Necrológicas
V JOSÉ OMAR AYERZA
Recibí las noticias en tu email
El “Vasco” Ayerza se marchó en la madrugada del pasado 11 de febrero, y lo hizo fiel a su estilo, con dignidad y rodeado de los seres que lo amaban.
José Omar Ayerza comenzó a trabajar en el Banco Provincia cuando sólo tenía 18 años. Desempeñó toda su vida laboral, desde entonces hasta su jubilación, allí. Quienes tuvieron la dicha de conocerlo supieron de su grandeza como ser humano, su calidez como amigo y su amor como padre, abuelo y esposo.
Si bien dicen que la muerte agiganta las figuras a su paso, el “Vasco” fue grande en vida, sus ejemplos de honradez y bonhomía dejaron una huella en los que tuvieron la suerte de compartir el camino con él.
Hace más de medio siglo formó, junto a su esposa Carmen, una familia que luego se vio completada e iluminada con sus hijos Gustavo y Karina, quienes le alegraron la vida con la llegada de los nietos, Martina, Delfina, Leonel y Tomás.
Si bien su partida deja un hondo pesar, la certeza de su vida llena de proyectos cumplidos, viajes y encuentros con familiares y amigos es un recordatorio constante de alguien que vivió con entereza y alegría.
V JORGE OSCAR PALACIO
Nació en Tandil el 5 de junio de 1945, hijo de Alberto Onorio Palacio y María Ester Sagrera, siendo sus hermanos Olga, Silvia y Enrique.
Se casó con María Raquel Zumpano, con quien tuvo a sus hijos Fernando, Mariano y Paula, quienes a su vez le dieron como nietos a Leandro, María Fernanda, Valentina, Adán, Juan, Mateo, Martín, Camila y Lautaro.el
Músico autodidacta, compositor y gran intérprete. Dibujante, amante del box y del fútbol. De esta última disciplina supo disfrutar mucho en sus jóvenes años en el club Figueroa de Cerro Leones, en donde vivió muchos años, y supo cosechar muchísimas amistades y muchas de ellas hoy siguen en contacto con sus hijos debido a la gran calidad humana de Jorge.
Humano, espiritual, solidario, amigo, de corazón noble y de una gran sensibilidad para el arte, en especial para la música que luego lo llevaría a integrar uno de los conjuntos folclóricos más emblemáticos de esta ciudad como fue Los de Sierra Alta. Completaban esa formación Antonio Zumpano, Jorge Utile y Tomás Eleta, obteniendo, por los años 70, grandes logros a nivel local y nacional. Para destacar algunos de ellos: Festival de Cosquín año 72 consagración, año 74 solistas de la Misa Criolla junto al maestro Ariel Ramírez, Domingo Cura, artistas locales y el Coro Estable del maestro Moroder.
Se desempeñó siempre en el área de ventas, trabajando en distintos comercios en el centro de la ciudad.
“Jorge, ‘el Flaco’ como muchos lo llamaban, nos dejó físicamente el 24 de enero de 2020. Se fue un trovador, pero su legado de vida, música y amor vivirán para siempre en el corazón de sus seres queridos. Gracias Flaco y es tan sólo un hasta luego”.
V HÉCTOR MARIO ARCE
Días atrás falleció Héctor Mario Arce y su señora Marta Napa, junto con sus hijos, quiso recordarlo con las palabras que fueron escritas por Facundo Ledesma, a quien la familia considera un hijo más. El texto expresa lo siguiente.
“El jueves 13 de febrero, a los 82 años de edad, nos dejó Mario Arce, un vecino de Gardey, esposo de Marta; padre de Silvana, Javier y Andrea; abuelo de Valentino. Fanático de River Plate y con un corazón radical alfonsinista de los puros.
Cuando vivió en Alvear, trabajó incansablemente para que su pueblo tenga una escuela donde educar a sus hijos y lo consiguió. Allá por 1987 se mudó a Gardey y ahí es donde empieza esta historia.
Ahora fuera del formalismo, les voy a contar quién era ‘Don Arce’, para nosotros era simplemente el ‘papá de Silvana’, aquella compañerita tímida que se sumó a finales de primer grado. Un tipo alto, serio, imponente. Siempre con su boina vasca, pañuelo al cuello y bombacha de campo. Pero detrás de esa armadura era el hombre más dulce, bueno y solidario que pude conocer; siempre dispuesto a ayudar sin pedir nada a cambio, seguramente por haber nacido en 1938 era más estructurado, pero estoy seguro que de haber nacido en otra época estaría a cargo de una ONG o construyendo escuelas, siempre del lado de los necesitados.
