Los cuarenta de Mariano, crack del fútbol tandilense
González cumple cuatro décadas. Dueño de una trayectoria impecable, el capitán de Santamarina es un ejemplo de constancia, modestia y jerarquía.
El 5 de mayo de 1981, la futbolera familia González recibía a Mariano Nicolás, quien con el tiempo se transformaría en uno de los deportistas más importantes de la historia de Tandil.
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Hijo de un gran goleador ayacuchense como Daniel y de Mirta, fue el segundo de los cinco hermanos que nutrieron a la familia, después de Lucas y antes de Claudio, Pablo y Daniela.
Mariano dio sus primeros pasos como pequeño futbolista en la escuela Bambinos, empezó a jugar en cancha grande en Grupo Universitario y tras un breve paso llegó a Independiente, donde completó la etapa de inferiores y debutó en Primera División. De ahí, tras varios intentos, se sumó a las categorías formativas de Racing Club de Avellaneda, el club de su corazón.
Repasar en pocas líneas su trayectoria resulta imposible. Un par de años en la Primera de Racing le permitieron dar el salto al Palermo italiano, en las épocas doradas del club siciliano, que se clasificó para competencias europeas. De ahí pasó al Inter de Milán, para ser parte de una de las campañas más recordadas de la historia, la de la temporada 2006/2007, con récord de puntos ganados por un plantel repleto de estrellas.
El paso a Porto le permitió a Mariano alcanzar la idolatría del exigente público de los “Dragones Azules”. Allí fue campeón de la Liga en tres ocasiones, alzó tres veces la Copa de Portugal y dos la Supercopa. Además, se adjudicó la Liga de Europa en 2011, antes de volver a Argentina.
Estudiantes de La Plata, Arsenal de Sarandí, nuevamente el “Pincha”, Santamarina de su ciudad, Huracán, Colón de Santa Fe y otra vez el aurinegro son los pasos que fue dando en la última década. Ya sin la velocidad que lo distinguió en los primeros tiempos para desnivelar sobre un costado, sino en una posición más central y haciendo valer su lectura de juego.
Imposible dejar fuera de cualquier semblanza a su etapa en el seleccionado nacional. Elegido por Marcelo Bielsa, fue campeón en el Preolímpico de Chile, subcampeón en la Copa América de Perú (aquella del empate brasileño en la última jugada y posterior caída de la albiceleste por penales) y medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas, todo en un 2004 de ensueño. También Alfio Basile, años después, lo tuvo en cuenta en alguna convocatoria.
En la capital griega, recibió la medalla dorada a la par de Roberto Ayala, Gabriel Heinze, Carlos Tevez, Javier Mascherano, Andrés D’Alessandro y Javier Saviola, entre otros.
Mariano jugó de local en el Cilindro de Avellaneda, el Giuseppe Meazza y el estadio do Dragao. Visitó el Monumental y La Bombonera, las canchas de los otros grandes italianos y protagonizó los clásicos portugueses con Benfica y Sporting de Lisboa. Hoy, se entrena sin concesiones en el predio Centenario, busca hacer pie en el piso del San Martín y se enfoca en recibir a Villa Dálmine o visitar a San Telmo.
Fue dirigido por “Mostaza” Merlo, Osvaldo Ardiles, Bielsa, el italiano Roberto Mancini y el portugués André Villas-Boas; pero nunca olvida a aquellos maestros iniciales Daniel Dorta y Horacio Blanco, encargados de Bambinos; a Duilio Botella y al “Negro” Conti, que lo hizo debutar en Primera en Independiente.
En el pasado quedaron los viajes en vuelos chárter, con compañeros como Zlatan Ibrahimovic, Francesco Toldo, Javier Zanetti, Luis Figo, Walter Samuel, Álvaro Recoba, Maicon, Hernán Crespo, Marco Materazzi, Adriano, Esteban Cambiasso, Patrick Vieira, Dejan Stankovic, James Rodríguez, Nicolás Otamendi, Radamel Falcao o Ricardo Quaresma. Hoy, disfruta subirse al colectivo con sus compañeros de Santamarina para transitar las rutas argentinas y hacerle frente a la Primera Nacional. Con la misma humildad que lo llevó a ser parte de la élite del fútbol mundial.