Necrológicas
V OMAR ARMANDO ROSELLI
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Omar Armando Roselli nació en Tandil, el 11 de febrero de 1948. Asistió a la escuela primaria 7 y cursó sus estudios secundarios en la, entonces, ENET 1 Felipe Senillosa, obteniendo el título de Técnico Mecánico, profesión a la que se dedicaría toda la vida.
En 1968 obtuvo su brevet de Piloto Privado de Avión en el Aero Club Tandil, donde, tiempo más tarde y hasta este año, volvería a volar, una de sus mayores pasiones y a participar activamente en la comisión del Club.
Contrajo matrimonio con María de los Ángeles Inclán, en 1974. De esta unión nacieron sus tres hijos, Soledad, Omar y Roberto.
Años más tarde llegaron quienes alegrarían inmensamente su vida: Violeta y Matilda, hijas de Soledad y Ariel. Sus nueras Fernanda y Malena lo acompañaron en los buenos momentos y también en los últimos.
Excelente padre, marido, compañero y amigo, todos sus allegados lo extrañará en el día a día en todas las pequeñas cosas que hacen que se lo recuerde permanentemente. “Lo llevaremos vivo en nuestra memoria y corazones por siempre”, lo despidieron.
V BLANCA AZUCENA IBÁÑEZ
El pasado 29 de mayo falleció en Tandil Blanca Azucena Ibáñez, quien se desempeñó en el sector de quirófano del Hospital Municipal Ramón Santamarina hasta conseguir su merecida jubilación.
Luego siguió acompañada por sus sobrinos Nora Gladis Ibáñez, Héctor Presa; su cuñada Cecilia Frasquelli; sus vecinos Patricia y Pablo González y sus cuidadores Emanuel Rivero, Emanuel Galván, Claribel, Alan y Mariana.
También estuvieron junto a ella sus amigas incondicionales: Marta Pinchenti, Mary Suay, Graciela Acosta, Mary Aguería, Diana Gurpide, Viviana Rúa, Mirta Mortaga, Silvia Dualde y demás compañeros quienes siempre la recordarán con cariño. Que en paz descanse.
V EDUARDO OSCAR SIRO
A la edad de 56 años falleció en Tandil Eduardo Oscar Siro. Había nacido el 4 de noviembre de 1963, siendo sus padres Delia Álvarez y Felipe Siro ya fallecidos, y sus hermanos Graciela Siro y Felipe Alvino Siro (f).
A los 22 años formó pareja y luego se casó con María Cecilia Espíndola y a los 26 años tuvo un hijo Nicolás Óscar Siro quien formó pareja y le dio una nieta: Ámbar Denis Siro.
Su infancia no fue la ideal, empezó a trabajar desde muy chico como metalúrgico; estuvo mucho tiempo en el basural y fue armador de galpones.
Jugó al fútbol en distintos equipos donde supo cosechar varios amigos. Fue muy buena persona con un corazón gigante y cuando alguien lo necesitaba él estaba presente ya que era muy solidario. Le gustaba ir a pescar con su compadre y amigo.
Apreciaba mucho a sus seres queridos: suegro, cuñados, sobrinos, primos, tíos, sus vecinos y amigos.
“La familia agradece a todos los que estuvieron y están en todo momento y también al Hospital Municipal Ramón Santamarina, al Centro de Diálisis, a todo su personal y a los médicos que lo atendieron con dedicación”.
V MARÍA JOSEFA FERNÁNDEZ DE ABRAHAM
María Josefa Fernández de Abraham, para la familia por siempre “la Lala”, falleció el pasado viernes 5 de junio luego de 92 años de una vida plena.
Fue la mayor de tres hermanos, en un hogar de padres gallegos. Desde joven se abocó al trabajo, siendo memorable su tarea en el tradicional local Bonafide de Tandil. Reconocida por su elegancia y simpatía, Mary formó su familia con Esteban Abraham y colaboró con él en la querida avícola.
Con su alegría característica y de la mano de Esteban, no perdía oportunidad de asistir a reuniones y eventos sociales, siempre abriendo la pista de baile.
Los años la premiaron con dos hijas, sobrinos y, más tarde, nietos, a los cuales acompañó muchos años en sus actividades escolares y recreativas. También cultivó la amistad a lo largo de su vida, lo que le permitió disfrutar de viajes, tardes de té, noches de cartas.
