Cuatro alumnos de Granja pasaron al nacional de la Feria de Ciencias con “Qué desperdicio”
Crearon un queso falso parrillero, a partir de los 130 kilos mensuales de desperdicios que se generan en la fábrica de la escuela. El grupo integrado por Ignacia Tuculet, Martina Arregui, Agustina Huarte y Gonzalo Boccazzi realizó la investigación, con el asesoramiento de los profesores Cristian Lecuona y Pablo Madsen. A fines de octubre, volverán a competir en Tecnópolis.
Cuatro estudiantes de sexto año de la Escuela de Educación Secundaria Agraria 1 “Dr. Ramón Santamarina” pasaron a la instancia final de la Feria de Ciencias con su investigación “Qué desperdicio” y a fin de mes competirán en Tecnópolis, Buenos Aires. Los alumnos detectaron que en la fábrica de lácteos de la institución se desechan 130 kilos por mes al emprolijar las hormas e idearon un queso falso parrillero como solución a la problemática ambiental y económica, y con destino a la comercialización.
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Los estudiantes Ignacia Tuculet, Martina Arregui, Agustina Huarte y Gonzalo Boccazzi, acompañados por los tutores Cristian Lecuona y Pablo Madsen, y la directora Jorgelina Preciado, le contaron a El Eco de Tandil los detalles de esta interesante iniciativa con la que los chicos buscan dejar su marca en la escuela.
Los estudiantes superaron las instancias local; la regional, que se desarrolló en Lobería; y la provincial, que tuvo lugar en Mar del Plata, con la presencia de 25 regiones educativas, 290 trabajos y 390 docentes que acompañaron a los equipos.
“Es como tirar plata”
En el Taller de Agroalimentos, los alumnos detectaron la problemática e iniciaron la investigación. Esta materia comprende chacinados, dulces y conservas y fábrica de lácteos, con cursadas por grupos y rotativas durante el ciclo lectivo. Los alumnos cursan una vez por semana cuatro horas, aunque para el desarrollo de la investigación, el grupo consensuó con profesores de otras asignaturas permisos para dedicarle más tiempo, sin descuidar el resto de la currícula.
A partir de las cursadas en el taller, observaron que en la fábrica de quesos de Granja se generaba un desperdicio a partir del emprolijamiento de las hormas de queso, en el proceso de prensado.
“Son bordes que se recortan por una cuestión estética y se desechan. Haciendo números y cuentas, observamos que se tiran alrededor de 130 kilos de queso por mes. Visto en dinero, es un número muy grande y es como tirar plata”, señaló Gonzalo Boccazzi.
Por su parte, Ignacia Tuculet explicó que comenzaron a investigar y concluyeron que podían fundir los recortes y producir un queso falso parrillero. “Es como una especie de provoleta”, graficó aunque aclaró que la provoleta se hace a partir del provolone.
Para la presentación en la Feria de Ciencias, el grupo llevó una réplica en cerámica porque no se autorizaba asistir con productos orgánicos. “Decidimos hacer una maqueta que permita apreciar nuestro producto”, dijo Martina Arregui y mostró la presentación envasada al vacío, con la máquina disponible en la fábrica de chacinados.
El proceso
Por su parte, Agustina Huarte dio detalles del proceso químico y de la producción. “Se espera a que los recortes sufran un proceso de acidificación y se baja el PH a un valor de 5 ó 7, que es ácido”, puntualizó.
La alumna de sexto año indicó que el próximo paso es colocar la materia prima en agua, se inyecta vapor caliente y se espera que los recortes alcancen los 65 grados de temperatura. Eso se funde y da posibilidad de amasar la pasta y agregar otros insumos. Ese paso hoy lo realizan de forma artesanal. “Se espera que en algún momento se pueda comprar una máquina industrial”, dijo.
El grupo realizó tres ensayos de queso falso parrillero, uno con pasas de uva, otro con nuez y otro con condimentos. “La Escuela Granja tiene una línea de productos de pasta dura, que es un queso saborizado, y lo que hicimos nosotros fue usar ese mismo preparado de condimentos para nuestro producto, que consiste básicamente en orégano, ají molido, pimienta negra y nuez”, describió Agustina Huarte.
Como siguiente paso, amasan la preparación, le agregan sal y la colocan en los mismos moldes que se utilizan en la línea de producción de la fábrica escolar. Aguardan a que se enfríe, y cuando se solidifica, permite fraccionar de acuerdo al tamaño que prefieran. El grupo optó por cortar en porciones 250 gramos por kilo de queso.
Las perspectivas
“Nuestra intención con este proyecto es que el maestro quesero pueda seguir elaborándolo cuando nosotros ya no estemos en la escuela. El objetivo del proyecto es introducirlo en el mercado regional como un nuevo producto”, adelantó Gonzalo Boccazzi.
Y Agustina Huarte evaluó que “una provoleta de 250 gramos tiene un costo de entre 60 y 70 pesos, compitiendo en el mercado contra uno de más de cien pesos. Obviamente no es lo mismo, porque la más cara es a partir de un queso que se destina exclusivamente a eso, pero es una alternativa barata”.
Sin embargo, agregó que “lo más importante es solucionar problemáticas, la ambiental porque eso se desecha, y una económica. Últimamente, lo que también pudimos concluir, es que con toda la movida que hay por mejorar todo el tema de la basura y los residuos, la problemática ambiental compite realmente con la económica”.
Por otra parte, desde la cooperadora se comprometieron a hacer los posible por adquirir la máquina industrial para producir estas falsas provoletas, siempre que el proyecto prospere y tenga repercusión.
En ese último aspecto, Agustina Huarte consideró que “además, la escuela se beneficia porque es algo que se escapa de la línea de producción y que puede ser utilizado de una forma rentable, porque en insumos no tenemos costos. Estamos usando algo que antes se desperdiciaba y el costo de la sal es mínimo, ya que nosotros usamos en un kilo de queso 18 centavos de sal. Es muy poco”, y aclaró que el nuevo producto no tiene desperdicios.
A Tecnópolis
“Nos espera la instancia nacional que es a fines de octubre, que son tres días en Tecnópolis, Buenos Aires”, adelantó Martina Arregui.
En tanto, Ignacia Tuculet señaló que “desde la primera instancia, los evaluadores no tenían muchas cosas para corregirnos, nos decían que el trabajo estaba muy completo y siempre las observaciones eran seguir con el trabajo. Nos hablaron un poco de marketing, en la última instancia, y preguntaron si era la primera vez que participábamos en la Feria de Ciencias porque la carpeta de campo estaba muy completa”.
Además, Agustina Huarte destacó que “en Tecnópolis vamos a representar a la Región 20, que abarca San Cayetano, Necochea, Balcarce y Tandil”.
Los cuatro alumnos, agradecieron el apoyo de compañeros, profesores y directivos, y resaltaron los aportes del asesor científico Cristian Lecouna y del tutor Pablo Madsen, que además es el maestro quesero de la escuela.
Ahora, con este interesante desafío, los cuatro estudiantes se proponen dejar su marca en la escuela y que el falso queso parrillero se produzca en la misma escala que los recortes de queso, pero además que se instale en el mercado regional.