Necrológicas
EDUARDO MARIO EKEROTH
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Nació un 23 de julio de 1939 y el pasado 28 de mayo partió rumbo a la casa del Señor, Eduardo Mario Ekeroth. Se fue lleno de proyectos, pensando qué semillas iba a plantar o qué cocina iba a arreglar. Así fue su vida, de trabajo, de esfuerzo. Todo se lo ganó trabajando mucho. Su oficio plomero-gasista lo heredó de su padre y se lo enseñó a su hijo a la perfección. Muchos lo recordarán con su Isard bordó yendo a la casa de todos los clientes. Sus trabajos tenían el sello de la prolijidad y la seguridad del “trabajo bien hecho”.
Su otra pasión fue la música. Baterista en la orquesta “Los príncipes del swing” o “Los sudamericanos”. Recordaba con entusiasmo todos los bailes que hacían los fines de semana y la alegría que le produjo la plata ganada con la orquesta pudo hacerse la casa.
Ya jubilado arreglar cocinas y hacer su quinta fue su manera de sentirse útil y vital y en los ratos de descanso disfrutaba escuchando por radio los partidos de su querido Santamarina o ir a tomar mates a lo de su vecino y gran amigo Pedro.
Donde estés, seguramente estarás buscando algo para hacer o charlando “hasta por los codos” con quien se te cruce. ¡Buen viaje!
ISABEL DOMINGA LA COLLA
El 24 de mayo del presente año falleció Isabel Dominga La Colla, generando una profunda consternación en su familia, amigos y quienes la conocieron. Su familia dejó estas sentidas palabras: “Nos dejó la madre abnegada, esposa y compañera de lujo durante 52 años. Su noble corazoncito no pudo seguir, el eterno amor de su familia en este póstumo homenaje”.
FRANCISCO PANTUSA
Francisco Pantusa nació un 9 de octubre de 1932, falleciendo el pasado 24 de mayo del presente año. Su familia lo recuerda con el siguiente texto: “Escribimos para recordar a una persona muy especial en nuestras vidas y en la de mucha gente, desde chico trabajó para ayudar a su familia y nos enseñó el valor que tiene en la vida de los demás la palabra, los consejos, una mano dada a tiempo.
Fue un gran esposo, padre, abuelo y amigo. Todos los recordamos con una gran sonrisa, nunca faltaba un cuento que nos hiciera reír a todos hasta en los peores momentos. Nos dejó un montón de recuerdos, los días de pesca, los de playa, los viajes, el positivismo y la fuerza de voluntad. Qué lindo que hayas estado en nuestras vidas, hasta siempre, te queremos mucho”.
MIRTA NORA GARCIA DE ARANCIBIA
Qué dolor tan grande es el que nos invade cuando uno de nuestros seres queridos parte de regreso a ese Dios que nos dio la vida, pero debemos aceptar la realidad y ser muy fuertes. Sabemos que en este momento el Reino de los Cielos te está recibiendo con honores porque tuviste una vida ejemplar, siempre demostraste un amor incondicional a tus seres queridos y además compartiste tu sabiduría y tus buenos consejos con quienes más lo necesitaban. Que Dios te brinde el descanso eterno.
“Mamá, luchaste hasta el final y dejaste un vacío enorme entre nosotros. Te fuiste en otoño igual que papá. Tu hija, hijos, nietos, bisnietos, vecinos y amigos te extrañan mucho. Sabemos que esto es una circunstancia de la vida, que en algún momento nos volveremos a ver. Hasta luego viejita. Tu hija”.
ELENA ALBO BOGGINI
Falleció el pasado 27 de mayo de 2018 a la hora 1.10, Elena Albo de Boggini. Su familia la recuerda de la siguiente manera: “Mi Elenita querida, tus ojos se cerraron y dejaste de sufrir. Así no podías vivir sufriendo de esa manera. Gracias a mi fiel compañera por todo lo que luchaste ya que siempre me cuidaste mejor que una enfermera. Toda tu familia te recuerda con cariño. Juntos criamos ese niño que tanto lo disfrutamos y ahora tanto te lloramos en la triste despedida por el resto de mi vida. Deseamos que descanses en paz, tu esposo Lito, tu hijo Fernando, Elenita y tu nieta Catita”.
MARTHA GRACIELA MIANA
Martha Graciela Miana nació en Santiago del Estero el 18 de diciembre de 1938, hija de Ballet Alegre y Nalib Miana. Compartió su infancia con sus hermanos Jorge, Francisco y Raúl y sus hermanas Zorayda y Haydée. Se radicó en Tandil en 1970 junto a su esposo Hugo Gioannini y su hija Liliana. Posteriormente llegaron a sus vidas Sandra y Marcela y se dedicó a la crianza de sus hijas participando en el coro Cristo Rey y grupos de oración de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, donde hizo hermosas amistades. Disfrutó su abuelazgo con sus dos nietas Sofía y Lucía. Falleció el 17 de mayo del presente año, permaneciendo en el recuerdo de quienes la conocieron.
