Un joven de 20 años espera hace diez meses un audífono de Osecac
La madre de un joven de 20 años reclama desde enero a Osecac un audífono que no funciona desde enero. La obra social le ofrece un modelo que sólo le permite escuchar un 3 por ciento, cuando el recomendado por médicos le garantiza un 90 por ciento de audición. Para lograr la cobertura, inició un reclamo a través de Chang.org, donde ya cuenta con más de 6.200 firmas que apoyan el requerimiento de esta familia tandilense.
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En diálogo con El Eco Multimedios, Josefina Espetxe contó que “Ramiro ha cumplido 20 años, ha terminado su secundaria, y en enero se le rompió el audífono. Hicimos todos los papeles correspondientes, con idas y vueltas de Osecac, y ellos tienen un convenio con una empresa de audífonos que se llama Gaes. Mostrando nuestra voluntad, ya fuimos dos veces a Mar del Plata, pero los audífonos que nos quieren dar no le sirven a Ramiro”.
Y explicó que “con los anteriores, que se probaron y venía usando, que la obra social había comprado hace 5 años, escuchaba un 90 por ciento”, mientras que el equipo que quiere entregar Osecac le permite una audición del 3 por ciento. “No es una opción que nos sirva. No le sirve a él”, concluyó la mamá.
Describió que Ramiro “es muy sociable” ya que “ha obtenido mucha audición con su implante y su audífono, y ahora se encuentra desamparado porque el sordo pierde el atrás cuando no escucha por las dos vías”.
También contó que “ha aprendido, con mucho esfuerzo, a manejar, pero no se siente confiado. Ha intentado empezar a estudiar carpintería en la técnica y se tuvo que retirar porque no escuchaba ni siquiera cuando tomaban asistencia. Entonces, no está en capacidad de estudiar, no está en capacidad de trabajar”.
Por otra parte, sostuvo que “me preocupa un montón su seguridad en la calle, por ejemplo, porque él vivía acostumbrado a ser oyente y ahora no escucha bien”.
Seis cartas documento
En relación a las gestiones ante Osecac, afirmó que “la obra social nos dilata. Hemos mandado como seis cartas documento y nos contestan lo mismo, que la prestación está otorgada, pero no sé qué significa que está otorgada cuando a nosotros no nos dan nada”.
Josefina Espetxe indicó que cuentan con todos los estudios firmados por médicos, incluso la recomendación del aparato que necesita el paciente.
“Nosotros hemos ido y hemos probado los audífonos que ellos dicen, cuando los audiólogos dicen que no les sirven. Tenemos papeles que demuestran que eso no sirve”, señaló.
En cuanto a la situación de Ramiro, manifestó que “él no está feliz porque se da cuenta de lo que ha perdido”, y agregó que en los diez meses que lleva sin audífono se le mojó el implante coclear y se desesperó porque no escuchaba. “Estamos con el terror de que le pase algo al implante, que ya está viejo, porque se pone caduco. Tanto los audífonos como los implantes cocleares son instrumentos que les dan la posibilidad de ser chicos normales, de poder estudiar, de progresar, pero tienen un tiempo útil, como todo lo que es eléctrico”, afirmó Josefina Espetxe.
Y lamentó que “toda la técnica para que los discapacitados vivan normalmente está, pero las obras sociales tienen miles de papeles que no cumplen en tiempo y en forma. Tengo dos trabajos y de los dos aporto a la obra social. Es un sistema que no está cumpliendo como correspondería, y nosotros mostramos nuestra buena voluntad en todo”.
A partir del petitorio digital en Change.org muchas personas la llamaron para colaborar y le demostraron solidaridad, pero “lo justo es que la obra social cumpla. Esa es la normativa, para eso todos los trabajadores aportamos y aportamos de todos los trabajos, porque yo teniendo dos, aporto doble. Estoy muy agradecida, pero debe cumplirse la ley”.
Sostuvo que “la ley de discapacidad dice que la persona discapacitada debe tener a su alcance a través de la obra social y si no la tuviera, del Estado, todo lo que él requiera, medicamentos, tecnologías, y eso no se está dando en este caso”.
Por último, Josefina Espetxe expresó que “quiero agradecer a todo Tandil porque los niños sordos generalmente se aíslan y Ramiro ha tenido siempre la apertura de toda la sociedad, que lo ayuda, que se ríe con él, que lo acompaña. Me gustaría que así fuera siempre, porque cuando vamos a Buenos Aires nos dicen que Ramiro es un sordo atípico, porque realmente ellos viven aislados, y la sociedad de Tandil ha hecho que él sea un nene feliz. Entonces quiero que se siga manteniendo eso”.