Más testimonios conmovedores en otra audiencia por Monte Pelloni
La fría mañana del viernes, en Mar del Plata, contó con una nueva audiencia del juicio Monte Pelloni II. Se inició cerca de las 11 debido a que la doctora María Angeles Ramos, representante del Ministerio Público Fiscal, no pudo asistir por la cancelación de su vuelo de Aerolíneas Argentinas y la reemplazó Daniel Adler, fiscal general de Mar del Plata.
Recibí las noticias en tu email
La jornada comenzó con la presidencia del doctor Luis Imas y contó además con la presencia de la doctora Mariana Catanzaro, en representación de la APDH, y con siete abogados defensores.
Como es habitual en este juicio, se reprodujeron los videos con los testimonios obtenidos durante 2014 en el juicio Monte Pelloni I, realizado en Olavarría. En esas imágenes volvió a verse proyectado el salón de usos múltiples del Campus Universitario de la Unicen, prácticamente a sala llena, contrastando fuertemente con la poco concurrida sala de audiencias del Tribunal Oral Federal de Mar del Plata. En esta oportunidad, el primer testimonio que se reprodujo fue el de Analía Melo, esposa de Ricardo Alberto Cassano, secuestrado el 16 de septiembre de 1977. Este testimonio duró poco más de veinte minutos y describió el momento en el que las fuerzas del ejército irrumpieron en su casa en horas de la madrugada y secuestraron a Cassano. Allí vivía la pareja, su hijo de 1 año y medio y su suegra. El relato fue pausado y detallado, y recordó las gestiones y reclamos que se hicieron para dar con el paradero de su esposo.
“Perdimos muchas cosas, perdimos la juventud”, señaló Melo. Este testimonio permitió visualizar los puntos de encuentro de las familias olavarrienses que pasaban por lo mismo, ese 16 de septiembre muchas madres, muchos padres, hermanos y pequeños hijos se encontraron en la comisaría preguntando por sus seres queridos y desde allí emprendieron un camino común de reclamo y averiguación. Melo se encontró con el por entonces jefe del regimiento, Aníbal Verdura, quien le dijo que su esposo estaba internado por un problema de salud, pero no le dijo dónde. Luego se enteró que estuvo en el regimiento y que una vez recuperado fue regresado a Monte Pelloni.
Más avanzado en el tiempo, Cassano fue ubicado en la Unidad 9 de La Plata y allí sus familiares pudieron verlo por primera vez. Lo encontraron desmejorado, golpeado, quemado y con la nariz rota, signos de las torturas a las que había sido sometido. “Ir a la cárcel era tremendo con todas las familias de Olavarría” describió, recordando que su hijo pequeño, de 3 años de edad para ese entonces, debía pasar por la requisa de varones, solo, sin el acompañamiento de su madre o su abuela, cuando visitaban a Cassano.
“Pasé a ser el hijo
del subversivo”
El tercer testimonio fue el de Fernando Germán Cassano, hijo de Analía Melo y Ricardo Alberto Cassano, que en su momento brindó declaración a través de una videoconferencia desde Esquel. Apuntó a describir el impacto que tuvo en la familia el secuestro de su padre. Al momento de los hechos él tenía poco más de un año de vida, sin embargo pudo relatar cómo vivió su infancia. “Para la mayoría de la gente pasé a ser el hijo del subversivo”, contó. Fernando afirmó que no quisieron alquilarle más la casa donde vivían porque había miedo y que tuvieron que irse al hogar de su abuela materna.
También relató la dificultad que tenía para comprender por qué su papá estaba preso en la cárcel, primera vez que recuerda haberlo visto, ya que sus compañeros del jardín le preguntaban si su padre había robado o había matado y él sabía que no, pero no se explicaba el por qué de su detención. Por ese motivo, explicó que “la relación con mi viejo fue a partir de los 20 años” y concluyó que el juicio “es un alivio, es una manera de poder contar lo que me pasaba a mí. Que se sepa la verdad”.
“Ninguna duda”
El último video que se reprodujo fue el testimonio de Osvaldo Raúl Ticera, quien relató cómo fue su secuestro el 21 de septiembre de 1977, su traslado a Monte Pelloni, las torturas que sufrió, entre las que se encontraba el uso de la pica eléctrica, y cómo fue su paso por la unidades penitenciarias de Azul, La Plata, Caseros y finalmente Rawson, donde le otorgaron la libertad.
Este testigo describió el consejo de guerra que le realizaron en Tandil, al que calificó como “una parodia”. Relató que lo hizo a punta de pistola, firmando una acusación que apenas pudo conocer. Pero también aportó datos del reconocimiento de Monte Pelloni como centro clandestino de detención, ya que pudo ver un escudo sobre una de las paredes de la casona, así como reconocer las voces de algunos de los que estuvieron detenidos con él como Vinci, Castelucci, Sampini, los hermanos Fernández, Maccarini y otros.
Ticera dejó en claro que el ejército fue el responsable de lo sucedido: “A mí me secuestran y después termino en un consejo de guerra” dijo, y acotó que “no me queda ninguna duda de que el manejo de todo eso era del ejército”. También recordó que en una oportunidad existió la presencia de un médico, de un fotógrafo e incluso de alguien con mayor jerarquía. “Había un régimen establecido acá (Monte Pelloni), para mantener todo eso, debían ser 15 o una veintena de personas”, concluyó.
(Por Leandro Lora para Agencia Comunica y Radio Universidad -Facso-)
Este contenido no está abierto a comentarios