Necrológicas
ARTURO JORGE SETZES
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Este 11 de junio falleció Arturo Jorge Setzes. Había nacido el 13 de noviembre de 1933. En pocas palabras, una muy buena persona, de esas que no abundan. Generoso, sensible, tolerante y siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitara. Muchos van a estar agradecidos por todo lo que hizo.
Su madre fue maestra de música y su padre tuvo una empresa de transportes, trabajó en la Ford y también fue uno de los fundadores y primer presidente del club Independiente de esta ciudad. Tuvo una hermana que falleció hace ocho años y que fue maestra de escuela al igual que su madre.
De joven participó en competencias de natación y con tan solo 14 años fue subcampeón provincial en 50 metros libres. También fue aficionado a la pelota paleta y al vuelo en planeador en su juventud, pasatiempo que retomó con pasión décadas más tarde compartiendo con amigos y familia el vuelo en ala delta.
Estudió en el Colegio San José, en la Escuela 1 y en una academia de mecanografía.
Con 17 años comenzó a trabajar en el Banco Provincia. Casi 20 años más tarde renunció al Banco para dedicarse a pleno a trabajar con antenas de TV. Una profesión que le permitió estar al aire libre, lo que más le gustaba, y que se convirtió en una empresa familiar involucrando a varios de sus hijos. Ingenioso y aficionado a la mecánica diseñaba y construía sus propias herramientas. Una de esas cosas fue un sistema giratorio para antenas que él inventó y cuyo uso se extendió rápidamente en la ciudad y la zona.
Tuvo cinco hijos: Jorge, Hernán, Adriana, Alejandro y Saúl, con su esposa que falleció hace seis años, Isabel María Cano, quien fue una mujer muy fuerte y con mucha energía hasta el último de sus días. También disfrutó de sus ocho nietos y dos bisnietos.
Posiblemente sus amigos de toda la vida que hace tiempo se fueron lo recibieron con alegría: Chino, Quico, Peny, Saúl, Alfredo y tantos otros. Sabemos que la vida es así pero para los que tuvimos la fortuna de tenerlo cerca no lo hace más fácil.
Te vamos a extrañar mucho Papá.
SARA ESTHER ISLAS DE LOPEZ
El pasado 18 de junio falleció en Tandil a los 93 años Sara Esther López. Había nacido en la localidad de Azucena, pasando la mitad de su vida en el campo. Se casó muy joven con Lorenzo López (f). Fruto de ese amor tuvieron cinco hijos quienes a su vez formaron sus respectivas familias y le dieron nietos y bisnietos.
Dedicatoria
Su familia quiere recordarla de la siguiente manera. “Fuiste una mamá luchadora que trabajó a la par de su compañero de vida para darnos lo mejor. Gracias por todo, te vamos a recordar y extrañar siempre. Te amamos. Tus hijos, nietos y bisnietos”.
JOHANNA MILAGROS MIGUELEZ
A unos días de su partida, como lo hubieras hecho, queremos agradecer a todos los que te han acompañado a lo largo de sus 18 años. Dios puso en su camino a los mejores profesionales. Gracias a Sergio Fiorani, Paula Cataraím, Fernando Estanga, al personal de Terapia Intensiva del Hospital Ramón Santamarina y a su asistente social y amiga Silvina. Al doctor Vito Mezzina y a todo el equipo de diálisis, en especial a su amigo y técnico Alejandro. A los ambulancieros Fernando y Mario. A la empresa de internación domiciliaria Medihome, quien la acompañó estos últimos 10 años y fueron en este tiempo parte de nuestra familia. Doctor Eduardo Nejankim, doctor Fernando Romagnoli, Mariana Romero, Carolina Contreras, Nicolás Sarmoria, Andrea Oviedo, Rubén Tamáme, Hernán Colombo, su cuidadora y amiga Valeria Mora y a la coordinadora Paola Molina quien maneja con excelencia a todo el equipo.
Tu familia y amigos te recordaremos siempre con tus frases preferidas: “Sabés que podés contar conmigo” y “Con Dios todo es posible”.