JUAN MENACHO LLANOS
“Nació en Betanzos (Bolivia) y desde muy pequeño supo que el trabajo iba a ser su forma de llevar la vida adelante. A corta edad y por circunstancias de vida hizo trabajos rurales, trabajó en las minas de carbón por un tiempo, cuando joven, y al ser el mayor de cuatro hermanos fue minero en Potosí, donde están las más preciadas minas de plata de América del Sur. También fue convocado a participar en la Guerra del Chaco (Bolivia-Paraguay). Luego formó una familia junto a Francisca Flores, con quien tuvo cuatro hijos: Anastasio, Sabina, Pedro y Gregorio. Pronto enviudó y se tuvo que hacer cargo de la familia. Fue allí que comenzó a viajar a Argentina en busca de un porvenir para sus hijos, trabajando en lo que se le presentó. En el ferrocarril, Tren de las Nubes, en la zafra, en varias empresas entre otras los Ingenios Ledesma.
Posteriormente conoció a Honorata Muñoz y a su hijo Román, a quien incorporó y quiso como un hijo más. Con ellos decidió formar una nueva familia “como Dios manda”, como él decía. Entonces se casó y allí y nació Francisca. A finales de 1961, con Francisca muy pequeña ingresó, casi definitivamente, a Argentina, viviendo un poco en Salta y dejando allí a su familia, para emprender un nuevo destino. Junto al hijo mayor, Anastasio, y un hermano, que ya había estado en Los Pinos (Balcarce) y sabía que había oportunidades de trabajo de campo, emprendió el viaje. En plena pampa húmeda fue cobijado por una familia yugoslava, los Sorich. En esos campos realizó trabajos en la papa, en el ajo, en la cosecha de maíz, que en aquellos años se realizaban de forma manual. Cuando consideró que estaba en condiciones de ir a buscar a su familia, lo hizo.
En Los Pinos (Balcarce) nacieron María Rosa y Elsa siempre fue agradecida a la familia que lo cobijó y que cobijó a su familia. Después de un tiempo los hijos fueron creciendo y llegaron a Tandil. Juan y Honorata ya no tenían edad para estar en Los Pinos solos y fue así que entusiasmado por sus hijos mayores llegó a esta ciudad. Aquí junto a sus hijos trabajó en la construcción en el barrio Falucho, en el Hospital, en la Universidad, entre otras obras.
Los domingos le gustaba ir en su bicicleta a ver el fútbol. Disfrutaba de los partidos en la radio y en la televisión siendo fanático de Boca. Iba al estadio general San Martín o al Club La Movediza donde sus nietos comenzaban a jugar y él era muy feliz viéndolos.
El respeto, la humildad, la honestidad y la dignidad del trabajo fueron sus valores, tanto es así que trabajó hasta el final de sus días. Con una salud inigualable hilaba lana, tejía medias y junto a Honorata, quien se adelantó en el camino, no se podía quedar sin hacer algo. Un 26 de mayo y a los 102 años partió de esta vida terrenal. Allí un día nos volveremos a ver. Hijos, nietos, bisnietos y una tataranieta lo recordamos con mucho amor”.
ELSA MARIA QUADRIO DE SARASOLA
Nació estación Gardey el 9 de marzo de 1929, hija de María Baninetti y Eugenio Quadrio, siendo la tercera de cinco hermanos. Su infancia no fue fácil, ya que perdió a su mamá cuando era pequeña, esto llevó a que el matrimonio de Doña Concepción Erasun y don Andrés Copes la llevaron con ellos criándola como una hija y viviendo en el establecimiento “La Rosaura”, en la zona de Gardey desde sus 4 años aproximadamente. Concurrió a la vieja escuela de estación Gardey donde cursó su nivel primario para luego venir a vivir a Tandil.
El 16 de julio de 1970 contrajo matrimonio con Eduardo Angel Sarasola, siendo bendecidos con la llegada de su hija María José el 5 de agosto de 1975, llenando la casa de felicidad para ellos y para “Tía”, como se refería siempre a Concepción con todo el cariño, amor y agradecimiento eterno por todo el afecto y contención que le dieron desde pequeña.
Los que la conocieron la recordarán como una mujer de carácter, que se fue haciendo por las circunstancias de la vida, con un buen sentido del humor, luchadora, servicial y trabajadora.
“Sé que aún es pronto para acompañarte pero me consuela saber que donde estás es un lugar mejor. Nunca dejaré de amarte y te recordaré por siempre. Descansa en paz que aquí se te recuerda mucho. Te quiero María José”.
OSVALDO ORLANDO TARABINI
“Osvaldo Orlando Tarabini nació en La Plata el 24 de diciembre de 1935, donde quedó su familia y él vivió en Tandil sus últimos 42 años. Fue carnicero toda su vida, de camisa corbata y guardapolvo impecable, un doctor de la carne. Alegre, charlatán y bolacero como todo pescador. Horas en el Dique sentado junto a su autito hecho percha, su silla, el mate, la caña y el aire libre que lo hizo vivir hasta sus 83 años con el pucho en la boca hasta último momento.
