La poética de las servilletas de tela, una obra que en “7 Cajas” revela un mundo de sentimientos
Podría decirse que fue esta propuesta la que motorizó la reapertura del Mumbat. Las artistas Mariana Hoffman y Cecilia Pagliaro trabajaron en la resignificación de un objeto abandonado que solo se luce en épocas como estas, las Fiestas. “En un año difícil, donde a todos nos pasaron cosas, volver a la mesa con lo que podemos es esperanzador”, dijeron.
Como la llegada del Coronavirus ha llevado a la población toda a resguardarse, así las servilletas de tela han ido quedando relegadas por la pandemia de lo descartable, del uso y tiro, de lo efímero. Poco a poco la necesidad de ellas se fue esfumando, aunque todavía se atesoran los mejores pares y manteles para celebraciones importantes, como la Navidad, por ejemplo.
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Con “7Cajas, 7 Mundos”, las artistas Mariana Hoffman y Cecilia Pagliaro buscan en cierto modo reivindicar este elemento que supo ser cotidiano y guarda consigo un sinfín de momentos compartidos.
Estuvieron a lo largo del año apostando a esta idea y lejos de bajar los brazos con las limitaciones de la pandemia, decidieron darle un marco y trabajarla como cualquier obra a ser presentada. Así se dirigieron al Mumbat, espacio con el que tienen un vínculo de años, y logrando de alguna manera dar el puntapié inicial para que la reactivación de las salas para el público presencial deje de ser un sueño.
Decir con restos de historias
Contaron que el proceso deriva de un derrotero de trabajo que sostienen hace largo tiempo, ya que juntas venían haciendo “Reservar el Blanco” una referencia a ese mueble donde se guarda lo que se llama ropa blanca.
Así, un poco buscando y otro poco dejando entrar a lo que iba a pareciendo, empezaron con otros géneros hasta que pensaron “por qué no tomar las servilletas”. “Algo en desuso, que antes se lavaba, se tendía al sol y que al volver a tocarlas podríamos resignificarlas”, dijo Pagliaro, hablando de un ritual que abuelas y madres practicaban con estos objetos de tela y hoy ya no existe.
La necesidad de contar algo con cada una de ellas llego enseguida, analizaron los mensajes que aguardaban y así comenzaron las intervenciones sobre las telas. En la sala del Mumbat se las puede ver, cruzadas con restos de elementos que también rodean a las creadoras y hacen a su cotidianeidad, como lo botánico, la vegetación y los hilos.
“Nos atraviesa a las dos, porque decidimos vivir en la naturaleza y tuvimos la idea de probar con eco print a ver qué pasaba, dando lugar a un trabajo de búsqueda azaroso”, compartió Hoffman.
“Atravesamos las servilletas con nuestra mirada”
En esta obra, las servilletas están puestas amorosamente como contaron que lo hacían cuando eran niñas y aprendían a ponerlas en una mesa. Tal como lo describieron quienes lo gestaron, “7Cajas” es parte de un proceso de búsqueda de identidad visual, centrado en aquellos objetos que formaron parte de una vida familiar, donde los elementos cotidianos no eran descartables.
“Es esa razón la que nos permite encontrar, hoy, varias generaciones después, en las cajas de las casas, donde el tiempo transcurrió y transcurre de una manera particular, lenta y amorosa, restos de historias que nos permiten reconstruir mundos desconocidos por antiguos”, coincidieron.
Ellas se juntaron alrededor de esas telas. “Atravesamos las servilletas con nuestra mirada, rescatando y resignificando parte de los relatos bordados para unirlos con nuestro cotidiano. Cruzamos sus flores con nuestra vegetalidad actual. Las escribimos, imprimimos, pintamos, las cosemos con otro sentido, el de juntar, anudar, ensamblar”, figuraron con palabras, eso que se verá desde hoy y hasta febrero en una de las salas del Museo.
“En las casas nuestras el mantel y las servilletas eran para las grandes fiestas y una de ellas era la Navidad”, dijeron y por eso la propuesta cuenta con una mesa colgante con esa flora que las rodea e identifica sobre ella.
Esperanza, metáforas y poesía
“En un año difícil, donde a todos nos pasaron cosas, pero también donde quedó gente en el camino, quedaron amores, entonces en un momento así me parece que volver a la mesa con lo que podemos es esperanzador”, reflexionó Pagliaro.
En ese devenir emocional con el que se puede encontrar el visitante, la intención también es con poco decir mucho, a través de una metáfora fuerte, pero a la vez dulce. En este sentido, Hoffman razonó que pueden encontrarse con una acción pública “más potente”, sin embargo les gusta pensar en el “equilibrio y la suavidad y el silencio”.
Si bien es imperante recorrer la obra, detenerse y predisponerse sensiblemente a recibir el mensaje, la descripción con palabras podría llevar hacia algo con cadencia poética. De hecho ellas escribieron un texto para acompañar esta propuesta.
La poética del espacio de G. Bachelard
Reservar el blanco y sacarlo a la luz
El armario está lleno de lienzos… incluso rayos de luna que puedo desdoblar.
Pedir permiso y abrir el cajón…
Descubrir una intimidad.
Reservar el blanco…
Bellos objetos realizados por una mano hábil, han sido bellamente continuados.
Pedir permiso y abrir el cajón …
A sentido el dulce calor conservado por una piel.
Sacar a la luz … tantas mujeres.
Pedir permiso y abrir el cajón…
La ceremonia de habitar lo blanco…
se reservó tanto que quedó olvidado, para otra vida… que es esta.