Gastronómicos a puertas cerradas y con obligaciones a cumplir que no se cubren con las ventas delivery
El Estadío Rojo no permite la apertura de restaurantes, con la noticia de un día para otro debieron feezar y organizar los alimentos ya adquiridos. Así como comprenden la situación, esperan solidaridad y acompañamiento para sostenerse. Con el 50 o 25 de la disponibilidad de mesas venían trabajando “bien”, pero todo se desvaneció al menos por siete días.
Con la marcha atrás en el Estadio epidemiológico de la ciudad, que llevó a posarse en Rojo, los locales gastronómicos debieron cerrar sus puertas y volver a apostar a la venta por delivery o take away. Muchos con compras de alimentos ya hechas para un fin de semana que pintaba ideal para comer afuera.
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“Separando la cuestión sanitaria, que es una decisión correcta la que se tomó porque para eso se implementó el nuevo sistema y está bueno, a nosotros pasar al Estadio Rojo nos mató”, aseguró Enzo Rabe, dueño de Ladran Sancho.
Tal como señaló, esto hace que se vuelva muy difícil para el empresario poder planificar, porque mientras los días transcurrían en bonanza no se imaginaban que de un día para otro todo podría cambiar. El tener que inactivarse por unos días, en principio siete, hace que además se vuelva dificultoso poder cumplir con todas los compromisos.
“Tenemos un montón de obligaciones a las que responder, pero para con nosotros hay muy pocas”, señaló, agradecido con el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), pero advirtió que es insostenible mantener la estructura de un restaurante trabajando solamente con delivery.
En este aspecto, destacó que vienen trabajando muy bien y les ha facilitado el sistema la creación de la nueva página de web, por donde hacen muchos pedidos. De todas maneras, aseguró que esto no alcanza, necesitan de tener gente en el salón. “Nosotros no solamente vendemos comida sino una experiencia gastronómica”, enfatizó, recalcando el corazón del negocio es el restaurante.
Un alquiler guardado en la heladera
Sin esta posibilidad de que las mesas, aunque sea al 25 o 50 por ciento de su capacidad, puedan ser ocupadas Rabe garantizó que se vuelve demasiado complejo afrontar los costos fijos que tienen, como los sueldos, el alquiler y los impuestos. “Es deuda tras deuda y se hace muy duro”, lamentó.
Con respecto a las compras, si bien cada comercio tiene una realidad distinta, en su caso particularmente no han tenido que descartar mercadería. Lo que sí les ocurrió fue que compraron un montón de cosas, como carne por ejemplo, que debieron freezar, pero que si hubieran previsto la situación no la hubieran adquirido.
“No me compro 30 kilos de carne si voy a usar dos, porque es plata que se hubiera aprovechado para pagar los sueldos, la luz o el gas. Tengo un alquiler metido adentro de la heladera por diez días”, figuró respecto del monto que gastó.
Asimismo, como una problemática que se suma, señaló que muchos de los precios están subiendo mientras que ellos tratan de generar promociones y volverlos tentadores para que los clientes vayan y poder trabajar. “De repente te equipas para hacer una promo, pero al otro día te cerraron y al siguiente vienen los proveedores a cobrarte y hay que pagar”, contó, asumiendo que en algún punto la cadena de pagos se rompe.
En sintonía, el propietario de El Bodegón del Fuerte, Franco Cabrera, manifestó que es una situación de fuerza mayor con la cual hay que ser conscientes y acompañar, pero que necesitan que la solidaridad del Estado sea recíproca hacia ellos.
Aquí, en conversación con EcoTV, señaló que con su personal están aprovechando la pausa para pintar y acondicionar el lugar, con limpieza general y acomodamiento de los alimentos frescos y lo que está en producción para sacar a medida que se va vendiendo.
El alto costo de “aguantar”
Ambos empresarios coincidieron en que necesitan urgentemente algún tipo de acompañamiento, considerando primordialmente que lo referido a tasas y servicios se podrían prorratear, tal como vienen reclamando desde hace ya un tiempo.
Si no es posible una especie de subsidio, apelaron mínimamente que se les permita dosificar los pagos, sin intereses. Al respecto, el dueño de Ladran Sancho recordó que ya no cuentan con el beneficio de las cuotas que ofreció un tiempo la Usina, por lo que este mes además del total de la factura de luz debe afrontar las cuotas anteriores.
Asimismo, destacó que algunas tasas municipales les han sido “perdonadas” y además significan un costo bajo. “Lo que a nosotros nos hace la diferencia son los sueldos, el alquiler, la luz y el gas”, detalló, reforzando que las últimas dos son las que están “ahorcando a todos”.
Así, se suman responsabilidades que si no se asumen en tiempo y forma corren el riesgo de no poder trabajar como corresponde, ya que no pueden abrir sin luz ni gas.
Además, Rabe aseguró que la idea es tampoco fallarle al personal. En su caso son actualmente siete personas las que conforman el equipo, que si bien no es necesaria toda la plantilla, tratan de conservar a todos.
Por su parte, Cabrera explicó que con los créditos está sucediendo que cuando logran acceder a alguno de estos beneficios, ni bien el banco otorga el monto, la Provincia les retiene automáticamente los Ingresos Brutos y “se queda con un 2,5 por ciento del valor”.
“Sentimos que tenemos el cien por cien de las obligaciones, pero no el derecho a trabajar”, subrayó, mencionado lo mismo que su par, asegurando que lo único que generan es deuda.
La gente está cuidada
El tiempo que pudieron estar abiertos dentro de esa nueva “normalidad” que se instauró en casi todo el mundo, se notó una buena afluencia de público y celebró el acompañamiento de la gente. Los gastronómicos destacaron que sí se notó la disminución en los días que se registraron algunos brotes altos, pero que el repunte fue notable, sobre todo desde junio.
“En julio y agosto prácticamente no perdimos plata, salimos casi hechos, pero ya en septiembre decayó”, según el detalle del dueño de El Bodegón.
“Estábamos lejos de lo ideal pero trabajábamos”, dijo Rabe y sabiendo que la mayoría de los contagios sucedió en reuniones sociales, sostuvo que lo esencial es que la gente entienda que no hay que relajarse. En este sentido, diferenció entre los encuentros que puedan darse en una casa o un restaurante, ya que en los últimos hay otro tipo de recaudos.
Según entendió por el mensaje del propio público, las personas confían en los lugares gastronómicos porque allí se sienten seguras, sienten el énfasis en los cuidados. “Somos muy exigentes con eso, como bloque insistimos mucho en las medidas de control tanto en el personal como en los clientes, y eso es un punto a favor”, consideró.
Por otro lado, las autoridades municipales y del Sistema de Salud señalaron que en principio la medida sería por una semana, pero en caso de que deba extenderse, el empresario dijo que tratarán de “aguantar” a un costo personal alto. Si la perduración del Estadio Rojo es mayor, admitió que no saben qué harán, pero aseguró que se irá tornando cada vez más complejo.