Necrológicas
VICTORIA MONTENEGRO
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El pasado 17 de agosto y tras luchar durante una semana contra una neumonía, dejó de existir en la ciudad Victoria Montenegro viuda de Casero. “Perla”, como la había bautizado una vecina de su Tres Arroyos natal, había llegado a este mundo el 19 de abril de 1942. Hija de Cirilo y Victoria, arribó a Tandil junto a sus padres y sus hermanas Noemí, Marta y Emilia cuando todas ellas eran muy pequeñas afincándose en el barrio de Villa Italia. Allí vivió gran parte de su vida, niñez y juventud estudiando en la escuela 21.
A lo largo de su vida siempre trabajo para ayudar a la economía de su hogar en tareas domésticas. Contrajo matrimonio con Juan Carlos Casero y fruto de ese amor nacieron sus hijos Silvana, Juan Ignacio y Nazarena.
En 1974 junto a su esposo salieron favorecidos con una vivienda en el Barrio Selvetti y allí se fue forjando con mucho orgullo y esfuerzo su familia. La vida la golpeó duro en 1986 cuando inesperadamente falleció su esposo quedando sola con sus hijos en una etapa muy difícil del crecimiento como es la adolescencia. Fueron momentos duros desde lo sentimental y económico, pero Perla y sus hijos salieron adelante de ese trance aunque para ella ya nada sería igual. Haber perdido a ese compañero de vida que había elegido le apagó también parte de lo que a ella le quedaba por vivir.
Vivió con sus hijas durante muchos años en el barrio de calle San Lorenzo y Garibaldi donde se ganó el cariño y el respeto de sus vecinos. Hace unos años había vuelto a vivir a su casa del barrio Selvetti junto a su hijo y allí disfrutaba del reencuentro con algunos viejos vecinos. Amaba sus nietos y uno de los placeres de su vida que más disfrutó fue compartir con ellos infinidad de momentos de la niñez dándoles, como toda abuela, los gustos y regalos que ellos le pedían.
La inesperada partida de Perla dejó una gran tristeza en todos aquellos que la conocieron y trataron. Sus restos descansan ahora junto a los de su esposo y sus padres en el cementerio parque Pradera de Paz.
JUAN CARLOS LORENZO
El pasado 15 de agosto de 2020 falleció Juan Carlos Lorenzo, a los 69 años, causando su deceso un profundo dolor entre sus seres queridos y amigos.
Había nacido el 21 de octubre de 1950 y era padre de dos hijos Jorge Alfredo y Lucía Beatriz Lorenzo. Sus hermanos fueron Rosa Lorenzo, Nancy Marino, Cristina Dupley, Jorge Ortubay.
Fue un hombre que se dedicó a trabajar y a criar sus hijos haciendo de madre y padre al mismo tiempo. Excelente vecino, buen compañero y siempre ayudando a su prójimo y de buen corazón. La familia lo recuerda con mucho amor y cariño.
LEONOR PIERES
Leonor Pieres falleció el pasado 2 de agosto de 2020, causando su deceso un profundo dolor entre sus seres queridos y amigos. Había nacido el 9 de noviembre de 1929 en Tandil, siendo sus padres Elías Pieres y Rosa Payero. Tiempo después se casó con Pedro Julián Vázquez. Fu ama de casa dedicada a criar a sus 17 hijos; además, trabajó durante 6 años en la tienda Nuevo Mundo, realizando tareas domésticas.
Fue una entrañable abuela que disfrutó de sus 36 nietos, 67 bisnietos y 16 tataranietos. Gracias a su fe, como Testigo de Jehová, dejó a su gran familia un excelente ejemplo de aguante, valor y esperanza que la ayudó a superar dolorosas pérdidas familiares. Caracterizada por su gran temple y es así como la recordará toda su familia.