JOAQUIN RUEDA
El pasado 14 de mayo del presente año falleció en la ciudad el señor Joaquín Rueda, generando gran consternación en su familia. Su hijo Guillermo lo recuerda con el siguiente texto. “Hoy, viejo querido, quiero escribirte y decirte que fuiste mi faro, mi guía, mi brújula y mi horizonte. Aún no entiendo, no sé por qué tomaste esa decisión tan terrible que nos quitó tu risa, tu alegría, esa que contagiabas cuando bailabas un tango junto a Ana, tu fiel compañera que te quiso con locura. Esos tangos que me enseñaste a bailar pero que jamás logré tener la elegancia, el porte que vos tuviste. Eras el ‘Sandro’ del tango y ‘tus nenas’ suspiraban al verte bailar.
Cuánto te extraño mi viejo querido, qué falta que me hacés. Solo espero que donde te encuentres me guíes con tu espíritu. Que el amor que tenías por mí, tu único hijo, me siga acompañando en mi camino. Te amo tanto mi querido padre”.
OSVALDO ELOY GIMENEZ
Así como fue su vida, silenciosa fue su partida. El martes 19 de junio se fue junto al Señor el tío Osvaldo, o Eloycito como le decía la abuela Dalia.
Hincha del Rojo de Avellaneda y de Doce Estrellas de Villa Italia. Empleado ferroviario hasta su jubilación, vivió paciente y tranquilo. Ayudó en las tareas de la chacra al abuelo Eloy, aunque nunca dejó de ir al bar de Errendasoro a compartir y jugar a las cartas con sus amigos.
Nos dejó el recuerdo de su muy buena mano para la cocina, el asado infaltable de navidad; el tío complaciente, muchas veces cómplice de algunas travesuras.
Particularmente nunca voy a olvidar cuando me llevó por primera vez a la Doble Visera, el gol de Magallanes a Peñarol, por la Copa Libertadores, y el abrazo que hoy se prolonga hasta el Cielo para decirle gracias.
En nombre de Mabel y Carlos, de sus nietos y bisnietos, sus hermanos Miguel y Eduardo; sus hermanas Cachi e Isabel, su cuñada Blanca y de todos nosotros, sus sobrinos, que siempre lo llevaremos muy dentro de nuestro corazón.
VICTORIA MARIA DE LUCA DE ADAMI
El 14 de junio pasado falleció Victoria María de Luca de Adami. Había nacido en Luis Guillón partido de Esteban Echeverría, el 2 de marzo de 1932. Décima hija de Pascual de Luca y Balbina Stassi.
Fue a la Escuela Primaria 8 de esa localidad, a los 13 años, fiel a las costumbres de esos años, empezó a estudiar corte y confección en Turdera, donde descubrió su vocación por el diseño de alta costura.
El 20 de abril de 1956 contrajo matrimonio con Luis Adami, con quien había ido a la escuela y tomado su primera comunión. El 19 de agosto de 1960, establecieron residencia en Tandil, donde ya vivían los abuelos Adami en la chacra de entrada de palmeras de la avenida Don Bosco.
Luego llegaron los hijos: Cristina, Daniel, Cecilia y María Inés. Fue una vida de mucho esfuerzo y sacrificio constante, ambos trabajaron la tierra y lucharon codo a codo para sacar la familia adelante.
Esposa, compañera, madre abnegada, abuela cariñosa. La recordaremos siempre con esa sonrisa sincera, esos hermosos ojos verdes y esa infinita bondad que habitó su corazón. Hasta que volvamos a vernos, descansa en paz.
MARIA DEL CARMEN ABDALA
María del Carmen fue hija y hermana, esposa y madre, abuela y bisabuela, como todas, pero fue más que eso.
Fue la hija preferida y la hija despreciada, fue la hermana rebelde, fue la niña en casa ajena, adolescente criada por un matrimonio sin hijo. Luego, el casamiento, la vida en el campo allá por 1960, las tres hijas. Por ellas luchó incansablemente, pero hizo aún más que eso.
