Gracias, jugadores
Tristeza, dolor, impotencia…
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No voy a cargar contra los jugadores porque no son dioses cuando ganamos ni son el diablo cuando perdemos. No quiero ser otro barrilete que se da vuelta cuando el viento sopla a favor.
Jugamos contra una selección que fue superior, que tenía un cambio más, que la frescura y la juventud de su plantilla se notaba ante la experiencia y los pergaminos de la nuestra. Aún así, siento que podíamos, que lo tuvimos y se nos escapó de las manos.
Sí le voy a caer a Sampaoli. Porque fui uno de los que se ilusionó con su llegada, porque confiaba en él, porque sentía que era una buena alternativa para este ciclo nefasto de la dirigencia de la AFA que se manejó y se maneja mal. Pero me defraudó, me demostró que fui un iluso.
Estuvimos al borde de quedar afuera en una de las zonas que más accesible se preveía; paró una línea de tres ante Croacia que, como mucho, había ensayado en dos entrenamientos; los cambios que realizó en todos los partidos fueron, por lo menos, raros. Y me focalizo en el de hoy. Es difícil jugar con dos extremos que desbordan y sacan el centro a nadie, porque no teníamos 9. Y ya en la segunda etapa, cuando estábamos en desventaja y necesitábamos goles, ¿qué podía brindar Meza que no te estuviera ofreciendo Pavón? Me resultó absolutamente extraño. Aún así, el equipo fue al frente y estuvimos cerca de un agónico empate.
Por eso, ¡gracias, jugadores! Y gracias Lio por soportar la enorme presión y las críticas de aquellos que nunca tocaron una pelota y se sientan a hablar como si fueran expertos.
Se gana y se pierde. Pero el fútbol da revancha, siempre.
¡Vamos Argentina!
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