De cara a 2019, Marcos Nicolini propuso un programa para jóvenes en conflicto con la ley
La iniciativa centrada en la justicia restaurativa ya se aplica, con buenos resultados, en San Isidro y en Pergamino. “Nos parece que es una cuestión superadora a lo que viene haciendo el Estado municipal en Tandil con este tema”, dijo el concejal que aspira a competir contra el intendente Lunghi en las PASO. Presentó al catedrático español Raúl Calvo Soler, responsable del programa.
El concejal de la UCR Cambiemos Marcos Nicolini presentó una propuesta de cara a campaña electoral, rumbo a las PASO de agosto. En el marco del Ateneo Tandil para el Tercer Siglo, abrió la conferencia que brindó el doctor Raúl Calvo Soler sobre justicia juvenil y prácticas restaurativas.
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“En el marco de la propuesta que tenemos para Tandil para 2019, presentamos el programa restaurativo para jóvenes en conflicto con la ley penal”, anticipó Nicolini antes de la charla que se realizó, el miércoles por la noche, en el Hostal de la Sierra.
Se trata de un programa interinstitucional que ya se desarrolla en San Isidro y Pergamino, donde los municipios trabajan, en forma mancomunada, con el Colegio de Abogados, la fiscalía, la defensoría, la Asociación de Magistrados, la universidad y otras instituciones de la sociedad civil, en forma personalizada y con acompañamiento a los jóvenes que entran en conflicto con la ley penal.
En ese marco, los integrantes del espacio político que lidera Nicolini viajaron a San Isidro para observar cómo funciona el programa. “Nos parece que es una cuestión superadora a lo que viene haciendo el Estado municipal en Tandil con este tema, que está trabajando, pero creemos que esto es superador. En eso vamos a basar nuestra campaña, en proyectos y propuestas superadoras, no en críticas a lo que se está haciendo”, aclaró el abogado que se pondrá a consideración del electorado como precandidato a intendente, en agosto.
Por otra parte, confirmó que como parte de la oferta electoral, irán sumando proyectos sobre distintos aspectos a lo largo de la campaña.
“Es una de las propuestas que nosotros llevamos para el Tandil del futuro. Hay que construir y recomponer el tejido social todo el tiempo, si queremos tener una ciudad con calidad de vida, y este es uno de los programas para eso”, adelantó.
La concepción del sistema
En su segunda charla en el marco del Ateneo, el doctor Raúl Calvo Soler brindó definiciones sobre este modelo de trabajo con jóvenes en conflicto con la ley penal, que se está desarrollando en Europa, Estados Unidos, Chile, Uruguay, Colombia y Brasil, entre otros lugares.
“Hay una manera de entender que la forma en que hasta ahora hemos trabajado la delincuencia juvenil no produce los efectos que todos deseamos. Esto no depende de la eficiencia del sistema, de si los jueces trabajan más o menos, si las prisiones trabajan más o menos, si la fiscalía condena más o menos. El error es pensar que el problema es de las personas del sistema. El problema es la concepción del sistema”, dijo en diálogo con El Eco de Tandil, antes de la disertación.
Y sostuvo que la falla “es la manera en que entendemos la respuesta y no tanto si respondemos o no. El problema fundamental es que toda la forma en que hemos trabajado la delincuencia juvenil responde a un conjunto de principios que se denomina modelo retributivo. Básicamente, lo que sostiene es que el que la hace, la paga. Un joven comente un delito, debe ser castigado”.
Sin embargo, el catedrático español explicó que “un joven no entiende ni qué ha hecho, ni las consecuencias de lo que ha hecho y mucho menos entiende por qué lo están castigando”.
Por el contrario, explicó que “el modelo restaurativo lo que hace es construir el espacio, en cualquier intensidad delictiva posible, para que un joven que comente un delito tenga la posibilidad de reconocer lo que pasó, responsabilizarse por lo que pasó y reparar lo que sucedió. Entonces, lo que el modelo sostiene no es que no hay que castigar sino que si el castigo es un fin en sí mismo, estamos perdidos porque eso no produce los efectos que estamos buscando, así que debemos trascender esa sanción y convertirla en un proceso pedagógico, de aprendizaje”.