El papá de Silvana era de esos tipos que ya no vienen, un tipo de ‘palabra’, como se decía en el campo. Un tipo de los de antes, el que te abría la puerta sin preguntar, te ofrecía un mate y si la charla se hacía larga, hasta te quedabas a comer.
El papá de Silvana era lo más, era todo lo que está bien. Un oso gigante que daba ganas de abrazar, pero que por respeto no lo hacías.
Hay miles de anécdotas del papá de Silvana, pero sólo les voy a decir que hace poco más de 20 años estábamos en quinto año y debíamos recaudar plata para el egreso, y él nos ayudó a construir un horno de barro en la escuela para que pudiéramos cocinar pizzas para vender, trabajó todos los días después de clase y nunca pidió nada a cambio. A partir de ese momento hasta el que no lo conocía empezó a amarlo, pero no porque no nos cobró, sino por lo que nos enseñó, aprendimos cómo se dice ‘te amo’ con hechos y no con palabras, y él amaba a sus hijos.
También nos dio el alma para que pudiéramos organizar aquella doma en Los Huesos, fue cantante, músico, acomodador, sonidista y hasta manejada el trailer (si nosotros hubiéramos sido una banda de rock…). Tantas cosas para contar y tan difícil de resumir.
El papá de Silvana amaba a su esposa, a sus hijos, a su nieto. Tal vez le costaba expresarlo con palabras, pero con los hechos decía todo.
El papá de Silvana tal vez no fue hecho para este milenio, el nuevo siglo no le sentó tan bien, las distancias que ponen las nuevas tecnologías y el desinterés de la sociedad por el otro no le hacían bien.
El papá de Silvana sabía que había cumplido su misión, había educado a sus hijos y logró verlos realizados, estaba feliz y orgulloso por ello.
El papá de Silvana nos dejó en este plano terrenal, pero se ganó un lugar inmortal en nuestros corazones porque nunca, nunca, lo olvidaremos. Gracias por tanto y en lo personal gracias por las charlas y los mates. Abrazo al cielo.
El papá de Silvana hoy es un gran, gran ángel que nos cuida a todos”.
V MARCELO HORACIO GARCÍA
Había nacido el 20 de agosto de 1961, en Tandil, y era el tercer hijo de Alfredo García y Asunta Beatriz Lapera. Vivió junto a ellos en el barrio Falucho I (El Cerrito), donde compartió el cariño y el amor de sus hermanos Alfredo Daniel y Patricia Elizabet.
Cursó sus estudios primarios en el colegio San José, donde fue muy querido por la comunidad y por el sacerdote Antonio. Con los años siguió sus estudios en la Escuela Técnica 1 “Felipe Senillosa”, recibiendo su título de Mecánico Electricista en 1980, a los 18 años.
En 1998 recibió la llegada de su primer hijo, Emiliano, que fue el amor de su vida y el gran orgullo de la familia. Tres años después nació su hija, Macarena, dándole una alegría enorme que lo llenó de felicidad.
De profesión remisero, luchó y logró con su trabajo dedicarle tiempo al cuidado de sus hijos y brindarle amor día a día. Después de algunos años, formó nuevamente familia junto a su compañera de vida, con quien tuvo a su tercera hija, Micaela, quien fue la luz de sus ojos. Posteriormente, se agrandó la familia con la llegada de sus nietas Lucía y Valentina.
“Quienes lo amamos sentimos que no hay mejor frase para despedir a un ser querido: hay un hombre que tiene algo de Dios, por la inmensidad de su amor y mucho de ángel. Hemos perdido su presencia pero no el amor que supo sembrar en nuestros corazones. ‘Marce’ vivirá por siempre y nos acompañará toda la vida eterna”. Falleció el pasado 24 de febrero, a los 58 años, causando un gran dolor. Sus restos fueron sepultados en el Cementerio Municipal.
“Se nos fue un gran padre, abuelo, el gran amor de mi vida, buena persona, hermano, protector, generoso y siempre brindando lo mejor para el bien del otro.
No existen palabras que describan el amor que supo sembrar en toda aquella persona que lo conoció. Hoy nosotros lloramos su partida, pero el cielo está de fiesta porque recuperó un ángel. Amor se te extraña, sé que te llevaste la gratitud de quienes te amaron.
