En una de las noches más frías de lo que va del invierno llegamos a la cancha del Hogar de Varones. Allí, un nutrido grupo de niñas y adolescentes –pertenecientes al Club Juventud Unida- le pegan a la pelota como si en eso les fuera la vida. Corren por el predio, no tiritan, no se cubren con una campera. Allí, en remeras de mangas cortas (y muchas de shorts) sueñan con convertirse algún día en -por ejemplo- la tandilense aclamada en Brasil, Agustina Barroso. Dialogamos con Carlos Raúl Cámara, el entrenador, a quien incluso le pedimos su mirada sobre las travestis que se incorporan al fútbol femenino.