Fue de las primeras mujeres en manejar camionetas en el pueblo de María Ignacia (Vela), de las primeras en usar la máquina Lady Tricot, ¡si habrá tejido para afuera!
Trajo a sus hijas a estudiar a la ciudad, su marido la siguió. En su casa vendió huevos, miel, quesos, cosméticos (fue la segunda vendedora de una línea muy conocida), siguió tejiendo, cosió.
En la ciudad, María del Carmen terminó la primaria para adultos con honores, estudió peluquería, manicuría y pedicuría. También estudió pintura y música que le gustaba mucho, hizo radio, escribió poesía. Armó su biblioteca personal, allí estudiaba sola. Para ella “no puedo” o “no sé” no existían, todo lo hacía y aprendía en la práctica. Enseñó a sus hijas con el ejemplo, cada una posee una arista de su ser. Otros, también aprendieron cosas de ella.
Cosechó muchos amigos y conocidos, supo ser buena vecina, dispuesta siempre a ayudar, resolver, cuidar, dar, colaborar, escuchar y decir. Supo también molestarse con lo que ella consideraba injusto.
María era el verbo “hacer” en acción, nunca dejó de hacer todo. Solo hay que mirar su taller, su biblioteca, los espacios llenos de sus cosas. Y cada quien que la haya conocido y compartido un momento podrá decir que de una u otra manera, María le dejó algo de provecho. Sus hermanas pueden dar testimonio de su compañía. Sus hijas saben lo valiosa que fue en momento duros, lo compañera en los buenos ratos y también hay que decirlo, a veces demasiado protectora. Fue abuela y bisabuela presente, activa.
María podía hacer todo, sabía de todo, pero no pudo o no quiso ver que la muerte pasa factura también a quien toma la vida con coraje y sigue adelante derribando obstáculos. La peor de las enfermedades se la llevó, rápida y cruelmente, sin preguntar si ella había cumplido su sueño de viajar a conocer su país.
Sólo nos queda la esperanza de que donde ahora esté, con su hermano querido, su alma descanse de las ataduras corporales, y que todo lo que hizo y aprendió en esta vida le valga un lugar de privilegio.
ABRAHAM APAZ
El 9 de junio del presente año, a los 79 años, falleció Abraham Apaz. Su hermana Ana María Apaz, sus sobrinos Leila, Laura, Daniel y Nabila Abrahim, acercaron el siguiente escrito para recordarlo.
“Tu partida fue triste y muy rápida, nos hubiera gustado acompañarte quienes realmente te quisimos. Tus amigos, compañeros y conocidos lamentaron profundamente y con mucha bronca no haber podido darte el último adiós.
Aunque no estuvimos cerca, sé que siempre me tuviste presente, me alivia y consuela saber que te sentías bendecido y agradecido con la vida. Lástima que abriste los ojos tarde y eso nos duele. Pero sabemos que ahora está mejor y en paz”.
MARIA DOLORES CANDO
El sábado 23 de junio falleció en Tandil la señora María Dolores Cando, ocasionando una gran consternación entre sus familiares y amigos. Había nacido en la ciudad un 6 de octubre de 1933 y tras una infancia junto a sus hermanos su vida transcurrió realizando distintas labores en su propia casa y también dedicándose de lleno a la costura, profesión que aprendió desde muy chica y en donde se destacó realizándole la ropa no solo a su familia, sino también a quien se lo encargaba.
Era una persona que si bien no formó familia, supo cosechar muchos amigos los que hoy lamentan su partida, especialmente sus primas que la acompañaron y le brindaron mucho amor.
No hay nada más duro y difícil de soportar que la pérdida de un ser querido. Ante situaciones como estas solo nos queda resignarnos y aceptar que ha sido la voluntad de Dios.
María Dolores merece un lugar eterno en nuestra memoria, un rincón exclusivo en nuestro corazón, porque con la pureza de su alma nos reencontraremos cuando nuestra hora haya llegado y en su abrazo nuevamente nos refugiemos.
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