El uso ilegal de los datos personales y cómo se usan para influir en la opinión pública
El enorme universo de datos que las personas depositan en internet a diario constituyen un valioso insumo para las empresas, partidos políticos y gobiernos a la hora de influir sobre los gustos, intereses y opiniones de los ciudadanos. En época de elecciones, pueden usarse para direccionar la intención de voto. Qué dice la legislación nacional y qué reparos hay que tener a la hora de ofrecer los datos personales.
A diario las personas dejan sus datos personales en redes sociales y sitios que después son usados con diferentes objetivos. Los datos personales podrían verse como el petróleo del siglo XXI en una sociedad hipermediatizada por la web y las redes, que se conformaron como una especia de “gran hermano” que todo lo sabe y todo lo ve, capaces de influir directamente en la formación de la opinión pública.
Recibí las noticias en tu email
El tandilense Nicolás Panichelli, abogado especializado en telecomunicaciones y protección de datos personales, remarcó que constituyen un valioso insumo pero tienen un lado virtuoso y otro dañino, ubicado del lado de la manipulación de la voluntad y el abuso de la privacidad de las personas. En este sentido, ofreció una charla gratuita organizada por la Cepit (Cámara de Empresas del Polo Informático y Tecnológico) con el propósito de que las empresas de Tandil que estén interesadas en tener relaciones con Europa sepan cómo se tienen que tratar los datos para estar al nivel de la reglamentación imperante.
El uso ilegal con fines políticos
Para ilustrar el uso ilegal de los datos, el letrado usó el sonado ejemplo de la consultora Cambridge Analytica, empresa que se sirvió de datos de Facebook para elaborar perfiles psicológicos de votantes, que supuestamente vendieron a la campaña del ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante las elecciones de 2016, entre otros. Recientemente, la empresa de Mark Zuckerberg fue multada por este caso con un monto de 5 mil millones de dólares al haber aportado de manera ilegal datos personales de decenas de millones de usuarios.
“Se descubre una red de espionaje a través de datos personales y el uso inocente que uno hace de las redes sociales, donde no solamente se usaba la información para direccionar una publicidad de productos o servicios sino para direccionar la voluntad de la gente con fines políticos”, observó Panichelli.
“El lado blanco es que utilicen datos para impactar con publicidades o servicios de interés. Se puede usar a favor y comprar mejor calidad a mejor precio. Después está el mal uso, cuando se utiliza fuera de ese ámbito para propaganda política o influenciar la intención de voto, también con el uso de las fake news para direccionar las voluntades”, cercioró.
El caso de Anses
En Argentina, las mayores bases de datos son la AFIP y la Anses pero el Estado no puede usar esta información sin el consentimiento de las personas. Este límite encuentra su excepción cuando existe un interés público que corresponde a la seguridad nacional o a catástrofes naturales.
Al respecto, Panichelli ejemplificó que cuando ocurrió el apagón el pasado 16 de junio, el Estado hubiese podido usar esos datos para informar a los ciudadanos cuándo se iba a restablecer el servicio por zona.
La Jefatura de Gabinete de la Nación usó para la campaña electoral del año 2017 datos de Anses y se generó una gran polémica. El caso provocó un revuelo mediático y hubo un dictamen de la Dirección Nacional de Datos Personales avalando esa transferencia de datos diciendo que era válido por el interés público, y adujeron que esto radicaba en que se daba a conocer a la gente las obras del Gobierno. La proporcionalidad y pertinencia del dato objeto de la cesión debe analizarse también en relación con la finalidad que sustenta esa cesión. Cuando un consumidor presta su consentimiento para que se usen sus datos lo hace con cierta información y dentro de esa información está la finalidad del tratamiento de los datos que no puede ser transformada, en todo caso debe pedirse otra autorización para ese nuevo fin específico.
