Para la Justicia fue un menor de 16 años quien disparó e hirió al nene que perdió un ojo
Si bien fueron dos las personas que portaron la escopeta y efectuaron los disparos, el proyectil que dio contra la humanidad del niño fue el que gatilló un joven de 16 años. Tras arribar a la conclusión, el expediente sobre su imputación pasó a manos del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil. El mayor involucrado recibió la eximición de prisión por el delito de portación de arma sin la debida autorización.
En las últimas horas, desde la fiscalía se confirmó que dividió en dos cuerpos la instrucción por el niño baleado y que perdió un ojo, habida cuenta de que tras la pesquisa se logró determinar que, quien gatilló la escopeta cuyos perdigones dieron contra el rosto de un nene, resultó un menor de 16 años, por lo que las actuaciones pasaron al Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil. En tanto que el mayor involucrado, padre del adolescente sindicado, sigue procesado por la Justicia de mayores.
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En efecto, según este Diario pudo confirmar, tras recibir el comparendo de testigos presenciales del confuso como violento suceso ocurrido hace 14 días, en Quintana al 2000, para el fiscal Gustavo Morey fueron dos personas las que efectuaron los disparos, pero resultó el menor de 16 quien en última instancia y con la misma escopeta fue el que apuntó y gatilló desde unos 25 metros en dirección a la vivienda y cuyos perdigones ingresaron a la pequeña ventana donde asomaba el niño de nueve años, quien recibió la herida en uno de sus ojos, el cual luego perdió a pesar del esfuerzo de los médicos.
Sobre la situación procesal del joven acusado, las actuaciones pasaron a la órbita de la Justicia de menores, más precisamente a la doctora María de los Angeles Marsiglio, a cargo de la fiscalía del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil. El señalado es imputable al tener 16 años, y se desprende que a priori se lo acusará de las lesiones graves ocasionadas e incluso le cabría el homicidio culposo en grado de tentativa, aunque los actores judiciales también especulan que cabría la figura del dolo eventual, tipificación no sencilla de probar.
Para con la imputación al mayor involucrado, desde la sede judicial se confió que ante el eventual pedido de detención que efectuaría el Ministerio Público, desde el Juzgado de Garantías 2, a cargo de la doctora Stella Maris Aracil, se concedió la eximición de prisión, a pedido de la defensa.
El caso
Cabe consignar que el violento suceso ocurrió en un domicilio de Quintana 2045 y se desencadenó por la pelea entre dos familias. A modo de venganza, una de las partes disparó con una escopeta contra los vecinos que habitan en una precaria casa. Los perdigones hirieron al niño, quien tras las primeras atenciones en el Hospital fue trasladado a un centro de mayor complejidad, desde donde finalmente se confirmó que la víctima, Raúl Giménez (9) había perdido el ojo.
A raíz de la investigación que realizó el personal policial, se pudo conocer que el altercado comenzó cuando quienes viven en la mencionada dirección, de apellido Scafide, golpearon al padre de los hermanos Luis Miguel y Carlos Martínez.
A modo de venganza los mencionados hermanos decidieron amedrentar a sus vecinos con disparos efectuados con una escopeta. El arma utilizada dispara múltiples proyectiles, es decir lo que se conoce como una “nube” de perdigones, que permiten acertar con facilidad a corta distancia, aunque sea con parte de los perdigones, siendo un impacto de lleno demoledor. Según indicaron el poder de un disparo a corta distancia es enorme, por lo que “no hubo un muerto de milagro” aseveraron fuentes de la investigación. Empero, con el paso de los días la pesquisa determinó que el disparo casi homicida se realizó de unos 25 metros.
En el interior de la precaria vivienda se encontraba de visita el pequeño Giménez, quien terminó recibiendo las mayores heridas producto de esos perdigones que le impactaron en el rostro.
Tras producirse el cruel ataque, se dio aviso a la policía y se convocó a una ambulancia del SAME con personal del servicio de emergencias del Hospital, adonde fue derivado de inmediato, sin riesgo de vida según lo informado, pero con lastimaduras de consideración en su cara.
Derivado
Giménez ingresó al Hospital de Niños con una lesión identificada como hipema, que es la acumulación de sangre en la cámara anterior del ojo, o sea en el espacio comprendido entre la córnea, la superficie anterior transparente del ojo, y el iris, la parte de color del ojo.
Atendido por los profesionales de la salud, determinaron hacerle una tomografía para conocer la gravedad de la lesión. El estudio arrojó que tenía una lesión en glóbulo ocular con un objeto extraño alojado en su interior, más cuatro perdigones en distintas partes del macizo facial. Fue derivado a un centro especializado, más precisamente al Hospital Privado de la Comunidad por un convenio que tienen.
Raúl Giménez, padre de la víctima, con el paso de los días había denunciado que los responsables no fueron aprehendidos y exigió respuestas por parte de la Justicia para evitar que un hecho de esta magnitud se repita.
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