Confiaba plenamente en la promesa bíblica mencionada en Apocalipsis 21:4 “Y les secará toda lágrima de sus ojos, y la muerte ya no existirá, ni habrá más tristeza ni llanto ni dolor. Las cosas anteriores han desaparecido”.
CÉSAR DANIEL GAMBOA
César Daniel Gamboa nació en la ciudad de Rauch el 17 de abril de 1955. Sus padres fueron Celestino Tránsito Gamboa y María Isabel Freitas, con quien compartió toda su vida con su querida hermana Lucía Isabel y sus cuatro hermanos más grandes por parte de padre Sara, Ramón, Celestino y Josefa.
Realizó sus estudios primarios en las escuela 15 de dicha ciudad y secundario en el Instituto Nacional y escuela Técnica también de Rauch, donde todo lo conocían como “El Rana”.
En 1977, a sus 22 años, se mudó junto a sus padres y su hermana Lucía a Tandil, donde prontamente se incorporaría para realizar el servicio militar, donde hizo una buena camada de grandes amigos entrañables.
Al poco tiempo se casó con Hilda Liliana Larricq, fruto de ésta relación nacieron sus dos primeros hijos: Maximiliano y Emiliano.
Años más tarde y hasta sus últimos días estaba en pareja con Alejandra Rolando, con quien tuvieron como hijo a Franco.
De sus dos primeros hijos, tenía tres nietos Felipe, Alejo y Emma. Con respecto a su actividad laboral; desde que llegó a Tandil se dedicó a la mecánica, los primeros cuatro años en Bari (Mercedes Benz) y el resto de su vida en Transportes Arcamin, de la familia Paskvan.
Finalmente el 14 de agosto de 2020, a sus 65 años, falleció sorpresivamente tras un infarto de miocardio en La Nueva Clínica Chacabuco.
La familia y amigos siempre lo recordarán como una persona muy generosa y carismática.
NÉLIDA AURORA LISTA VIUDA DE IRAZÁBAL (BETTY)
Nélida Aurora Lista, más conocida como Betty, falleció en Tandil el pasado 12 de agosto de 2020. Había nacido en Tres Arroyos y de niña con sus padres y hermanos se trasladaron a Tandil, lugar donde conoció a Néstor Irazábal y contrajo matrimonio. Fruto de esa unión nacieron sus siete hijos: Hugo, Oscar, Mirta, Mabel, Alberto (f), Daniel y Mario, formando una maravillosa familia.
Fue una buena madre que enseñó honestidad y respecto ante todo. Luego llegaron 23 nietos y 20 bisnietos.
Su hermano Osvaldo Lista y su cuñada Rosa Conde; sus hijos, hijos políticos, nietos y bisnietos ruegan una oración por su descanso eterno. “Hoy y siempre queremos recordarla con esta hermosa sonrisa que siempre curaba algún dolor. Te vamos a extrañar mucho. Siempre estarás en nuestro corazón. Tus hijos y familias”.
OSVALDO NUBAL PUERTA
Osvaldo Nubal Puerta nació el 9 de julio de 1932 en Lincoln, provincia de Buenos Aires, hijo de padres españoles debió salir muy joven a trabajar para ayudar a su familia. Apenas finalizada su escuela primaria, comenzó a trabajar como cadete en Grandes Tiendas Galver desde donde lo trasladarían poco después hasta San Luis, ciudad en la que conoció a Nildes Nelsa Zanluchi (Tatá) con quien se casaría y tendrían su primer hijo José Luis. Su ambición por progresar laboralmente lo condujo hasta San Martín de Mendoza como encargado de Tiendas El Pichón y luego como gerente de Tiendas La Favorita en San Juan, localidad en la que nacieron sus hijos Bettina Graciela y Marcelo Osvaldo.
