Tras las fuertes críticas a la Usina, Lunghi aceptó la renuncia que Farah había presentado en diciembre
En medio de las críticas a la gestión de la Usina Municipal y Popular y el debate por el rol que la empresa de economía mixta debería cumplir en la comunidad, el intendente Miguel Lunghi aceptó -con un delay de seis meses- la renuncia que Omar Farah le había presentado en diciembre del año pasado, del mismo modo que todos los funcionarios políticos del equipo de Gobierno ante un nuevo ejercicio. La medida generó reacciones de distinta índole, tanto en la política como en el empresariado local. Tras 14 años en el Gobierno municipal, el contador dejó su cargo de síndico por el sector público, rol que compartía con su condición de accionista en industrias tradicionales y la vicepresidente de Apymet.
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Farah se retiró con elogios para el jefe comunal. También argumentó que había intentado mediar entre las empresas y la Usina, pero la suba de las tarifas había vuelto imposible alcanzar un equilibrio entre la postura de la distribuidora de energía y las pymes.
La salida del contador, que es accionista de Talleres Tandil y de Fundalum, además de vicepresidente de Apymet, se produjo en un contexto de fuertes cuestionamientos a la Usina. Es que el Municipio detenta la mayoría de las acciones, entonces desde la oposición y ciertos sectores empresarios esperan que contemple la situación social y sea el motor de desarrollo o, al menos, que no se convierta en otro actor para asfixiar a la producción.
Al desgaste natural de 14 años en el cargo de síndico de la distribuidora de energía, se sumó primero el presidente de Apymet, Gustavo Dacovich, quien denunció “usura” en los intereses que aplica la Usina a las pymes que pagan la factura en el segundo vencimiento. También había señalado que la Cámara Empresaria “es parte del negocio” y le había apuntado al Municipio.
En tanto, el detonante de la decisión de Lunghi fueron las opiniones de Marcelo Porreca en las páginas de este Diario. El director de Fundalum llamó a quitar los impuestos de la factura de luz y a mejorar la gestión de la empresa de economía mixta. Además, criticó los sueldos de los integrantes del directorio, quienes a su vez, en una situación monopólica, exigen a las pymes bajo amenaza de cortar el servicio.
En diálogo con El Eco Multimedios, Omar Farah definió que se encontraba incómodo con su triple rol ante el tarifazo y admitió que el Intendente hizo uso de esa renuncia que se mantenía en stand by.
En principio, el contador tuvo palabras de elogio para Miguel Lunghi y lo definió como “una persona a la que aprecio mucho, comparto sus criterios, estoy de acuerdo con su gestión” y agregó que “le agradezco que haya confiado en mí durante 14 años”.
Al analizar las razones que pudieron llevar a un “desgaste”, deslizó que “creo que tiene que ver con un montón de cosas que se terminan de concretar con las declaraciones de mi socio Marcelo Porreca el domingo en el diario El Eco y que, comparta o no comparta el criterio, yo pertenezco a esa firma, a Talleres Tandil; a la asociación (por Apymet), las declaraciones de (el presidente, Gustavo) Dacovich”.
A las críticas de Porreca y Dacovich, les sumó las de “tantos otros que no han salido, pero que sabemos, porque recibimos a diario este cuestionamiento acerca de las tarifas, que están en el ojo de la tormenta, y esto pasó a ser una situación que estaba en el ojo de la tormenta”.
Farah confió que “le apuntaron a alguien que pertenece a un sector pero que, por equis circunstancia y por decisión propia, no quiero perder la identidad de donde vengo”.
El exsíndico negó no haber escuchado los pedidos de Apymet o de la industria, y admitió que “es ir a contra pedal”, debido a que “la situación es difícil y aun negociar en estas circunstancias estas deudas con estas tarifas, es difícil”.
Desde su triple rol de industrial, dirigente e integrante del directorio, Omar Farah argumentó que “trataba de encontrar un equilibrio entre las posiciones” y agregó que “los directores de la Usina tienen firmados documentos por su gestión, si le erran en la gestión, va en contra de los documentos. Responden a los accionistas. Y las empresas, por otro lado, no pueden pagar las tarifas. Se financia, pero hay que pagar intereses. Los intereses nos duelen a todos porque en el mundo empresario no rinde el interés. Es decir, en el pago a un proveedor no se habla de intereses, se habla de una deuda, de ver cómo se financia, cómo se soluciona. En esto no hay que pagar intereses, hay cosas que están arriba de la mesa de otra manera”.
Tras su explicación, reiteró que “traté de buscar ese equilibrio para que se entendieran de fondo las posiciones de ambas partes y poder ser un mediador en esta cuestión, teniendo la posibilidad de estar participando en la sindicatura de la Usina, en un rol mucho más allá de un cuestionamiento o no que tienen que hacer los síndicos y el rol específico del síndico dentro de una empresa, que es la legalidad de los actos del directorio y toda esa cuestión. Además, siempre el directorio nos permitió participar de alguna forma”.
Sobre la aceptación tardía de su renuncia, concluyó que “todo esto va sumando, va generando un desgaste. El Intendente tiene razón y creo que sería un irrespetuoso de mi parte si le dijera ‘no renuncio’ o alguna cuestión de este tipo. Creo, y terminé convencido el fin de semana, que ha llegado el momento de dar un paso al costado. Esta posición que tengo de doble actor, de un lado y del otro, me tenía absolutamente incómodo. Se pudo manejar mientras las tarifas no eran la vedette del problema y contribuyó mucho a encontrar un equilibrio entre ambas posiciones que hoy ya no tiene tanto resultado”.
Farah defendió que la Usina y sus autoridades siempre recibieron a los empresarios que plantearon sus problemas, “pero tiene que cobrar la factura. No se puede pagar a medias”. Auguró que “el directorio seguirá abierto como siempre”.
Por último, atribuyó los problemas de las industrias a los montos de las boletas, ya que la Usina “te da pedal, te da plazo. Te deja acumular dos o tres facturas vencidas y después te permite hacer acuerdos. El problema es que hacés los acuerdos, elegís la forma de pago, elegís la garantía, no te cuestiona sobre la garantía. A veces son más exigentes que otras por el monto de la deuda, pero es perfectamente negociable”. u
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