Vecinos del barrio San Juan se sienten aislados y exigen que vuelva a pasar el colectivo azul por la zona
Los frentistas explicaron que necesitan “urgentemente que el colectivo vuelva por el recorrido habitual de Figueroa”. Hace un año que va por Lunghi pero en el barrio hay muchos chicos que van a la universidad y deben caminar alrededor de 10 cuadras para acceder al micro, lo cual es un trastorno, principalmente de noche, ya que tampoco hay iluminación en la zona.
Vecinos del barrio San Juan se sienten aislados porque hace un año que el colectivo azul no circula por la zona. Sucede que se cambió el recorrido con motivo de la obra de pavimentación de Figueroa pero luego de concluida la obra, el micro no volvió a su recorrido habitual.
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Uno de los problemas es que en la barriada hay muchos estudiantes universitarios que para trasladarse hasta el Campus tienen que caminar entre 8 y 10 cuadras hasta la avenida Lunghi, lo cual es una complicación, sobre todo de noche.
Este problema, aseguraron, afecta también a vecinos de los barrios Maggiori y El Tropezón.
Sin embargo, el transporte público no es el único problema que aqueja a los vecinos del barrio San Juan, sino también la falta de iluminación y la inseguridad, entre otros. “En esta zona el Estado está ausente”, resumió una de las vecinas.
Sebastián Dicósimo, uno de los frentistas, explicó que hace aproximadamente un año “dijeron que iban a asfaltar en 4 meses Figueroa, por lo cual cortaron la calle. Todo ese tiempo se limpió la calle bastante rápido y luego quedó cortada, pero no hubo ningún tipo de avance, pasaron los meses y en diciembre recién retomaron la obra”.
En ese lapso de tiempo, el recorrido de la Línea 503 (azul) cambió. Dejó de pasar por Figueroa para circular por Lunghi, lo cual los perjudicó porque “pasa muy lejos de San Juan y Maggiori. Necesitamos los vecinos urgentemente que el colectivo vuelva por el recorrido habitual de Figueroa porque la calle ya está funcionando, está todo asfaltado”.
“Lo que queremos es que el colectivo vuelva a hacer el recorrido de antes o si no se puede por algún motivo, que retome por alguna otra calle, ejemplo Quintana, que está en perfectas condiciones, y que después pueda retomar por alguna otra calle”, indicó.
Explicó que en su caso y el de otra compañera, todos los días deben caminar 8 cuadras y media hasta la parada de Lunghi, ida y vuelta, es decir, 17 cuadras y más que nada es un trastorno cuando regresan de la facultad porque es de noche y “es complicado porque la zona es muy oscura y perdemos mucho tiempo para ir y venir”.
Verónica Valcarce, por su lado, explicó que esto afecta también a los frentistas de El Tropezón porque “siempre está olvidado y la gente utilizaba mucho el azul”.
Falta de iluminación y pastizales
Por su parte, Cintia Juárez planteó que justamente la calle por la cual deben caminar para ir a tomar el colectivo hasta Lunghi casi no tiene iluminación, hay pastizales y se encuentra en muy mal estado.
“No se puede andar por Buenos Aires de noche, de Figueroa a Quintana. Todo el tramo está mal iluminado, además del pastizal, la seguridad es un desastre también. A veces venís de noche y no sabes qué te puede pasar. La iluminación de la calle es fundamental porque no se puede andar de noche”, afirmó y aseguró que le entraron a robar dos veces en su casa.
Veredas
En tanto, Verónica Valcarce expuso que “Figueroa hasta casi llegando a Pujol pavimentaron todo, quedó bárbaro, que es obvio que lo hicieron por el tema de las elecciones porque en sí Figueroa hace años que se tendría que haber pavimentado pero recién ahora lo hicieron. Pero el problema es que dejaron la vereda intransitable”.
“Las chicas con los cochecitos tienen que ir por el medio de la calle con los autos de por medio. Yo soy una de las personas que camina por la calle y nos dicen de todo los automovilistas. Es imposible transitar por las veredas, pero los automovilistas no me tienen que decir de todo a mí sino a Lunghi, que haga las cosas bien de una vez por todas”, reclamó.
Con respecto a las arterias, Aurelio Quiroga contó que “cuando llueve esta calle se pone toda barrosa y queda intransitable. Antes teníamos ripio pero cuando hicieron las cloacas lo sacaron y quedo así”.
Pastizales
Sebastián Dicósimo señaló, además, que con respecto al predio del Ejército se siente “discriminado porque uno pasa por el Procrear y está hermosa todo lo que es la zona del Ejército y acá es un basural, plantas gigantes, yuyos. Nunca he visto a alguien con una cortadora de pastos en esta parte. De noche es escuchan ruidos ahí y uno no sabe si es una persona, un caballo, y nos da mucha inseguridad”.
Evelyn Vega, otra de las vecinas que concurre a la facultad, contó que cuando regresa del Campus tiene que caminar con linternas por Buenos Aires porque “los autos algunos no tienen luces, las motos tampoco, casi nos pasan por arriba”.
Sebastián Dicósimo agregó que “yo voy por Buenos Aires hasta la parada de colectivo, desde Quintana hasta Figueroa no hay absolutamente nada de luz. Acá hay un foco solo y tiene cantidad de bichos, así que no se ve nada”.
“No hay nada de mantenimiento. Se rompió un foco hace 2 meses y todavía no vinieron a arreglarlo. De noche entre los pozos, la falta de luz y los pastizales no se puede andar”, afirmó.
En tanto, sostuvo que “el tema del colectivo viene desde hace tiempo. Una vecina ya juntó firmas y las presentó en el Municipio, pero no hubo respuestas. Me gustaría que el Municipio nos dé una respuesta urgente a todos los vecinos que nos vemos afectados, que somos muchísimos. Este es un barrio con muchos estudiantes, muchos no están presentes ahora porque están en la facultad, pero esperamos que haya una solución rápida”.
“También están todos los vecinos del Procrear que no tienen ningún colectivo que vaya a la facultad y gastar en dos colectivos los llevaría al doble de precio”, sintetizó.
Y expuso que “según el colectivero con el que yo hablé, me dijo que ellos quieren volver a pasar por acá pero que los que todavía no han dado el okey es la gente del Municipio”.
Inseguridad
Por su parte, Fernando Diz planteó que otra problemática que les preocupa es la inseguridad, la cual viene “acompañada de la falta de iluminación y de los pastizales largos”.
En su caso, fue víctima de un importante robo el año pasado, en el cual le desvalijaron la casa situada en Buenos Aires, entre Ugarte y Laprida. “Se hizo la denuncia en la comisaría Tercera y en lo que va del año los vecinos estamos en un grupo de Whatssapp alertas por este tema, pero una o dos veces por mes tenemos diferentes alertas en las casas de los vecinos”, indicó.
“El año pasado me abrieron la reja y la policía llegó, pero nunca se encontró nada. Una vez por mes a distintos vecinos se van activando las alarmas, la policía viene después de que suenan las alarmas pero en sí la seguridad la estamos brindando entre los propios vecinos”, afirmó.
Cintia Juárez sostuvo que “a mí me entraron dos veces y no hay seguridad, no pasa la policía”.