Transcurrían los años 60 y su situación laboral no le era favorable, razón por la que debió salir en busca de nuevos horizontes, y así fue que se contactó con los dueños de Tiendas La Capital quienes les ofrecieron desempeñarse como gerente en la sucursal de Las Flores y más tarde, en 1970, como gerente de Tiendas La Capital de Tandil. Desde entonces, muy poco tiempo le alcanzó a Osvaldo para crecer comercialmente hasta que en 1974 pasó a integrar la sociedad con Don Israel Stigol en la muy recordada mueblería Casa Ostende.
Su vocación comercial le permitió relacionarse con sus pares de diversos rubros y entidades de la ciudad, fue miembro activo de la Comisión de la Cámara Comercial de Tandil, socio fundador de Confitería Dionisio en 1979, año en el que nació su hija Luciana Sofía, y poco después en 1985, fundó Muebles Avenida en la esquina de las 4 avenidas (Marconi, Colón, España y Santamarina). Sus condiciones personales y humanas, su trayectoria y desempeño laboral hicieron de Osvaldo una persona muy querida y reconocida por su talento, esfuerzo, generosidad y dedicación. Se lo recuerda como muy buen esposo y un gran padre, compinche, compañero, familiero, un hombre de bien, con sus más y sus menos, dio todo de sí en pos de su familia, sus amigos y conocidos. Falleció el pasado 5 de agosto de 2020 como consecuencia de un fallo multiorgánico en el Sanatorio Tandil a los 88 años de edad. Su esposa, hijos y sus nietos Agustina, Santiago, Nicolás, Gonzalo, Simón, Francisca, Sofía y Baltazar, familiares, amigos y conocidos sin dudas lo van a recordar y permanecerá para siempre en cada uno de sus corazones.
SUSANA ESTELVA LUJÁN
Nació en el Departamento de Calamuchita provincia de Córdoba el 27 de octubre de 1927, hija se Juliana Funes y David Luján. En su juventud contrajo matrimonio con Manuel González y fruto de esa unión nacieron dos de sus hijos: Leonor y Aníbal.
En 1949 se trasladaron a Tandil por razones laborales y llegaron a la cantera Albión a trabajar de picapedrero. Luego estuvieron en la cantera de Cerro Leones y posteriormente a Tandil donde nacieron sus otros dos hijos: Tristán y Carlos.
En la crisis de las canteras, Susana empezó a trabajar en casas de familia, lavando ropa y planchando. Más adelante estuvo en la recordada escribanía Wasserman hasta alcanzar su jubilación.
Vivió setenta años en el barrio del Asilo, siendo amada y respetada por sus hijos, nueras, yernos, familiares y amigos. Era amante de la quiniela y sus números favoritos eran: 11-18-64-32-23 los que jugaba cada vez que podía.
Hoy la recuerdan con cariño sus cuatro hijos, 16 nietos, 25 bisnietos y 5 tataranietos y sus nueras Ana, Susana, Raquel, Mirta y Aurelia. “Hasta siempre mamá, gracias por todo”.
JUAN JOSÉ ROLANDO
Juan José Rolando falleció el pasado 12 de agosto de 2020 a los 53 años de edad debido a una cruenta enfermedad. Nacido en la ciudad de Tandil el 25 de junio de 1967. Sus padres fueron Juana Beatriz Fuentes y José María Rolando. Cursó sus estudios primarios en la Escuela 14 y secundarios en la ENET 1. Desde muy temprana edad incursionó en el camino de las artes marciales, incentivado por su mamá, actividad que desarrolló hasta los últimos años de su vida, conociendo así numerosos profesores, colegas y alumnos.
En septiembre de 1988 contrajo nupcias con Claudia Catalina Verdún y fruto de ese matrimonio nacieron Rocío, María José, Luz y Kirina.
Era aficionado a la música de los 80, investigar sobre innovaciones tecnológicas, tomar mate y su pasión era andar en moto. Fue un excelente amigo y profesor de Artes Marciales.
La vida le regaló un gran amigo y compañero, como le decía a su nieto Thiago. Eran muy unidos y compartían numerosos juegos.
