Fue condenado por amenazar con escopeta en mano a su mujer y luego liberado
Ayer cerró el debate oral y público en el que se juzgó la responsabilidad penal de un hombre imputado por amenazar, escopeta en mano, a su expareja y a la policía a fines de junio del año pasado.
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Más allá del viraje en la declaración de quien era su mujer y denunciante de las agresiones (en el juicio relativizó los hechos y habló de una reconciliación) el juez Guillermo Arecha dio por probados los hechos y emitió un veredicto condenatorio, sentenciando a Jorge Orlando Anchoverri, alias “Vasco”, a la pena única de tres años de prisión, e inhabilitación especial por el término de seis años, como autor penalmente responsable de los delitos de “Portación de arma de fuego de uso civil, coacción agravada por el uso de arma y atentado contra la autoridad agravado por el uso de arma”.
En la misma resolución, el magistrado ordenó la excarcelación del condenado (estuvo apresado desde el momento del hecho hasta el juicio), disponiendo su inmediata libertad. A la vez, se puso en conocimiento del Juzgado de Familia local la excarcelación dispuesta precedentemente, en función de la restricción de acercamiento con la exmujer.
Los hechos
Como oportunamente se detalló, los sucesos se registraron el 29 de junio de 2016, después de las 22, cuando Jorge Orlando Anchoverri estaba en su casa de calle Piccirilli 1130 portando una escopeta calibre 14, y en el patio común que comparte con otras dos viviendas ubicadas sobre el mismo terreno, profirió amenazas a su expareja, Marisa Celia Magdalena Cucarezze, para que se retirara de una de las viviendas que ocupaba, diciéndole: “si, si, vos pasá, entrá y sacá todas tus cosas que yo te voy a matar” (sic), causando temor en la nombrada, que buscó refugio en la vivienda de su hija, ubicada en el mismo predio, y requirió por llamado al servicio de emergencias 101, la presencia policial.
La declaración
En relación a este hecho, para el juez resultó central el testimonio escuchado de Cucarezze, quien afirmó ser víctima del hecho, que hace 33 años que conoce a Anchoverri y que actualmente era su marido, que estuvieron separados por un lapso de 4 años y hace un año y medio empezaron la nueva relación. La mujer insistió en que ahora estaban con una buena relación y que en el momento del hecho la relación con su marido era normal, estaban separados hasta que esa noche Anchoverri creyó haberla visto con su expareja pero no era ella, sino su hija.
Explicó que físicamente su hija y ella de atrás son iguales y de noche se confunden. Que Anchoverri estaba celoso en ese momento, no la dejaba pasar a su casa, estaba como sacado, sacó un arma e hizo un disparo al aire. Que cuando llegó la policía, intentó hablar con él para que la dejara pasar, él en un momento dijo que sí, reaccionó bien al principio y luego exigió que no lo molestaran en su terreno. Que siempre Anchoverri hablaba con el arma en la mano, insistiendo en exigir el derecho a su terreno, que no quería que lo molestaran, siempre con el arma en la mano, él estaba sacado por el tema de que ella estaba con otra persona.
Tal se detalló en la edición pasada, la testigo relativizó aquel suceso, que ella lo ama y no pensó que iba a llegar a esto, que se les fue de las manos a todos. Consideró Cucarezze que si él tiene que pagar algo, este año aprendió un montón de cosas. Que actualmente concurre al penal a verlo, ahora se llevan bien. Refirió que no tiene temor que le pase lo mismo, que ya pasó, que el problema es la expareja que ella tuvo, que en otro lugar esta persona no va a estar, que en los 33 años que estuvo con él nunca lo engañó y cuando se separó, esa fue la única pareja que tuvo. Reiteró que este fue el primer episodio de violencia entre ellos.
Al decir del magistrado, quedó en evidencia del testimonio escuchado de Cucarezze “su indisimulado ánimo de relativizar los hechos, de incurrir en la ambigüedad, incorporando cuestiones que en su declaración original no consideró y justificó su parcialidad en el renacer de la pareja. Su declaración se exteriorizó de modo contenido y amoldado a las circunstancias, escudándose en los años de conviviencia compartidos con el imputado, no dando respuesta creíble a la actual situación de la relación de pareja que dice haber reiniciado varios meses antes de que sucedieran los hechos”.
El segundo episodio
Ya sobre el segundo de los episodios endilgados, el juez evaluó la amenaza proferida a los uniformados que arribaron aquella noche al lugar tras la denuncia de la mujer.
Para Arecha, también fue acreditado que Anchoverri con la misma escopeta opuso resistencia al legítimo accionar de los funcionarios policiales, a quienes amenazó con el arma referida con el fin que se retiraran del lugar, haciéndolos retroceder más allá de los límites del terreno hasta donde se encontraba el móvil policial que los trasladaba.
En el momento, Anchoverri le dijo a los funcionarios presentes “…Están en mi terreno, váyanse de mi propiedad, acá mando yo…” (sic), lo que obligó a los policías a replegarse en resguardo de su integridad física.
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