Siempre te recordaremos tus seres queridos: Emiliano, Macarena, Micaela, hermanos, sobrinos, cuñados, y tu compañera María Marta. Descansa en paz. Hasta siempre mi gran amor”.
V JORGE ISMAEL CÁCERES LOBOS
Nació el 23 de abril de 1945, fue oriundo de Las Arrias, departamento de Tulumba, Córdoba. Hijo de doña María R. Lobos y don J. R. Cáceres, quienes con aire norteño fueron construyendo una vida hogareña y de compromiso, ingresándolo a temprana edad en el colegio de la Sagrada Familia del barrio Cerro de las Rosas de Córdoba Capital.
En su juventud pasó al colegio San José de Tandil como religioso. Posteriormente, dejó los hábitos y continuó residiendo en estas sierras, ya que se sentía muy consustanciado con sus paisajes y habitantes. Incansablemente se levantaba antes de salir el sol para realizar dignamente su trabajo, demostrando así el amor a la vida.
Desde su llegada a Tandil, se dedicó fervientemente a la docencia en primaria del colegio San José. Años más tarde, tras su salida de la congregación, dejó esta tarea y pasó a realizar trabajos administrativos como empleado de la Municipalidad en el Consejo Deliberante y como no docente de la Unicen. Se lo recuerda apasionado por su trabajo, autodidacta y amante de la superación personal, fue aportando su inteligencia al servicio de esta ciudad y de municipios vecinos.
Otra gran pasión que llevaba en el alma y en la sangre era la música. Amante de la música clásica, el folklore y otros rubros, aprendió desde joven a cantar y a tocar el órgano, ambos dones puestos al servicio a Dios en la Iglesia Católica a través de su ministerio musical en las misas de niños de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, y al servicio de la ciudad, habiendo participado durante varios años del Coro Estable de Tandil, en ese entonces dirigido por el maestro Bernardo Moroder, además de su colaboración con el Coro Universitario.
El favor de Dios quiso que fuera padre de seis hijos: María Emilia, Luciano, María Belén, María Eugenia, David y Nahuel, que hoy lo recuerdan con gran cariño por su gran afán por la buena educación y la transmisión de valores y pasiones. El amor a la naturaleza lo llevaba a fascinarse con los paisajes tandilenses, como sus sierras y arboledas, o en los pequeños detalles, ya que podía pasar horas mirando las plantas y árboles de su jardín. Su familia recuerda con amor los viajes de vacaciones llenos de aventuras, ya que gustaba de viajar, conocer lugares nuevos y llevarnos a su tierra natal con su historia a cuestas.
Con el alma inquieta y siempre en su mundo, recorría cada lugar llenando de sonrisas, comentarios y chistes a cuanta persona se le cruzara en el camino. Muchos lo recordarán alegre y conversador, siempre con algo para decir o hacer.
“Así te recordaremos siempre viejo querido, cabeza dura, tenaz y perseverante, pero lleno de entusiasmo y alegría.
Vuela alto viejo. Deja tu alma que la lleve el viento, haz un revuelo en el Paraíso.
Despeina a San Pedro cuando pases por ahí, conversa con Beethoven y Mozart cuando los veas, saluda a todos los que te cruces, familiares, conocidos y amigos.
Así debería ser. Así deben ser tus días hoy. Días eternos, sin penas ni dolores. Ahora sí, sos plenamente vos.
Te amamos por siempre. Hasta cuando nos volvamos a encontrar. Que descanses en paz te deseamos con amor, tus hijos y familiares”.
V HÉCTOR OSCAR FERNÁNDEZ
Héctor Oscar Fernández, alías “Hetitor”, nació en Tandil pero desde muy chico se fue a vivir a Azucena con sus padres y hermanos, criándose en el campo e iniciando sus primeros trabajos.
A los 18 años, retornó a la ciudad para trabajar en una fábrica de vidrios llamada “Tandilglass”, la que luego se trasladó a la ciudad de Buenos Aires y tanto él como algunos de sus hermanos continuaron ligados a la empresa. Héctor desempeñó funciones en el mismo lugar durante 34 años, como encargado.
Con el paso del tiempo, conoció a Julia Mangieri, en la recordada confitería Grisby de esta ciudad. Se pusieron de novios y a los seis meses se casaron para luego instalarse a vivir en Buenos Aires.
Posteriormente, nació su única hija, Sabrina Fernández, siendo un marido ejemplar, trabajador, solidario y muy buen padre. Dio todo por su familia, por sus padres y hermanos, siempre ayudándolos para que no les falte nada.
