assa (gA), el Ministerio de Ciencia, Innovación y Tecnología de la Prov. de Buenos Aires. y demás instituciones que forman parte del ecosistema emprendedor de la región
Entre las múltiples actividades realizadas por el grupo durante la estadía, asistieron al Demo Day de la empresa IndieBio, una aceleradora de proyectos dedicada a impulsar empresas que apuestan a resolver los problemas de la humanidad. El evento reúne a catorce empresas especializadas en biotecnología que cuentan con ocho minutos para presentar sus iniciativas frente a inversores, empresarios y otros interesados. Entre las presentaciones cabe destacar el proyecto argentino “BeeFlow”, perteneciente al emprendedor Matías Viel, cuya iniciativa apuesta a fortalecer la genética de las abejas para mejorar el rendimiento de la polinización.
Conrado Blanco le contó a El Eco Multimedios que “el viaje estuvo buenísimo, pudimos conocer otra cultura y un montón de cosas nuevas. Tuvimos muchas actividades todos los días, visitamos muchas aceleradoras, por ejemplo, Puente Labs, que es una especie de incubadora para conectar proyectos latinomericanas con Silicon Valley.”
El cuarto día, jueves por la mañana, la agenda comenzó en la empresa Puente Labs, donde la comitiva se reunió con Fernando Franco, el Director Ejecutivo de la compañía. Seguidamente, visitaron las oficinas de Globant, donde disfrutaron del espacio Playground, donde hay prototipos y productos innovadores para probar, conocer e interactuar. Más tarde, en las mismas instalaciones, tuvo lugar el Demo Day de Prendete en Silicon Valley, donde los ganadores expusieron sus iniciativas de negocios.
“Se maneja mucho el tema de emprendimiento con aceleradoras porque tienen más recursos, es más rápido y se conecta más rápido porque el capital mundial de riesgo está ahí. Los emprendimientos tienen que ser exponenciales, que se puedan aplicar a gran escala. Nuestro proyecto tiene esa escala, tenemos que seguir con él hasta que estemos en una escala que lo podamos llevar allá”, explica Conrado.
Según Blanco, lo que les piden para ir allá es estar bien asentados en Argentina. “Hay muchas opciones, entonces pasa por una cuestión personal, para llegar a Silicon Valley no hay nada escrito, y también es un poco de suerte. Nos recomendaron desarrollarlo bien acá, con algunos clientes para probar y después recién ir a San Francisco. El director de Puente Labs nos contó que al haber tantas empresas de tecnología son menos leales, tenés que pagar más, surgen otras problemáticas, que si las resolvés en tu lugar de origen vas con muchos temas solucionados”, manifestó el joven estudiante de Sistemas.
“Compramos equipos allá para empezar con las pruebas, con el dinero del premio que justo fue entregado antes de viajar, porque queremos meterle a la parte del desarrollo aplicado a ese hardware específico, una vez que podamos armar el prototipo, deberíamos hacer ambas cosas a la vez: desarrollar el equipo y buscar empresas que estén dispuestas a probarlo. Pero queremos tener al menos un prototipo que funcione para estas pruebas”, nos refiere el protagonista.
En el medio de la conversación hace mención a que en si bien en Estados Unidos compraron el equipo para probar el código y ver qué necesidades de hardware van a tener en base al código del programa., cuando sepan qué hardware necesita la aplicación, podrán conseguir los materiales en Argentina para producir los prototipos para prueba.
El nicho para introducir la aplicación Morfeo son las empresas de transporte de carga y pasajeros, y en el viaje se les abrió la idea de buscar por el lado de las aseguradoras de riesgo de trabajo, las ART. Si bien Conrado y Ludmila ya habían contemplado esa posibilidad, ahora tienen en claro que de entrada van a buscar por ese lado.
El formato sería un accesorio, como vincha o gorro, que permita posicionar los electrodos en la zona de la nuca sin ser invasivo.
“Queremos una buena base que valide el sistema. Nosotros pensamos que para tener un buen equipo deberíamos trabajar durante seis meses, con suerte menos, después arrancar las pruebas y a la par mejorar el prototipo para llevar un producto viable, pero necesitamos un año de prueba mínimo en empresas para poder llevarlo a otro lado”, nos cuenta.
El estar inmersos en el ámbito de la Facultad de Ciencias Exactas de la Unicén les propicia muchas posibilidades de investigación, asesoramiento y mentoreo. Para Conrado “al ser nosotros de la facultad tenemos contacto y acceso a mucha gente. También queremos ver si algún chico más de la facultad de interesa en el proyecto, estamos abiertos por si alguien más se quiere sumar. Hay mucha investigación en exactas en lo que es Neurociencias, habría que buscar por ese lado también.”
Contado y Ludmila, así como otros ganadores del concurso, son muy jóvenes y tienen un futuro extraordinario por delante, gracias a su capacidad de trabajo, innovación y ganas de hacer cosas diferentes desde la universidad pública, con impacto positivo en la sociedad y buenas perspectivas de inserción en el mercado mundial. Este es apenas el comienzo.
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