“Ese es el problema en general con la tecnología, tiene que haber métodos para auditar de forma correcta y que todos sepan qué se hace con los datos y las nuevas tecnologías. Si se reciben los datos que Anses procesa con una finalidad y eso coincide con las obligaciones de un funcionario está bien, sino creo que es un tratamiento ilegal, pero se buscó adecuar las formas legales”, analizó el abogado.
Las campañas electorales
En la actualidad todas las campañas políticas utilizan web scraping, una técnica que mediante programas de software extraen información de sitios web, acción que se encuadra dentro de las posibilidades legales. Lo que sucede es que muchas veces los consumidores brindan su información en diferentes páginas y en los términos y condiciones está explicitado que van a transferir esa información.
“Los datos son comerciales, tienen un valor y son un producto. Hay empresas en las que si uno quiere acceder a ciertos contenidos ingresa su mail y ya queda en la base, eso es un dato”, detalló.
“La próxima protección de datos personales tiene que pasar porque no se acepte cualquier cosa por el consentimiento. Si hay una mala utilización todo se cae si está bajo el paraguas del consentimiento, pero la gente le da el visto bueno a cualquier cosa. Hay que establecer cuál es la expectativa de protección y privacidad que tienen los usuarios de internet y no importa si un usuario consiente cláusulas leoninas, no son válidas si se vulnera la expectativa y deberían sancionarse, pero por ahora el consentimiento está por encima de todo”, consideró.
La protección de datos en Argentina
La protección de datos personales es una actividad que en el mundo tiene más de 30 años y que ha desarrollado una fuerte cultura sobre todo en los países europeos.
Sobre la legislación nacional, reseñó que existe el Habeas Data, una protección constitucional que confirma el derecho de cualquier persona física o jurídica para solicitar y obtener la información existente sobre su persona, y de solicitar su eliminación o corrección, y una Ley de Protección de Datos Personales de 2001 que en su momento fue muy de avanzada.
“Argentina es uno de los pocos países que tienen la calificación de ‘puerto seguro’ desde 2003, la Unión Europea aceptó que el nivel de protección era similar al de Europa. Esto es importante porque cualquier empresa que quiera tener algún tipo de relación comercial puede transferir datos internacionalmente sin tener que pedir autorización, siempre con la información al titular de los datos”, explicó.
Según su perspectiva, el nuevo proyecto de Ley de Protección de Datos Personales ingresado en septiembre del año pasado en el Congreso de la Nación tiene algunos puntos débiles que deberían generar un debate parlamentario
“El proyecto no considera que los datos biométricos y genéticos de una persona sean datos sensibles o de interés especial, y son los que causan un mayor perjuicio a las libertades o derechos de las personas”, expuso.
Los datos sensibles son los de salud, ideología política, afiliación sindical, etnia, religión, orientación sexual, entre otros, y si se viola la privacidad de una persona en alguno de estos puntos le causa un daño que es mayor a que se filtre un mail, por ejemplo.
FaceApp y el robo de datos biométricos
En los últimos días una aplicación llamada FaceApp fue furor entre los usuarios de redes como Instagram y Facebook, sin advertir que en realidad se trata de una estrategia para acceder a los datos biométricos de la persona a través del escaneo de la estructura facial.
“Lo único que hacen es absorber toda tu información y la de tus contactos”, aseveró el especialista, y añadió que la evolución de los usuarios se da con las nuevas generaciones, que tienen mayor conciencia a la hora de proveer información al universo virtual.
Cuando hay un tratamiento de datos personales se puede hacer a través de diferentes cuadros legales y el principal es el consentimiento. Si el titular de los datos consiente que se usen para determinados fines lo único que queda hacer es quitar posteriormente el consentimiento. Pero con este tipo de aplicaciones en apariencia inocentes hay una aceptación de las condiciones y políticas de privacidad -que seguramente exponen todo lo que se va a hacer con esos datos- que casi nadie lee porque la mayoría de los usuarios son muy laxos a la hora de aceptar las condiciones y políticas de privacidad.