Se cansó de Buenos Aires y decidió, junto a su mujer e hija, volver a Tandil ya que quería pasar sus últimos años junto a sus hermanos en esta ciudad que amaba tanto.
Se puso a trabajar en un remis durante 15 años y fue un ejemplo de empleado, dedicándole muchas horas porque disfrutaba de andar en la calle, dialogar con los pasajeros y hacer amigos.
Le gustaba jugar a las cartas y comer asados con sus compañeros del remis, poniendo siempre una cuota de alegría. Sabrina, su hija, lo hizo abuelo de dos nietos: Fidel y Bruna, que eran su vida y con su yerno “el Cartu” se querían mucho como si fueran padre e hijo.
“Se fue un ser maravilloso, único, se va a extrañar muchísimo, pero sabemos que no sufrió y eso nos alivia el dolor. Te vamos a recordar siempre. Te amamos con el corazón, tu familia: hermanos, esposa, hija, yerno, nietos, primos y amigos. Que en paz descanses Hetitor”.
V OSVALDO GASPARONI
Nació en Buenos Aires, el 20 de abril de 1924. Hijo de padres italianos y de profesión carpintero. Se casó con Rosa M. Gabis, con quien tuvo un hijo, Roberto, quien le dio tres nietas: Mariela, Claudia y Gabriela, Tiempo después, disfrutó de los seis bisnietos: Facundo, Nicolás, Ludmila, Leonel, Mirko y Francisco.
En diciembre de 1981 vino a vivir a Tandil, jubilado como profesor de escuela especial.
Fue atleta, consagrándose campeón a los 25 años en 400 metros llanos y no volvió a correr hasta los 65 años, siendo sus profesores Silvio Battaia y Daniel Fiaschetti.
En esta disciplina deportiva, en 1990, participó del campeonato nacional de Rosario, donde fue campeón nacional en 100, 200 y 400 metros y obtuvo el récord argentino en 100 metros llanos.
En 1992 fue campeón sudamericano en Venezuela, en 400 metros llanos y récord argentino. Ese mismo año, en el nacional de Mar del Plata, se consagró campeón nacional en 100 y 200 metros.
En 1993, en San Juan, fue campeón argentino en 400 metros y subcampeón nacional en 100 y 200 metros. En 1994, campeón nacional de pruebas combinadas en 100, 200 y 400 metros. En 1995 en Bahía Blanca fue campeón nacional en 200 y 400 metros posta 4×100, subcampeón en 1000 metros y campeón en salto largo, lo que constituyó un récord argentino.
Don Osvaldo participó en carreras a nivel local hasta el 2005, siendo la última competencia la tercera fecha del Gran Prix, organizada por la Asociación de Atletas Master.
Así la familia recuerda a Osvaldo Gasparoni, un hombre íntegro que disfrutó la pasión por el atletismo, con la que tantas satisfacciones supo cosechar.
V MIGUEL ÁNGEL CALBO
El 12 de febrero de 2020 falleció Miguel Ángel Calbo, quien había nacido en Tandil el 23 de marzo de 1953, y era hijo de Cayetano Calbo y Carmen Gómez.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela 2. El 4 de septiembre de 1976 contrajo matrimonio con Dora Dabove y fruto de ese amor, nacieron sus hijos Guillermo, Pablo y Christian. Luego llegaron sus nueras Débora Arredes y Mariela Rodríguez, las cuales le brindaron mucho amor.
Trabajó durante 25 años en la firma Agustín F. Berroeta. Más tarde se desempeñó en la venta de repuestos de Bari SA.
Algunas de sus grandes alegrías fueron formar una escuela de fútbol en Martín Rodríguez; posteriormente fue técnico del club Moreno y Arana, para luego dar los últimos pasos como DT en el club San José, categoría infantil, con varios títulos en sus espaldas.
“Hoy le toca a su familia darle las últimas palabras y agradecerle por pelear como todo un león, durante once meses, contra una cruel y dura enfermedad, sin perder ni un minuto su integridad y fortaleza.
Tus nietos Santiago, Lucila, Joaquín y Emily recibieron gracias a vos el ejemplo de una persona de valores de trabajo, lucha y honestidad. Fuiste el mejor abuelo que Dios les permitió tener. Es imposible no estar tristes, tu ausencia duele pero tus recuerdos siempre nos harán sonreír. Te despedimos, hasta que Dios y la vida nos vuelvan a unir”.