Parsimonioso, buenazo, casado durante 55 años con Adriana su compañera de vida que junto a sus hijas no tenemos más que palabras de agradecimiento y un gran sentir de extrañarlo cada día más.
Tus nietos, yernos, hermanos, familiares, amigos por siempre te bien recordarán. ¡Te amamos Pa! ¡Besitos al cielo!”.
ANTONIA ILDA FRIAS
La familia de Antonia Ilda Frías la recuerda con el “Querida mamá: fue en Villa Italia donde emprendiste tus proyectos y así como una luchadora formaste tu familia junto a Osbel, tu esposo. Te recordamos con Jorge, te recordamos con mucho amor, porque supiste guiarnos y protegernos con tu especial forma de ser.
Llegaron los nietos, que hoy también te recuerdan alegre, jovial y muy contenedora, al igual que con tu sobreprotección, que fue una manera de sentir tu amor por nosotros.
No podemos dejar de reconocer tu luchar por ser feliz y hoy esa bandera es nuestro legado.
Te fuiste en un sueño, sabemos que estás en la presencia del Señor pero se te extraña de corazón. Todos te agradecemos lo mucho que nos diste y acompañaste y sabemos que todo fue por amor. Te amamos tus hijos Patricia y Jorge; tus nietos, bisnieto, tu hermana, sobrinos y demás deudos participan con profundo dolor”.
PEDRO GARCIA
Partió a la casa del Señor el pasado 25 de mayo, habiendo nacido un 19 de febrero de 1923 en la localidad de La Negra. Vivía en el campo junto a sus seis hermanos, ayudando desde muy chico a su papá como carrero. Luego se trasladó a Barker, allí entró a trabajar en la fábrica Loma Negra durante 50 años, hasta su jubilación. Se casó con Elisa Kraüel y vivieron sus dos hijos Fernando y Anahí. Luego nacieron los nietos Leonardo García y Magalí y Martín de la Canal. Siempre que pudo le gustó realizar viajes con los jubilados recorriendo gran parte del país. Siempre estuvo acompañado de sus bisnietos, a los que disfrutó muchísimo: Isabela, Camilo, Martín y Nicanor Harispe, Agustina García, Pedro y Martina de la Canal. “Te vamos a extrañar muchísimo. Es muy grande el vacío que nos dejaste. Eras muy importante para nosotros. Descansa en paz”.
Dedicatoria
“Abuelo Pedro:
Con tus 95 encima, más no quisiste
Y en un día de sol del 25 te nos fuiste,
Caminando despacito, enfilando cerca de la Osa Mayor,
Gracias por guiarme en esta vida, por tu enseñanza y tu amor.
Muchos caminos has andado, con decenas de anécdotas, que hemos atesorado. Corrido por coyotes y lombrices.
Mordido por los perros, tenías siete cicatrices.
En vez de subirte al vagón del tren lo andabas de revés.
Y sin saber nadar, te tiraste a la pileta de la fábrica, que tenía más de cien pies. Nunca temeroso, todo lo enfrentaste.
Fuiste un Gato Dumas rústico, ¡qué bien que cocinaste!
Guiso, pastel de papa, puchero los días lunes
asado a la olla y fideos a la manteca,
milanesas y tortillas, polenta y buñuelos,
y de postre un escarbadientes, que mordías con anhelo.
Miles de vasos de licuado de banana
nos esperaron a la salida de la escuela,
También nos hacías unos churros que dejábamos las muelas.
La sorpresita para Martín y mis masitas “soldaditos para los recreos del primer grado…
Comer bien cuatro sobremesas, para vos algo sagrado.
Con amor y esmero cientos de semillas bajo el suelo escondiste
si solo supiéramos cómo extrañaste tu patio después que te caíste.
Tus dalias, el rosedal blanco, el árbol de cedrón, el nogal y las ciruelas ¡Qué alegría juntar las naranjas cuando volvíamos de la escuela!
Soldabas átomos de acero,
con anteojos de sol tipo ‘mosca’,
mientras tranquilo tomabas mate y escuchabas a E. Rivero
Con fuerza poca vista, doblabas el alambre San Martín
tu casa solo levantaste, poniéndote a prueba como albañil.
Matambrero, quintero y electricista,
ponías los plintos en las agujas y en la Singer… un modisto!
Con tu Peugeot 404 paseos y mil andanzas,
cuando cruzábamos avenida Perón, me dolía la panza.
Amaste ver las peleas, Cosquín y a Rómulo Nahuel
también sentarte en el porche de tu casa las noches de verano, qué olla a laurel
Tus viajes por el país, cuántas vivencias juntaste.
Te pasó de todo, más nunca los brazos bajaste.
Salir a hacer los mandados y también hacer los sociales
parecía ser la cura para todos tus males.
También lo fuimos nosotros tu familia, tus hijos, tus nietos y bisnietos…
que con tanto amor a todos nos acunaste
ya tu cuerpo viejo decía “basta” de tanto desgaste.
No te olvidaremos, en cambio con una sonrisa siempre te recordaremos
porque cada día compartido con vos era una fiesta,
hoy nos soltamos las manos un rato… Dios te invitó al Cielo a dormir una larga siesta”.
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