Partió de esta tierra con la convicción de que Dios vivo le dio fortaleza y fe para sobrellevar la enfermedad, dejando el legado de vivir creciendo en la fe y desarrollando una intimidad con Dios como lo hizo desde que se durmió en la paz del señor.
“Pa, te extrañaremos de acá hasta que nos volvamos a encontrar para tomar mates a cualquier hora, mirando el cielo y los pajaritos, todos unidos y en familia como nos enseñaste y como querías que estuviéramos. Te recordamos en la música que te gustaba, en las charlas que nos diste, en los programas que mirabas, en los consejos, en los abrazos y besos que nos brindaste, en el apoyo que encontrábamos en vos y en todas esas cosas que dejaron tus risas y perfume. Te amamos infinitamente. Tu familia y amigos”.
MARÍA RAIES
María Raies falleció el pasado 7 de agosto de 2020 causando su deceso un profundo dolor entre sus seres queridos y amigos. Sus padres y uno de sus hermanos eran oriundos del Líbano y al llegar a la Argentina se instalaron en Ferré. una localidad del partido de General Arenales, provincia de Buenos Aires, lugar donde nació el 6 de agosto de 1933.
En el año 1969 junto a sus padres y tres de sus seis hermanos llegaron a Tandil.
Criada en una familia de origen humilde, trabajaron a destajo hasta poder poner en funcionamiento su bar denominado “Valle Beca”, que estaba ubicado en 14 de Julio 30 y en donde hasta el expresidente de la Nación, Carlos Saúl Menem, estuvo degustando las exquisiteces que en el lugar se servían.
No tuvo hijos, pero sí muchos sobrinos a los que cuidó y amó intensamente. Su hobby fue la pintura llegando a conocer al maestro pintor Quinquela Martín. También amó hasta su muerte a su mascota, un perro que la siempre la acompañaba.
“Decir adiós es la prueba fehaciente de que se ama a alguien, porque, aunque el dolor es mucho, se es capaz de entender la decisión de Dios. Hoy la familia recuerda con cariño a María a quien llevaremos en nuestros corazones”.
ROBERTO RICARDO MARINO
Nació el 3 de febrero de 1951 rodeado de su familia, su papá Roberto Ricardo Marino y su mamá María Isabel Poey; sus hermanas Rosa y María Isabel Marino. Con los años llegaron dos hermanas más Susana y Verónica Marino.
Beto creció prácticamente en el “Mercado Marino” ubicado en 14 de Julio y Belgrano. Trabajó a la par de su papá y mamá en el mercado y en el campo.
En 1955 cuando su padre comenzó con el reparto de barras de hielo, él lo acompañaba a buscar las primeras a “La Tandilera”. Estudió en el colegio San José donde siempre contaba hermosas anécdotas.
Con los años Beto creció y se dedicó al campo. Luego conoció a su esposa Daisy Cecilia Pasten Lira con la que formó su familia. Tuvieron dos hijos, Verónica Soledad y Roberto Ricardo Marino. Con los años dejó el campo y se dedicó a la fábrica de hielo “Hielo Fiesta”.
En sus ratos libres le gustaba hacer cuchillos, cazar, cocinar, viajar y estar con su familia y amigos.
A sus cincuenta años fue abuelo por primera vez, llegó Milagros Romeo donde el mostró su gran felicidad. Decía “que los nietos eran la última oportunidad que Dios daba para amar en la vida”, luego llegaron seis nietos más: Leonardo Marino, Benjamín Yuvisa, Malena Marino, Emilia Soledad Yuvisa, Máximo Marino y Lautaro Marino; y su nieto político Pablo Turri.
Fue un abuelo cariñoso, presente y compinche. Su casa siempre estaba rodeada de amigos y familia como a él le gustaba.
Sus últimos días los compartió como siempre con su familia, su esposa Cecilia, su hija Soledad y su esposo Nicolás Mauricio Yuvisa; su hijo Roberto y su esposa Lorena Paola Martínez, y sus nietos y hermanas. Falleció el pasado 16 de agosto de 2020.
