Vaginismo y toxina botulinica

Por Dr. Martín Á. Fernández (Especialista en Cirugía Plástica y Reparadora. Director Médico de Hope Aesthetic. Director de Área Quirúrgica Clínica Modelo de Tandil)
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl vaginismo es la contracción involuntaria y dolorosa de la musculatura vaginal en respuesta a su estimulación de forma que imposibilita de forma total o parcial su penetración, lo que condiciona tremendamente las relaciones sexuales, el desarrollo de la identidad, la vida privada y social.

El vaginismo puede ser primario si ha existido desde la primera vez que se ha intentado una penetración o secundario si previamente se habían tenido relaciones completas sin problemas relacionados al dolor.
Importancia de un buen diagnóstico
Existen otras situaciones que es fácil confundir con un vaginismo, como es el caso de alteraciones patológicas del himen respecto a su consistencia, himen rígido “en tabla o de madera”, o respecto a su forma como un himen tabicado, ya que cursan con dolor durante la penetración, pero cuyo tratamiento es quirúrgico (cirugía convencional o láser de CO2).
Una confusión con respecto a una u otra patología puede retrasar o impedir el tratamiento de forma adecuada con resultados nefastos para la vida sexual y personal de la mujer que lo padece.

Para ello es fundamental contar con un ginecólogo especialista que pueda estudiar el caso con la delicadeza que amerita y tomarse el tiempo para llegar al diagnostico correcto
Tratamiento del vaginismo
Aunque puede ser multifactorial, una vez realizado el diagnóstico, el protocolo terapéutico comienza con psicoterapia.
En el momento que el psicoterapeuta considere adecuado, es conveniente ir haciendo un acercamiento a la penetración vaginal.
Para ello se han usado tradicionalmente dilatadores vaginales.
Así mismo se complementa con kinesiología y fisioterapia, algunas escuelas utilizan además de las penetraciones guiadas, los ejercicios de Kegel, para identificar y tonificar los diferentes músculos del piso pélvico. Parece contradictorio que se tonifiquen los músculos, siendo que la contracción muscular genera el dolor, pero tomar conciencia de que cada músculo, parece mejorar el autocontrol.
Nueva alternativa terapéutica
Cierto porcentaje de mujeres no logran superar las barreras para disfrutar de una vida sexual sin dolor. Para esas personas hoy se está empleando cada vez más, la aplicación de toxina botulinica en la musculatura vaginal afectada.
La toxina botulínica, mal llamada botox, al igual que cuando se infiltra en cualquier otro músculo del cuerpo, interrumpe la información en la placa nerviosa, de forma que el músculo infiltrado no se contrae o se contrae más débilmente, con lo que rompemos el círculo vicioso de contracción-dolor-miedo-más contracción.
La aplicación se realiza en consultorio, si bien no demora mas de 10 minutos, debe ser tomado con calma para que no sea un evento traumático y se logre superar el acceso vaginal para realizar la infiltración en los músculos que lo rodean.
Normalmente es suficiente con una sesión pero en algunos casos que presentan un músculo hipertrófico y con demasiada contracción se realiza una segunda aplicación al mes.
Sus efectos son transitorios, de entre 4 y 6 meses de duración, tiempo en el que la paciente debe ir rompiendo el círculo vicioso del dolor y el miedo a la par que continúa con la terapia psicológica. Sin embargo algunas pacientes ya logran revertir su problema con una sola aplicación.
Está claro que en el vaginismo la toxina boulínica es una terapia coadyuvante a la terapia psicológica, que debe ser introducida en el momento adecuado, y que, sin esta, no tiene valor.
Las personas que se someten a tratamientos con toxina botulinica y tienen resultados, nos entregan testimonios optimistas sobre como les cambio la vida, lo que nos alientan a seguir trabajando en esta línea terapéutica.