Escuchar
En la práctica, indicó que trabajan mucho en los procesos reflexivos, a partir de la discusión y el diálogo. “Una cosa que les impacta a los jóvenes en conflicto con la ley penal es que hay un adulto que quiere hablar con ellos, les llama poderosamente la atención. No están acostumbrados ni a ser escuchados y lo más importante es que no están acostumbrados a hablar. La palabra no es parte de su metodología. Uno cuando no tiene el control de la palabra, usa la violencia”.
De este modo, se produce un proceso de construcción de espacios reflexivos con los jóvenes, que se genera por el intercambio de diálogo con operadores y profesionales especializados, o trabajando en red, a través de las actividades que desarrolla el joven, de capacitación, culturales, artísticas o deportivas.
Por su parte, Marcos Nicolini destacó que “esto es una respuesta a eso de que ‘no se puede hacer nada porque son jóvenes’. Se puede hacer algo, con base científica, hay un seguimiento. Al joven no lo ve la autoridad cuando va a cometer un delito, sino que tiene entrevistas pautadas y son con Cámara Gesell. Eso forma un expediente de cada uno de los jóvenes que está a disposición de la Justicia, porque interviene el programa pero también la Justicia”.
En ese aspecto, Soler Calvo aseveró que “un restaurativista no confunde la impunidad con la inimputabilidad. Si el sistema no responde, eso no es restaurativo. La ausencia de una respuesta no tiene nada de restaurativo. La restauratividad tiene que ver con la capacidad que tenga el sistema de responder desde un lugar diferente. Entonces, es muy importante entender que para un delito de baja intensidad o para un delito de alta intensidad cada uno de ellos tiene una respuesta distinta porque no obstaculiza la respuesta del sistema”.
Y agregó que “lo que nosotros hacemos es trabajar una respuesta diferente porque lo que creemos que muestra todo lo que hemos aprendido, la neurociencia, las estadísticas, la criminología moderna, es que este es el modelo que produce efecto; no el que hasta ahora hemos sostenido o se ha puesto en funcionamiento que es ‘lo haces, lo pagas’”.
“Hay una oportunidad de cambiarlo todo”
En cuanto a los resultados, indicó que “hay una reducción sustancial de la reincidencia del menor, lo cual impacta con una reducción de los inicios delictivos; se acota más rápidamente el salto a la delincuencia de alta intensidad de los jóvenes. A veces, el éxito del programa no es que dejan de delinquir, pero sí que no saltan a delincuencia de alta intensidad y con el tiempo, dejan de delinquir”.
En cuanto al seguimiento, anticipó que son varias las estrategias, aunque destacó que “hemos descubierto que los jóvenes no son tontos, saben quién quiere ayudarlos y quién no”.
En principio, trabajan con la técnica del referente positivo, ya que todo joven tiene alguien que podría influir de forma positiva en él, entonces buscan encontrarlo y reforzarlo. Tras detectar a esa persona, que puede ser familiar, un profesor, un técnico de algún deporte, un referente del barrio, intentan que se involucre para lograr que el joven permanezca dentro del programa.
“Lo que hacemos es crear el espacio donde él esté en condiciones de enfrentar algo muy fuerte que es ‘cómo vas a hacerte cargo de las consecuencias dañinas de tu actuar’ y esa es una pregunta terrible. Intentamos, de manera argumentativa, vivencial, participando en programas, darle la oportunidad de entender qué ha hecho, qué consecuencias ha producido, a quién ha dañado, que sólo tiene una obligación frente a todo eso y que hay una oportunidad de cambiarlo todo. Eso es lo que trabajamos con ellos”.
De eso se tratan los círculos restaurativos, que atraviesan la vida de estos jóvenes y detectan cuando abandonan un ámbito habitual, siempre trabajando en red con el resto de los actores institucionales, a partir de la articulación con la sociedad civil.
En definitiva, el objetivo es que los chicos entren en una dinámica importante para ellos. “Empiezan a sentir que tiene sentido el futuro, que es algo que intentamos que entiendan. Para la mayoría de estos chicos la palabra futuro no tiene sentido. El presente, el hoy, es lo único que ellos tienen: la vida no vale, el barrio no vale, no vale nada de lo que tienen, sólo el presente. Y nosotros intentamos mostrarles toda la potencialidad de futuro que ellos tienen, en ese proceso de cambio. Todo eso sólo es posible si reparan lo que hicieron, y este es el gran salto. Es la convicción de que yo valgo porque aunque generé el daño, también lo reparé y este proceso los hace protagonistas de su propio futuro”, resumió Calvo Soler.