Gastronómicos expresaron enojo con las restricciones y afirman que no son los responsables de los contagios
Consideran que las nuevas medidas van a seguir “deteriorando la economía del sector”. A su vez, enfatizaron que “el problema no somos nosotros, el problema son las reuniones y las fiestas”.
Ante los inminentes anuncios del toque de queda sanitario, El Eco de Tandil recorrió diversos comercios gastronómicos para conocer su opinión sobre las restricciones que se van a implementar en horario nocturno.
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La mayoría prefirió no hablar, aunque manifestó enojo y hastío ante el nuevo decreto presidencial, e incluso muchos de ellos expresaron desconocer puntualmente los alcances de las restricciones próximas a imponerse.
En un año sumamente difícil para los comerciantes, y sobre todo el sector gastronómico y turístico, que debieron afrontar varios cierres, restricciones de capacidad y de horarios y el hecho de no tener turistas durante casi todo el año, una nueva imposición de medidas de este tipo los coloca ante un panorama muy complejo e incierto.
Julián Salvatierra, de la confitería La Vereda, consideró que “en lo personal me parece que estas medidas siguen deteriorando la economía del sector gastronómico y turístico. No veo que le estén dando en la tecla en ese sentido”.
“No creo que esto colabore a bajar los casos y veo muchas contradicciones en que, por ejemplo, se juntó 1 millón de personas para hacerle el sepelio a un ídolo deportivo, eso está permitido, y después de un año de sequía económica en el sector turístico gastronómico nos vienen a restringir el horario. Es hasta las 23, pero a nosotros que trabajamos de noche nos afecta”, manifestó.
Y agregó que “estamos recibiendo bastante turismo de la provincia. Veníamos trabajando bien, con ciertas expectativas y surgió esto”.
“Nosotros estamos trabajando con un 40 por ciento de la capacidad, creo que tienen que ir puntualmente a los lugares que se sabe que no cumplen con las obligaciones sanitarias, no con los que sí las cumplimos, por eso queremos que nos dejen seguir laburando”, sostuvo.
Asimismo, aseguró que habitualmente hasta la 1.30, que es el horario permitido, tienen gente. “Nos va a afectar y creo que no suma, resta. Esperemos que sea por poco tiempo”, manifestó.
“El problema viene por otro lado”
Por su lado, José Luis González, del restaurante La pulpería, indicó que como se trata de una medida nueva, todavía resta definir los horarios, pero consideró que si se implementaría desde las 24, en su caso no lo afectaría tanto, por tratarse de un comercio alejado del centro, donde en ese horario ya no hay prácticamente nadie.
“Posiblemente afecte más a los restaurantes más grandes o cervecerías o donde hay música, pero si fuera a las 23 es otra cosa, hay que ver cómo viene el decreto. El tema es que siempre parece que los restaurantes tienen la culpa, pero en verdad el problema viene por otro lado, todos lo sabemos, y en vez de controlar eso, enseguida van a cortar los horarios de los comercios”, cuestionó.
Además, destacó que “nosotros mantenemos los protocolos, la mitad de capacidad dentro de los locales, el barbijo, el alcohol, todo. Primero que no estamos con el flujo de gente de otros años. En la Terminal de Ómnibus (donde es concesionario) estamos recién empezando a sobrevivir un poquito y el problema no somos nosotros, el problema son las reuniones, fiestas”.
En tanto, contó que “el 31 a la noche abrí el negocio y en años normales tenía 140, 180 cubiertos, pero ahora trabajé con 60 cubiertos. Hay que considerar que un lugar como La Pulpería, que tiene mesas afuera y adentro, no tengo gente cada 2 metros, tengo gente cada 4 metros”.
“La culpa no la tiene el restaurante”
“Ese día a la 1.30, cuando me iba a mi casa en auto, por Estrada, para el lado de La Elena, parecía un desfile de Semana Santa. Había autos de un lado al otro. El problema no somos nosotros, tienen que dejar de dar vueltas con que los restaurantes tenemos la culpa, es como que te dejan asomar un poquito y otra vez para atrás. El sector no está en condiciones de volver a cerrar”, remarcó.
Y añadió que “la gente se asusta por todo esto. Hay que tener en cuenta además que las personas que vienen de afuera se cuidan, vienen con barbijo, te preguntan si tenés el aire prendido, así haga frío se sientan afuera. La culpa no la tiene el restaurante”.