Las luces se apagaron, los gritos comenzaron, Marilina salió al escenario para darlo todo, en un jueves, donde el Centro Cultural Universitario iba a ser poseído por el rock, el pop, la elegancia, la rudeza, el poder y, sobre todo, el glamour de una artista que pareciese venir de los 70s, invocando a Janis Joplin, PJ Harvey, la elegancia de Bjork , hasta Debbie Harry, incluso el poder de esta artista pareciese que si quisiera podría transformarse en una Wendy O Williams con el menor esfuerzo.

Fotos: Mariano Forconi > Instagram @mariano.forconi.ph
Cobertura para El Eco > Instagram @algo_suena_ 

El show comenzó cerca de las 21.30 con “Es poderoso”, “Pensando en ayer”, “La cena” y ”Cosa mía", tema tras tema, sin parates ni muchas palabras, con seducción y mucho rock and roll.

La excusa perfecta fue la presentación de su último disco, “Mojigata”, que reversionaron durante la noche, sumando temas de sus dos anteriores discos: “Prender un fuego”, de 2018, y "Sexo con modelos”, de 2016.

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Los temas que siguieron fueron “Claro ma”, “La casa de a”, “Córrete”, “Remis”, “Enterrate” y "Amuleto", que fue grabado con la artista chilena Javiera Mena.

Se acercaba el final de un show que dejó sudor y euforia por una banda que hacía rato que queríamos que se presentara en nuestra ciudad.

Los últimos fueron “¿O no?”, “Y deshacer”, “Racat” y “Mdma”, para despedirse entre el público al grito de “Vivo estando loca y ya no pega más, ¡¡¡uh ya no pega más!!!”. 

Una hora y 17 temas después, el show llegó a su fin. Intenso, satisfactorio en cuanto a performance, y con la certeza de que fue una invitación al presente y al futuro de una artista que tiene mucho para dar. 

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