Un conocido masajista fue condenado por abuso sexual y quedó bajo arresto domiciliario
En las últimas horas, en medio de la feria judicial, este Diario pudo confirmar la sentencia condenatoria que recayó en un conocido masajista del medio, quien fue denunciado por una mujer por abuso sexual.
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El acusado, Oscar Alberto Cela, alias Negro, de 64 años de edad y de ocupación masajista, quien había quedado detenido bajo arresto domiciliario, por el delito de “Abuso sexual gravemente ultrajante” y “Abuso sexual simple” (en la causa se sumó una víctima más).
La sentencia devino de un acuerdo entre las partes a través de un juicio abreviado, avalado por el juez del Tribunal Oral Criminal 1, Pablo Galli, quien emitió un veredicto condenatorio, sentenciándolo a cuatro años y seis meses de prisión, manteniéndose el arresto domiciliario que gozaba desde el 17 de octubre de 2016.
Cabe consignar que una vez ventilada la noticia por este medio sobre el caso, desde la propia Justicia se dio cuenta de que se procuraba dar con posibles más víctimas, sospechando que a partir de la denuncia de la mujer que motorizó la causa, habría otras mujeres que habrían padecido lo mismo y que ahora estarían en condiciones de animarse a declarar.
Efectivamente, en el curso de la instrucción, otra mujer se contactó por la red social Facebook con la mujer denunciante y le confió que había padecido lo mismo pero que nunca se había animado a contarlo. Una vez ubicada por los investigadores, la mujer ratificó lo padecido, lo que sumó a la causa contra el imputado.
Los hechos
El hecho que se le endilgó primeramente al masajista se remonta al 20 de octubre de 2015, cuando aproximadamente a las 17.15, una mujer –la denunciante- concurrió al domicilio del sindicado para hacerse masajes (Maritorena 415).
Recibida por el acusado, le indicó que se acostara boca abajo en la camilla y se sacara las prendas superiores, quedándose la víctima vestida solo con el corpiño y calzas, comenzando el señalado a realizarle masajes en el cuello y en la espalda.
En esos momentos el masajista le dijo que se diera vuelta y que se bajara las calzas hasta la rodilla, comenzando a realizar masajes en las piernas y entrepiernas de la víctima y en eso momento abusó sexualmente de la mujer
introduciéndole los dedos en la vagina, siempre con la excusa de masajearla.
La mujer le agarró la mano a Cela a los fines de sacársela de sus partes íntimas, pero el mismo la le tomó la mano a la víctima y se la llevó hasta la zona de su pecho donde agarró ambas manos, indicándole que lo dejara “trabajar en la zona”, para luego de ello, en momentos que el imputado se dirige a colocarse más crema en su mano con claras intenciones de continuar abusando de la paciente, la mujer se reincorporó de la camilla y se retiró del lugar.
Para arribar a la detención se sumaron distintos elementos probatorios, más allá del testimonio de la denunciante.
Informes de peritos, inspección ocular y croquis del lugar donde se habrían desarrollado los hechos, informes médicos, entre otros ítems, forman parte del expediente que, una vez tomada declaración al imputado (se negó a declarar) se ha resuelto a priori la detención del acusado, para luego seguir avanzando en el proceso que tendría su corolario en un juicio oral.
Otro testimonio
La otra víctima de los abusos del señalado apareció en las redes sociales, cuando supo de la primera mujer que ventiló la denuncia por Facebook tras la nota que este Diario ventilara. A través de un mensaje privado se comunicó con la denunciante y le confió que ella había padecido lo mismo, pero que nunca se había animado a exponerlo. Finalmente fue contactada por la pesquisa que había sido informada sobre el posible nuevo caso, y fue convencida para que sume su denuncia al expediente.
La situación sufrida por la nueva denunciante resultó similar a la anterior. Concurrió al domicilio donde Cela trabajaba como masajista. Una vez allí, Cela le dijo que se quitara todas las prendas de vestir superiores -incluso el corpiño- y que se colocara boca arriba en la camilla, comenzando el nombrado masajeando en las piernas y siguió en la zona de entrepiernas, abusando de la mujer contra su voluntad, siempre con la excusa de masajearla, tocando las partes íntimas, previo introducirle su mano por debajo de la bombacha. En ese momento, la víctima se incorporó de la camilla y se retiró inmediatamente del lugar sin decirle una palabra.
Sobre su silencio por lo que había padecido, confió en que nunca se animó a contar a nadie ni denunciar lo que le pasó ya que sentía mucha vergüenza, ni a sus familiares ni a su psicólogo le contó, y a su vez pensó que nadie le “iba a dar bolilla” porque lo que le pasó había ocurrido entre cuatro paredes (sic).
Recordó que desconocía la existencia de otras víctimas, solo se contactó con la chica del Facebook. A preguntas de las partes, añadió que ella había acordado con Cela abonar la totalidad de las sesiones a fin de mes cuando terminara el tratamiento, pero tras el incidente ella nunca volvió para abonar y Cela tampoco le reclamó nada. u
Atenuantes y agravantes
A la hora de meritar la pena a imponer, como circunstancias atenuantes de la sanción a imponer, el magistrado consideró que correspondía computar la ausencia de antecedentes penales que fue corroborada. Asimismo, se valoraron los testimonios que fueron incorporados al expediente que aludieron al buen concepto para con el sentenciado.
Respecto a los agravantes, como potenciadora de pena se tuvo en cuenta el aprovechamiento de la confianza dispensada por la relación profesional paciente de la que se valió Cela para llegar a consumar sus propósitos delictivos de manera sorpresiva.
El juez no valoró la pluralidad de hechos, ni tampoco la circunstancia de que los hechos ventilados, según su calificación legal, constituyan un acto de violencia de género, “ya que no se encuentra indubitablemente acreditada esta circunstancia”, como así tampoco queda comprobado -al decir del juez- que el imputado se haya aprovechado de la condición de mujer de las víctimas y consecuentemente de sus menores posibilidades de defensa”, pues el magistrado reparó que ambas víctimas respondieron “con decisión a la conducta de Cela haciéndolo cesar o impidiéndole que continuara con su designio, sea tomándolo de la mano en el caso de la primera mujer, y en ambas levantándose y yéndose de inmediato del lugar, sin que Cela pudiera continuar con su conducta abusiva agravando las consecuencias de sus propósitos sexuales”.
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