La recordarán por sus divertidas ocurrencias, sus dichos y enseñanzas, sus prácticas de pilates y su afición por mantenerse actualizada y coqueta; “La Mirtha Legrand de la familia”.
“La Lala estará siempre en nuestros corazones y sus valores serían una guía en nuestro camino”, recordaron.
V RUBÉN HÉCTOR VERGA
Rubén Héctor Verga, hijo de Francisco Emilio Verga (Tito) y Francisca Elena Duhalde (Paca), fue el quinto de seis hermanos: Néstor Omar (Yiye) quien le “regaló” tres sobrinos: Marta, Sandra y Gustavo; Nelly Ebel (Nena) que le dio su sobrina-hija Silvia; Antonio Miguel (Pirincho) que le dio dos sobrinas: Fabiana y Lorena; Alba Elsa y Hugo Alberto, con dos sobrinas: Gabriela y Rebeca.
Nacido el 20 de julio de 1944 en la localidad de Juan N. Fernández (Necochea), vivió su niñez en la colonia “La Madrugada”, concurriendo a la Escuela 25, donde conoció a su compañera de vida María M. Schuenemann (Chiru), aunque siempre decía: “me enamoré de ella cuando la vi en el moisés”. Con quien se casó el 27 de mayo de 1967 después de volver de su servicio militar en Zapala.
En 1968 llegó su primer hijo, al cual Dios dispuso llevárselo como uno más de sus angelitos. En 1969 nació su siguiente hija Alba y meses después decidieron irse a trabajar a General Levalle (Córdoba), desempeñándose en mantenimiento de la cabaña “San Alberto”. Allí nació Rubén Darío, en 1971. En el mismo año cambió su dirección y fue trabajar a Udaquiola (Ayacucho) como encargado del campo “La Celia”, en donde con mucho sacrificio, trabajo y ayuda de amistades y familiares logró comprarse un equipo agrario y buscó su futuro en el paraje “El Hornero” en 1974.
Posteriormente, nació su último hijo, Héctor Hernán en 1975, y dos años más tarde se mudaron a su primera casa en Rauch, que pudieron disfrutar hasta junio de 1980, cuando el destino le jugó una mala pasada, llevándose con las inundaciones todo el esfuerzo de su trabajo y obligándolo a perder todo lo logrado.
Se levantó y siguió adelante mudándose a la zona de Gardey, al establecimiento “El Peludo” para desempeñarse como encargado y ver crecer a sus hijos hasta 1997, año en que volvió a cambiar de rumbo, trasladándose a Tandil, para trabajar en la remisería “Alas” hasta noviembre del 2000. Luego ingresaría de encargado en “La Soñada”, para permanecer hasta jubilarse. Hasta que, con todo el dolor del alma y por razones de salud, decidieron trasladarse a Barker, en donde habían logrado acondicionar una casa lugar en donde falleció el pasado 11 de junio.
Mientras su vida transcurrió, sus hijos se fueron casando, regalándole sus once nietos, sus amores: Milagros, Sebastián, Damián, Micaela, Matías, Franco, Melanie, Santiago, Magdalena, María Paz e Ignacio. Adoptó como suya su familia política Pedro Schuenemann y Luisa Heim sus suegros y sus tres cuñados Carlos con sus sobrinos: Javier, Gustavo y Marcos; Horacio (Chocoto) con sus sobrinos: Guillermo, Roxana y Pablo; Juan Pedro (Curuto) y sus sobrinos: Carlos, Julián, Natalia, José y Hugo; Todos con sus respectivas familias.
A lo largo de su vida, fue un gran cosechador de amistades. Un ser muy honesto, alegre, trabajador, servicial, humano y de muy buen humor. Dedicado compañero, excelente padre y mejor abuelo. Sus grandes pasiones eran el fútbol (fanático hincha boquense) y la quiniela. Lo hacía feliz disfrutar los momentos compartidos con familiares o amistades, reunidas en una comida, cualquiera fuera el motivo. Siempre estaba rodeado de niños y jóvenes (porque su alma era una más de ellos). Tuvo muchos nietos postizos, ahijados y ahora empezaba a disfrutar de sus bisnietos: Aitana, Joaquín, Emily y Alex.