“Te amaremos para toda la eternidad y aunque es difícil aceptar tu ausencia, siempre te recordaremos con tu alegría, compañerismo y solidaridad”.
LIDIA RAQUEL PAGNACCO
Lidia Raquel Pagnacco falleció el pasado lunes 24 de agosto de 2020 a los 77 años. Era la séptima hija de nueve hermanos. Se casó con Melchor Pellizzari en 1971 y tuvieron tres hijos: Jorgelina, Ana y Mariela.
También crió a Cristian de bebé dándole toda la atención necesaria como si fuera un hijo más. Fue siempre ama de casa, dedicándose a atender y llevar adelante a su familia. Queda en el recuerdo de todos lo que la conocieron lo muy buena persona que era, no conflictiva y conformista con lo que le daba la vida.
Tiempo después llegó su nieto Rodrigo con condición autista a quien le dio todo su amor de abuela y madre. Siempre se ponía muy contenta cuando la visitaban sus ocho nietos y una bisnieta.
En los momentos libres le gustaba mirar televisión y realizar sopa de letras dado que tenía dificultad para caminar. Más tarde su salud se fue deteriorando con diferentes patologías.
La familia quiere agradecer a Mary, la vecina que la acompañaba con la palabra, haciéndole los mandados o alguna comida que satisfacían a Lidia.
“Mamá te voy a extrañar mucho, me ayudaste a criar a mi hijo Rodrigo. Hice todo lo que pude para que tuvieras mejorías, pero igual te fuiste dejándome un vacío en mi corazón. Ana”.
Por su parte Cristian expresó que “te recordaré siempre por los mates de todas las tardes que compartíamos, por tus escuchas, tus consejos y tu apoyo, tanto a mí como a Tati”.
Mariela señaló que “fuiste una buena madre, consejera y muy buena compañera en las buenas y en las malas. Te voy a extrañar y te recordaré siempre”.
Por último Jorgelina aseveró que “mi corazón te llama, no te olvida y te extraña. Gracias por tu enseñanza”.
RICARDO RENE NÚÑEZ
Falleció en Tandil el 16 de agosto de 2020 a los 88 años, luego de una larga y cruel enfermedad. Había nacido el 22 de julio de 1932 en esta ciudad. Desde chico se crió en el campo colaborando con sus padres José y Cándida, siendo el menor de cinco hermanos, cursando algunos años de su escuela primaria en la Escuela 21 de Villa Italia.
Cuando tenía 20 años fue convocado para realizar el servicio militar y su destino fue Río Gallegos, donde estuvo casi dos años. Al regresar a Tandil, se instaló junto a sus padres nuevamente, desarrollando tareas rurales. Allí conoció a la que después sería su esposa, Nélida Kessy, con la que estuvieron juntos por más de sesenta años. De ese amor nacieron sus cuatro hijos: Lilian, Graciela, Horacio y Daniel.
Con el transcurrir del tiempo, se radicaron en esta ciudad, habiendo trabajado por muchos años en Metalúrgica Tandil. Luego de eso, se dedicó a realizar fletes, profesión que le trajo muchas satisfacciones, habiendo trabajado con distintas inmobiliarias, martilleros y casas de remate, como también en forma particular, teniendo siempre una sonrisa y un buen gesto para todos.
Con el paso de los años la familia se agrandó y llegaron los nietos y bisnietos, habiendo podido disfrutar de ellos hasta el final de sus días, dejándoles como legado el respeto, la educación y la honestidad.
“Hoy con su partida de éste mundo nos deja un gran vacío en el corazón de todos los que supimos conocerlo y amarlo. Deseamos que Dios te haya recibido en su seno y que desde allí nos cuides y protejas, como lo hiciste siempre. Desde acá le enviamos un gran beso al cielo, por siempre te amaremos y recordaremos”.