Encuentraron restos de gliptodonte
en la laguna bonaerense de Puán
Restos de huesos aislados de megafauna del Pelistoceno Tardío, entre ellos un fémur de un gliptodonte que data de 8.500 a 25.000 años antes de Cristo, fueron hallados en sedimentos ubicados en la laguna de la localidad bonaerense de Puán, informó la directora del museo local.
Los fósiles fueron encontrados por un vecino en un sector de la laguna luego de una bajante y el hombre avisó el hallazgo a integrantes del Museo Municipal “Ignacio Balvidares”, desde donde se contactaron con el Registro Arqueológico y Paleontológico de la provincia de Buenos Aires.
La directora del museo, Jorgelina Walter, informó hoy a Télam que “por tal motivo viajó al lugar Cristian Oliva, quien se desempeña en el Observatorio del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico (OPAP) de la provincia”.
Oliva comenzó a realizar los trabajos de extracción sobre un sector de la playa de la laguna de Puán, localidad ubicada a 160 kilómetros al noroeste de Bahía Blanca.
La funcionaria sostuvo que en el marco de los trabajos se “hallaron 8 piezas de megafauna del Pleistoceno Tardío, entre 8.500 a 25.000 años antes de Cristo”.
“Son grandes mamíferos que llegaron a convivir con los seres humanos en ese periodo geológico. No son dinosaurios, son megamamíferos porque en la provincia de Buenos Aires nunca se van a encontrar ya que están separados por más de 60 millones de años”.
Por su parte el paleontólogo Oliva señaló a Télam que “uno de los huesos es un fémur de gliptodonte, que son los armadillos gigantes, en tanto que los otros fueron soltados por la laguna y fueron desparramados en la costa”.
Oliva detalló que “nos encontramos con 8 piezas, de las cuáles la más completa e importante es el fémur del gliptodonte” al indicar que también se identificó “el fémur de un armadillo extinto y más pequeño, huesos de talón de macrauchenia, un animal parecido al caballo con trompa sudamericano y varios huesos pertenecientes a camélidos sudamericanos, pero todavía no sabemos la especie”.
“En cuanto a edad estamos hablando del Pleistoceno Tardío, en la región que abarca desde los 8.500 a 25.000 años en un período de tiempo”, agregó.
El paleontólogo explicó que los hallazgos en la laguna no son “muy comunes” pero estimó que “en un futuro podría llegar a ser un potencial yacimiento”.
El profesional contó que los restos una vez extraídos “fueron trasladados al museo, donde fueron limpiados y registrados”.
“Estamos teniendo bastantes hallazgos a lo largo de la provincia, como los gliptodontes que aparecieron en el Salado, otro en Olavarría y se está trabajando en un perezoso terrestre que apareció en la zona de Coronel Pringles”, puntualizó.
Desde el museo de Puán se destacó la actuación del vecino que avisó su hallazgo porque “nos permitió articular los mecanismos para que los fósiles sean extraídos por profesionales, y de esta forma no perder valiosa información de contexto”, señaló Walter. (Télam).
Esperan 70 mil turistas en Neuquén
para observar el “Eclipse 2020”
El “Eclipse 2020”, previsto para el 14 de diciembre de este año, convocará en Neuquén a 70 mil visitantes procedentes de distintas partes del mundo, según estimaciones de la ministra de Turismo de la provincia, Marisa Focarazzo, durante el primer encuentro con intendentes, fuerzas de seguridad y otras áreas de gobierno para hacer frente a este fenómeno.
“Estamos coordinando acciones para potenciar y poner en valor el eclipse 2020 que se verá en varias localidades de la provincia en simultáneo en horas del mediodía”, dijo la ministra.
Indicó que “junto a intendentes, fuerzas de seguridad, salud y otras áreas del gobierno vamos a elaborar un protocolo de acción para garantizar seguridad y poder disfrutar un evento que ocurre cada 300 años”.
La funcionaria provincial estimó que serán 70 mil los visitantes de distintas partes del mundo que vendrán a Neuquén a observar el eclipse total de sol.
En tanto, el jueves próximo, la investigadora del CONICET, Beatriz García, brindará una charla en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Comahue acerca de este tema.
Durante su exposición, destacará los alcances del fenómeno y el impacto de estos eventos en la comunidad, de qué manera se trasforman en herramientas para el desarrollo y cómo deben prepararse las personas para disfrutarlo de manera segura. (Télam).