“Ya no está más físicamente con nosotros, pero estará siempre presente la esencia de sus enseñanzas, éstas brotarán sin darnos cuenta en nuestro accionar diario, marcándonos el camino y la forma de proceder, que nos acompañará hasta el último de nuestros días, y transmitiremos inevitablemente a nuestra descendencia. Estas palabras no son una despedida, sino el expresar del eterno agradecimiento de todos los que te amamos, familiares y amigos. Porque seguirás estando presente eternamente en cada uno de nuestros corazones. Gracias por tanto y hasta siempre. Te amamos”.
V MARÍA AURORA BERNABÉ
Nació en Mar del Plata el 28 de diciembre de 1931 y pasó su infancia en dicha ciudad junto a sus padres María y Eduardo y su hermana Carmen.
Trabajó en un bazar y a los 18 años se puso de novio con quién fue su marido Alberto Ramírez. Ellos se conocían desde los 8 años ya que sus padres eran del mismo pueblo de España, Albanchez. Fruto de ese amor nacieron sus dos hijos Daniel y Claudia.
Fue ama de casa y se dedicó toda su vida a su familia y disfrutó de sus siete nietos: María Paz, Ignacio, Delfina, Nicolás, Facundo, Josefina y Gonzalo.
Los complació como nadie hasta su último momento en los cumpleaños tanto de los nietos como de sus hijos ya que era un buen momento para reunirse, cocinar y deleitarse con sus tortas tan famosas.
“Pichona, como se la conocía, falleció el 10 de junio de 2020. Nos queda uno de los tantos lindos recuerdos, como el ir a comer todos a su casa y encontrarla cocinando a cuatro manos para todos nosotros”.
V JORGE OSCAR CASTILLA
Nació en Tandil el 15 de abril de 1941, aunque su documento figuraba que había nacido el 16 de abril. Su infancia transcurrió en las cercanías del estadio Municipal, en Belgrano 15. Hijo de Antonio y Marcelina, hermano de Hugo y María.
Formó parte en su juventud de la banda municipal, tocando el clarinete. Casado con Mirta, padre de Lorena y Sebastián.
Trabajó en Tandilco, para después independizarse como vendedor de repuestos en la década del 80.
Los “raros” años 90 hicieron que el trabajo decayera incursionando en la pintura de obra, siendo esta su última profesión.
Llegó la jubilación, la tranquilidad y esos achaques que trae el cumplir años, y con ellos, una dura enfermedad que lo llevó a terminar sus días en el hogar San Gregorio.
Lo reseñaron como un hombre callado, honesto, trabajador, hincha de River Plate y amigo de sus amigos. En fin un buen tipo.
V MARIO HIGINIO FERREIRA ÁLVARO
El pasado 12 de junio, a los 51 años, falleció Mario Higinio Ferreira Álvaro, ‘Marito’ como lo llamaban sus allegados.
Hijo de Mirta y Gino (El Portugués) y gran compañero de sus hermanos Claudia, Diego y Guille como así también de sus cuñados Inés y Hugo, Eduardo, Eugenia y Soraya. A su vez tuvo el placer de disfrutar de nueve hermosos sobrinos, de los cuales dos eran sus ahijadas: Mariela y Marianela; y sus sobrinos nietos Tiziano y Jazmín.
En abril del ’92 conoció a Celia Montoya, la mujer con la que se casaría cuatro años después para disfrutar una vida juntos y ser padres de cuatro hijos maravillosos: Enzo, Martín, Sofía y Laurita a los que veía crecer y desenvolverse en la vida con gran orgullo.
Estando al lado de su señora recibió el cariño de sus sobrinos, en especial de Jimena que era su debilidad. También supo ganarse el cariño y respeto de Rosa, su madre política.
La mayor parte de su vida laboral la dedicó a su gran pasión: El Camión, al igual que su padre era un camionero de ley; con los años logró armarse su propio “equipito” con el que trabajó los últimos dos años cosechando así grandes amistades.
“Papi: De ahora en más nos toca desearte un “Feliz Día del Padre” mirando al cielo o llevándote alguna flor. Fuiste el mejor padre del mundo, nos vas a hacer mucha falta, pero sabemos que descansas tranquilo, y nos sentimos muy orgullosos de haberte tenido como guía y disfrutar de todo lo que nos brindaste en estos años. Te vamos a extrañar muchísimo y siempre te llevaremos en nuestros corazones. Tus hijos”.