Víctima de otro robo, la titular de Vieja Cantera dijo que está “cansada de remar” y evalúa cerrar
Ayer por la tarde, un joven violentó la puerta del depósito e ingresó a robar. Si bien el botín no resulta significativo, Graciela Silvagni sostuvo que la zona de El Calvario es insegura y de noche se transforma en “tierra de nadie”. Atribuyó la pérdida de clientes a la inseguridad, pero además apuntó a la falta de servicios públicos pese a los esfuerzos que realizan los prestadores turísticos.
El delito volvió a golpear ayer al emprendimiento turístico y gastronómico Vieja Cantera, ubicado en Monseñor de Andrea al 300, al pie de El Calvario. A la situación económica se suma la inseguridad de la zona, que repele a los clientes, y su titular, Graciela Silvagni, adelantó que podría cerrar las puertas. “No se puede laburar así”, lamentó.
Recibí las noticias en tu email
El robo de la víspera fue menor, ya que el joven delincuente que forzó la puerta del depósito y recorrió varios salones del complejo gastronómico sólo se llevó el cambio de la caja registradora y unos 1900 pesos que estaban preparados para pagar el seguro.
“Estaba en el cumpleaños de mi sobrino, y me llama el chico que cuida coches y me dice que aparentemente entró un joven por la puerta del depósito, la pateó y entró. Lo vio porque ladraron los perros; lo siguió y le tiró una botella de cerveza que lo puso en fuga”, relató la damnificada.
La dueña del lugar llamó al 101 Emergencias y los móviles llegaron enseguida. “Me vine desde el cumpleaños que era en La Elena, en bici, así que tardé una media hora”, explicó y confirmó que una vez allí, constató que “habían entrado. Reventaron la puerta del depósito que da a la casa de los curas, en El Calvario”.
Agregó que el intruso “revisó todo” el lugar, desde el entretecho, la cocina y hasta el botiquín. Preparó el equipo de sonido, con parlantes, para llevárselo y finalmente sólo tomó “la plata del seguro que estaba preparada para que pase a cobrar el chico y el cambio de la caja”, confirmó la víctima.
Ahora deberá afrontar los gastos por la rotura de la puerta, ya que la cerradura no sirve más. Anoche aguardaba que fueran a soldar la abertura para que quedara sellada hasta su reparación.
Si bien el local cuenta con alarma, no estaba activada porque el encargado se retiró media hora antes del robo, cuando terminó de realizar algunos pedidos a proveedores, y otra trabajadora que estaba en el sector de regionales también se fue en los instantes previos al violento episodio.
Desde Vieja Cantera estimaron que los podrían haber vigilado, porque el ladrón ingresó minutos después de que el salón quedara solo y sin la alarma activada.
Si bien el establecimiento no cuenta con cámaras de seguridad, la policía ya tramitaba imágenes que pudo captar un dispositivo de videovigilancia del Centro de Monitoreo del Municipio.
Graciela Silvagni indicó que “según dijeron (la policía), venían de intentar ingresar en dos casas ubicadas en Chaco al 500 y en Bariffi”.
La huida
Mauricio, el cuidacoches de la zona, fue muy hábil al detectar que algo sucedía en Vieja Cantera. “Se asustó porque incluso, escuchó que los perros estaban ladrando y fue a ver. Ahí es donde le tiró con un botellazo, y (el ladrón) disparó”, refirió la dueña del comercio gastronómico.
Mauricio está en el lugar desde que tenía 8 años, entonces conoce todos los movimientos y disponía del número de celular de Graciela Silvagni, lo que le permitió avisarle de inmediato.
“De noche es tierra de nadie”
Por otra parte, la prestadora turística confirmó que ayer sufrió el tercer robo desde el 1 de mayo de 2009, fecha en que tomó las riendas de Vieja Cantera. Recordó que en uno de los atracos anteriores ingresaron por la puerta principal, rompieron los vidrios y se alzaron con el equipo de audio y un televisor, en tanto que el otro fue por el sector de la parrilla donde los ladrones se cortaron para asirse de una computadora.
La particularidad de El Calvario es que de repente recibe mucha afluencia de gente y en otros momentos es muy solitario. “Acá de noche es tierra de nadie”, describió Silvagni y confirmó que cierra a las 0.30, “porque la gente tampoco anda tanto por esta zona, como hacía antes”.
Admitió que “desde que pusieron cámaras en la esquina, estamos un poco más tranquilos”, pero cuestionó que “acá no hay policía. De noche no hay nada. Los ves en Semana Santa, paseando. Las dos chicas de la Policía Local estaban ayer en la vereda de enfrente y hoy ya tienen otra zona. Entonces es arreglate como puedas”.
Confirmó que la inseguridad influye en que haya mermado la cantidad de clientes y aseguró que los tandilenses evalúan antes de ir de noche hasta el acceso a El Calvario. Sumado a eso, refirió que hay casos reiterados de arrebatos de celulares y bolsos por parte de chicos que se mueven en moto o bicicleta.
“Estas cosas te acobardan y te cansan”
Por otro lado, Graciela Silvagni se mostró dolida por la situación que le toca afrontar y afirmó que tuvo contacto con integrantes del Gobierno municipal para solicitar apoyo.
“Lo hemos planteado y Alejandro Bonadeo (director de Turismo) tiene siempre buena predisposición. Incluso, con el tema de los baños, porque los sanitarios de El Calvario normalmente están cerrados. Entonces, los baños de Vieja Cantera se convierten en los del paseo”, contó.
Y agregó que “estamos siempre en contacto por diferentes temáticas, y él se pone la camiseta, hace gestiones y aparecen soluciones que no son definitivas. Ese es el tema. Entonces, por ahí en el momento de Semana Santa o que hay vacaciones de invierno, se ve afluencia de gente, más movimiento, y hay más seguridad. Pero llegada la noche, como El Calvario es un paseo diurno, es tierra de nadie. Se meten por cualquier lado a El Calvario y pasa cualquier cantidad de cosas”.
Desde lo comercial, ratificó que en estos momentos sólo se reactiva el negocio en Semana Santa o en fechas en que arriban muchos turistas, por lo que deslizó la posibilidad de cerrar. “Estoy cansada de remar. Prefiero vivir tranquila. No le pido nada a nadie, pero no se puede laburar así. Ni con el tema de seguridad, ni con varios temas”, dijo conmovida.
Evaluó que “los prestadores turísticos somos colaboradores con el Municipio, con las autoridades. Ponemos esfuerzo, ideas y ponemos plata muchas veces, incluso somos la única actividad que se puso una tasa. Pagamos una tasa al turismo y el Instituto Mixto, con esos fondos, hace la promoción del destino. Entonces nosotros le estamos contando al país que somos un destino seguro, un destino lindo, en donde se puede disfrutar la familia, y por otro lado, no lo estamos cuidando, ni desde los servicios públicos, ni desde la seguridad, ni desde muchos lugares”.
En el final, Graciela Silvagni, quien le puso mucha energía a su emprendimiento y al turismo en su conjunto en favor de la comunidad, expresó que “estas cosas te acobardan, te cansan”.