La ONU considera “escandalosos” y “vergonzosos” los insultos del presidente de Estados Unidos
Naciones Unidas fustigó ayer las palabras del presidente estadounidense Donald Trump, que según la prensa calificó de “países de mierda” a El Salvador, Haití y las naciones africanas, considerándolas “escandalosas”, “vergonzosas” y “racistas”.
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“Si se confirman, son comentarios escandalosos y vergonzosos por parte del presidente de Estados Unidos. Lo siento pero la única palabra que se puede utilizar es racista”, declaró a los periodistas Rupert Colville, portavoz de la oficina de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.
“No es únicamente una cuestión de vulgaridad del lenguaje”, afirmó, considerando intolerable denigrar así a países y a un continente entero y considerar que “toda su población, que no es blanca, no es bienvenida”.
Estas palabras muestran “el peor lado de la humanidad, validando y alentando el racismo y la xenofobia”, agregó.
Trump recibía el jueves en el despacho oval a varios senadores, entre ellos el republicano Lindsey Graham y el demócrata Richard Durbin, para hablar de un proyecto bipartidista que propone limitar la reagrupación familiar y restringir el acceso a la lotería de permisos de residencia.
A cambio, el acuerdo permitiría evitar la expulsión de miles de jóvenes, la mayoría latinoamericanos, que llegaron a Estados Unidos siendo niños.
“¿Por qué todas estas personas de países de mierda vienen aquí?”, preguntó Trump, según contaron fuentes al diario The Washington Post.
Según estas fuentes, el presidente hacía referencia a países de África, así como a Haití y El Salvador, afirmando que Estados Unidos debería recibir en su lugar a ciudadanos de Noruega, con cuya primera ministra se había reunido la víspera.
Donald Trump busca despegarse del escándalo
Donald Trump buscaba ayer despegarse del escándalo provocado por su mención a “países de mierda” al referirse a Haití, El Salvador y a naciones africanas, declaración que un alto funcionario de la ONU denunció como “racista”.
Trump recurrió en la mañana a su arma favorita, la red Twitter, para defenderse y negar haber dicho eso, pero rápidamente fue desmentido por un senador del partido Demócrata que estuvo en la reunión y confirmó la versión.
En un primer mensaje Trump admitió que en una reunión el jueves en la Casa Blanca para discutir sobre inmigración se dijeron cosas “duras”, pero aseguró que “ese no fue el lenguaje utilizado”.
Una hora más tarde Trump volvió al tema en Twitter para asegurar que nunca dijo “alguna cosa despectiva sobre los haitianos, más allá de decir que Haití es, obviamente, un país muy pobre y con muchos problemas”.
Pero poco después, el senador demócrata Rick Durbin, quien participó de la reunión, dijo que Trump efectivamente se refirió a “países de mierda” y que además lo hizo de forma reiterada.
Trump “tuiteó ayer negando que utilizó esas palabras. No es verdad. Él dijo esas cosas llenas de odio, y las dijo repetidamente (…) Hizo esas declaraciones viles y vulgares, llamando a esas naciones países de mierda”, se lamentó Durbin.
Diversas fuentes señalan que Trump se refería a naciones africanas, Haití y a El Salvador. “¿Por qué todas estas personas de países de mierda vienen aquí?”, habría dicho Trump, para añadir que quería inmigrantes de países nórdicos, como Noruega.
Indignación global
En pocas horas el escándalo se tornó internacional, con una fuerte oleada de indignación por las declaraciones del mandatario estadounidense.
En Ginebra, el portavoz del Alto Comisionado para Derechos Humanos de la ONU, Rupert Colville, calificó los dichos de Trump como vergonzosos.
“Si se confirman, son comentarios escandalosos y vergonzosos por parte del presidente de Estados Unidos. Lo siento, pero la única palabra que se puede utilizar es racista”, dijo.
En la visión de Colville, la visión expresada en esas declaraciones muestran “el peor lado de la humanidad, validando y alentando el racismo y la xenofobia”.
En Puerto Príncipe, el gobierno de Haití emitió una enérgica nota en que consideró “inaceptable” las declaraciones “odiosas y abyectas” de Trump, por considerar que reflejan “una visión simplista y racista completamente equivocada”.
Por su parte, en Adis Abeba, la Unión Africana condenó las declaraciones “hirientes” y perturbadoras” del mandatario estadounidense.
“En mi opinión no es solamente hiriente para las personas de origen africano en Estados Unidos, sino también para los ciudadanos africanos”, dijo a la AFP Ebba Kalondo, portavoz del presidente de la Comisión de la Unión Africana Moussa Faki.
“Esto es aún más ofensivo dada la realidad histórica del número de africanos que llegaron a Estados Unidos como esclavos”, añadió.
“No es bienvenido” en Londres
En Londres, el alcalde Sadiq Khan celebró la decisión de Trump de cancelar una visita a esa ciudad porque allí “no es bienvenido”.
“Muchos londinenses han dejado claro que Donald Trump no es bienvenido (…) Parece que finalmente lo ha entendido”, expresó el alcalde, aunque la suspensión del viaje esté relacionada con una polémica por la sede de la nueva embajada estadounidense en Londres.
En el plano interno, las reacciones tampoco tardaron en aparecer.
El legislador Demócrata Luis Gutiérrez, nacido en Chicago de padres puertorriqueños, apuntó que “ahora se puede decir con 100% de seguridad que el presidente es un racista”.
“Tengo vergüenza de nuestro presidente”, añadió.
La ola de indignación imperaba también entre los republicanos.
La legisladora Mia Love, de familia haitiana, dijo que la declaración de Trump era “divisiva” y opinó que se imponía ahora un pedido de disculpas.
Para Tim Scott, el único senador negro entre los republicanos, opinó que las declaraciones de Trump eran “decepcionantes”.
En busca de un acuerdo
Trump recibió el jueves en la Casa Blanca a un grupo de legisladores demócratas y republicanos para tratar de alcanzar un acuerdo sobre una ley general sobre migraciones.
El republicano Lindsey Graham y el demócrata Durbin buscaban hilvanar ese acuerdo pero al llegar a la Casa Blanca observaron que Trump estaba acompañado de otros legisladores que defienden mano dura con los inmigrantes.
El acuerdo buscado se propone hallar una salida a unos 680.000 jóvenes que ingresaron irregularmente al país siendo aún niños y que regularizaron su situación con el programa DACA, aprobado durante el gobierno de Barack Obama y cancelado por Trump.
Para alcanzar un acuerdo que permita la renovación del programa DACA o una alternativa para esas personas, la contrapartida propuesta es que la legislación cierre la puerta a la “migración en cadena”, en la que cada beneficiado incluye a sus familiares.
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