Detuvieron al jefe de barra de Platense por secuestro y robos
El jefe de la barra brava del Club Atlético Platense, fue atrapado por el secuestro de la hija de 18 años de un condenado narcotraficante. Tenía también un pedido de captura por un tiroteo en el Barrio Mitre y era investigado por liderar una banda que cometió varios robos a locales de celulares porteños.
Se trata de Alejandro Acosta, apodado “Viejo Tom”, sindicado como el líder de la barra brava del “Calamar”, quien fue detenido en las últimas horas por estar acusado de haber formado parte del secuestro de Rocío Jazmín Rosales Pérez (18), ocurrido en abril de este año.
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La joven es hija de Luis Alberto Rosales (47), alias “el Gordo Papa”, de nacionalidad boliviana y quien está condenado y detenido desde hace dos años en su casa con una tobillera electrónica por una causa de venta de armas y de drogas.
“Este procedimiento exitoso fue posible gracias al profesionalismo de las fuerzas federales en materia de inteligencia criminal. Invertimos recursos en tecnología y capacitación que, sumados al esfuerzo de los detectives, no permiten alcanzar resultados concretos en la lucha contra el delito complejo”, afirmó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a través de un comunicado.
Los investigadores establecieron que varios integrantes de la hinchada de Platense habían participado del hecho.
Fue así que el 17 de mayo último fueron detenidos dos de los supuestos autores del secuestro, Kevin Ariel Torres y Cristopher Miranda Insaurralde, frente a las instalaciones del club de la localidad bonaerense de Vicente López, pero “el Viejo Tom”, quien estaba siendo investigado en la causa, había quedado prófugo.
Fuentes policiales confirmaron a Télam que Acosta tenía también un pedido de captura por un tiroteo que hubo en el Barrio Mitre de la Capital Federal, de donde es oriundo.
Pero además, estaba siendo investigado como uno de los presuntos autores de una serie de robos de celulares ocurridos en cadenas de electrodomésticos de la Capital Federal.
La detención del “Viejo Tom” se dio cuando el sospechoso salió manejando del Barrio Mitre en un Chevrolet Corsa gris y comenzó a ser seguido por los detectives de Antisecuestros de la PFA por la autopista Panamericana, en sentido al norte.
Según las fuentes, Acosta se dio cuenta del seguimiento a la altura del shopping Unicenter de Martínez y allí aceleró a toda velocidad, por lo que se inició una persecución que culminó en el cruce de avenida Rolón y Panamericana, en San Isidro, donde concretaron su detención.
El secuestro
El secuestro que le imputan ocurrió el 29 de abril cuando Rocío llegó en una Ford EcoSport roja junto a una amiga de 19 años, a su vivienda ubicada en la calle Recuero al 3300, del barrio porteño de Flores, donde vive con su padre, quien cumple allí una prisión domiciliaria con tobillera.
La chica estaba estacionando cuando tres delincuentes armados, vestidos con ropas oscuras y gorras, descendieron de un Volkswagen Golf color gris plata.
Según las fuentes, los hombres intimidaron a la hija de Rosales y la obligaron a subir a ese vehículo, tras lo cual escapan por calle Recuero y doblaron a la izquierda por José Martí.
El padre de la víctima llamó al 911 y tras relatar lo sucedido al personal de la comisaría 40 de la Policía porteña, intervino el Departamento Antisecuestros de la PFA y el fiscal federal Carlos Rívolo.
Los voceros añadieron que el acusado por traficar estupefacientes y vender armas de fuego recibió durante la madrugada tres llamados extorsivos en los que le exigieron dos millones de pesos y droga a cambio de liberar a su hija.
Sin embargo, los captores aceptaron recibir 297 mil pesos de rescate, que fueron entregados en la zona cercana al shopping Unicenter de Martínez por la madre de la víctima.
Tras permanecer varias horas secuestrada, la joven fue liberada ilesa alrededor de las cinco de la madrugada, dijeron las fuentes. (Télam)